🌆 OS - III FETICHES

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Al principio, a Tsukishima si no le hablabas, parecía un chico tranquilo y solitario. Si entablas una conversación con él, te diría las cosas algo molesto y sin ganas de seguir hablando. La gran mayoría de las personas llegan a ese punto, sin embargo, hay alguien logró conocer cada aspecto y detalle detrás de aquello. Yamaguchi Tadashi.

Ese tierno chico que si está feliz, el mechón en su cabeza empieza revolotear. Era tímido, pero tras hablar animadamente con él, te podías desenvolver de apoco entrando en confianza.

Tras tantos años de ser amigos, Tadashi aprendió de Kei y viceversa. Luego, a los 14 años decidieron volverse pareja, ya que tras aprender uno del otro y también sobre la sexualidad, no vieron otro obstáculo como para no estar juntos. Sus muestras de cariños eran mínimos, tenían que acostumbrarse a aquello para dar todo su amor, Yamaguchi al principio no quería ser hostigoso, pero logró desenvolverse con él tras las noches de pijamada que tenían.

Y ahora, que tiene 16 años experimentan nuevos cambios en sus cuerpos, antes también los tenían, sin embargo ahora están a flor de piel. Sus cuerpos parecen dos imanes opuestos que se atraen, cuando están solos no pueden dejar de tocarse por encima o besarse sin fuego de por medio; y cuando están público, sus ojos se conectan, y como si existiera la posibilidad de leer sus mentes, expresan todo que aquello que esperan al estar solos. En los entrenamientos es peor, sus disimulados coqueteos en los descansos eran más que suficientes para terminar en la cama de uno de los dos; a veces uno de los dos era atrapado por uno de los chicos, que no podían dejar de morderse el labio ante los "provocativos" movimientos del otro.

Y ese día no es la excepción, aquellos chicos no podían de dejar de rozarse sus manos durante el camino. Sus ojos estaban por experimentar uno de los tantos deseos de Kei. Ver a Yamaguchi con falda. Y el pecoso estaba también emocionado, así que no podía esperar a llegar a su casa, que estaría sola por tres días.

[•••]

El peliverde estaba en el baño de la casa de Tsukishima. Se miraba una y otra vez en el espejo para ver cómo le quedaba la falda corta que encontró en el guardarropa femenino de la escuela, y cada vez que lo hacía, no sé convencía de su imagen. Pensaba que tenía piernas gruesas como para usarlas, sus pecas se encontraban más situadas en ellas y no tenía cintura como para demostrar curvas "llamativas" y "sexys"; además la camisa de la escuela que llevaba estaba con un nudo un poco más arriba de donde estaba el cierre de la prenda inferior, ésta llevaba dos botones desabrochados. ¿Y pensar que eso se vería desagradable? Que equivocado estaba, pues todo eso dependería de la persona que estuviera viendo, y para el rubio, todo lo que llevara su estrella sería tierno, sexy o ambas.

- Tsukki no estoy seguro de ésto...- dijo desanimado aún dentro del baño, hablándole a través de la puerta.

- ¿Eh? ¿Por qué?.- preguntó, al segundo de escuchar aquello, confundido.

- P-Porque me veo feo...- dijo en un tono triste, Tsukki suspiró y se acercó a la puerta abriéndola despacio hasta mostrar totalmente el cuerpo del más bajo.

Jamás en su vida, había visto una obra de arte que radiara tanto erotismo.

Con la cabeza inclinada hacia abajo con un sonrojo en todas sus mejillas que se extendía a sus orejas y cuello, con su manos tratando de estirar un poco más su falda. Para el rubio, había tanto que tocar y explorar, que no sabía por dónde comenzar. Con su mano derecha levantó el mentón, la mirada lujuriosa que le dirigió el más alto, fue suficiente para dejar sus "defectos" y seguirle la corriente.

Porque con esa simple mirada lo sabía todo, porque sabía que Tsukishima lo aceptaría sin importar la sexualidad, decisión o gustos que tenga, incluso si esto era parte de algo informal. Porque sabía que el rubio ahora mismo y siempre le diría que sí, aún después de todos los defectos que él creía que tenía.

𝘛𝘴𝘶𝘬𝘬𝘪𝘠𝘢𝘮𝘢 𝘏𝘦𝘢𝘥𝘤𝘢𝘯𝘰𝘯𝘴 [𝘏𝘢𝘪𝘬𝘺𝘶𝘶!! | 𝘛𝘚𝘒𝘠𝘔]Where stories live. Discover now