Daenerys (14)

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El trono era suyo.

Era lo que pensaba cada vez que su hombro la molestaba, cada que le punzaba de dolor, Daenerys se repetía esas palabras. Se había ganado una herida pero el trono era de ella.

La reina estuvo intentando ignorar el dolor que sentía en el hombro, se había retirado la flecha cuando estuvo segura de que había ganado la batalla, la atendieron inmediatamente y ahora se encontraba descansando en la habitación del rey en la Torre de Maegor. El Gran Maestre le limpió la herida y la dejó estable en sus nuevos aposentos.

Tocaron la puerta y al abrirse, Sansa entró. A Daenerys se le escapó una sonrisa cuando la vio. La pelirroja se acercó a la cama en donde Dany estaba acostada y le sonrió de vuelta.

—¿Cómo estás? —Le preguntó.

Daenerys intentó sentarse pero el movimiento de sus brazos hizo que su hombro volviera a doler. Cerró los ojos ante la punzada y con su otra mano se sobó sobre los trapos que hacían presión en su brazo izquierdo.

—Estaré bien —asintió la reina.

Sansa se había acercado con una expresión de preocupación y trató de ayudarle a poder sentarse.

—Debemos pedirle a Gendry que te haga otra armadura —dijo Sansa sentándose en la orilla de la cama.

—Espero no tener que usar armadura de nuevo —negó Daenerys.

Sansa le sonrió.

—Nunca se sabe.

—Bueno —dijo Dany—, necesitaré que se la pidas a tu futuro hermano ante la ley, entonces.

—Arya rechazó la propuesta de Gendry —Sansa suspiró—, pero no hay que descartar la posibilidad.

Daenerys levantó ambas cejas, podría apostar a que Arya aceptaría casarse con Gendry porque cuando estaba con él se volvía un poco menos molesta.

—¿Por qué lo hizo? —Quiso saber mirando a la pelirroja.

—Le parece que es muy joven para casarse —Sansa se encogió de hombros—, recuerdo tener catorce años cuando me casaron con Tyrion.

Daenerys le sonrió.

—Yo tenía exactamente esa edad cuando me casé con Drogo —dijo—. ¿Cuántos días del nombre ha celebrado Arya?

—Para ahora serían dieciocho —respondió Sansa suspirando—. Como sea, admiro su decisión.

Dany asintió estando de acuerdo, sabiendo que si a ellas les hubieran preguntado si querían casarse, ambas hubieran contestado lo mismo que Arya.

—¿Así que Gendry se quedará en Invernalia mientras Arya estará ahí? —Preguntó Daenerys—. ¿Cómo resolverán su tensión?

—No necesitas estar casado para resolver eso —respondió Sansa.

—No creo que me haya explicado bien...

—Entiendo a lo que te refieres —asintió la pelirroja—, y mi respuesta es igual.

—¿Crees que estén enamorados? —Dany preguntó luego de un silencio pequeño.

—Estoy segura —rio Sansa—. Pero no necesitan casarse para que se sepa que están enamorados... Lo que sería horrible es que se casaran sin estar enamorados.

La mirada de Daenerys cayó en la de Sansa, la reina tragó saliva y parpadeó muchas veces.

—Jon y yo...

—No estaba hablando de ustedes —Sansa rodó los ojos—. Los matrimonios suelen ser distintos, puedes casarte y nunca amar a tu esposo o casarte sin amor al principio y luego lo vas construyendo mientras pasan los años... Mis padres, como ejemplo.

Reinas de PonienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora