Capítulo 5

967 85 12
                                    

***(Capítulo editado)

Pasaron 10 minutos (contados) desde que se fueron. No podía hacer nada así que decidí aprovechar la oferta.

Al entrar al baño intenté no tener ese pensamiento pero... ¿eran ricos? Porque esa ducha era más grande que mi habitación del orfanato.

Había un espejo arriba del lavamanos y varios estantes donde había diversos productos de quién sabe qué. La bañera era un poco más grande que yo y la ducha era normal. Lo único normal que había aquí.

Que tu no hayas tenido esto no significa que no sea normal.

¿Cuándo te callarás?

Vivo dentro de ti querida, la respuesta es nunca.

Paciencia Lia, paciencia. No te vuelvas loca. No lo hagas. -Susurré para mi misma.

Estás hablando sola. Yo considero, desde mi punto de vista verdaderamente honesto, que sí, estás loca.

Pues nada, tendré que vivir con esto. -Volví a susurrar mientras me quitaba la ropa.

Me quedé viendo mi reflejo por unos minutos. Estaba sucia y con algunos rasguños. ¿Cómo me los hice?

Misterios de la vida.

Entré en la ducha y me quedé sumida en mis pensamientos.

¿Y si salía por la ventana?

No, no. Antes me había asomado y de allí no salía viva.

¿Y si corría hacia la puerta y salía?

¿Tan tontos crees que son los chicos? La tendrán cerrada.

No ayudas.

Tú tampoco con tus ideas tan magníficas.

Sintiendo que había estado demasiado tiempo en la ducha, salí con una toalla. Elegí una camiseta que me llegaba hasta las rodillas y unos shorts. Poniéndome la ropa interior negra recordé algo.

Corrí a rebuscar entre los cajones en busca de mi móvil, si lo encontraba podría llamar a Sandra y ella a la policía y luego...

La puerta se abrió bruscamente haciéndome sobresaltar y de ella entró un chico de unos 15 años. Muy mono la verdad, tenía.... Espera, yo estoy en ropa interior.

Él se sonrojó pero no se movió, corrí y cogí la toalla para taparme. Pero pensándolo mejor, yo iba técnicamente así a la playa (íbamos los fines de semana junto algunos maestros) así que me quedé quieta y le grité:

-SAL, AHORA!

Salió disparado.

Para qué negarlo, fue divertido.

Sonriendo divertida tiré la toalla al suelo y me puse la ropa.

Dejando el tema del móvil aparte, me dispuse a salir ya de la habitación.

Al salir, un olor nuevo inundó mis fosas nasales. Me encontré con un pasillo largo con habitaciones a los lados. Seguí ese trayecto y encontré las escaleras. Mientras bajaba escuché voces por la derecha, dirigí mi mirada hacia allí y encontré a los chicos sentados en un sofá blanco y negro.

Dylan estaba hablando tranquilamente con Nathan y sorprendentemente Jack estaba conversando con el chico que entró accidentalmente a mi habitación

Perdón, a LA habitación.

Estaba riendo y desde mi punto de vista, se veía más atractivo con esa sonrisa en la cara.

Dejé de mirarlo y me fijé en Christian que ocupaba un semblante serio. No le había quitado ojo hasta que escuché un suspiro y un <<por fin>> de Nathan. Entonces Cristhian despegó la mirada del suelo y la dirigió a mi.

Mi Nombre Es Lia [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora