155.Taurus 37

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Todos los personajes y la historia pertenecen a JK Rowling

POV TAURUS MALFOY 37

—Quiero a Padre, pero no es un Dios. Se equivoca en muchas cosas y tiene una visión del mundo muy antigua y prejuiciosa. —explicó Draco. —No somos adultos, pero tampoco somos unos niños. No puedes excusarte en tus malas acciones porque es lo que Padre espera de ti.—

—La familia es lo primero. Tengo que ser fuerte y hacer cosas que no quiero para proteger a nuestra familia. —repliqué.

—No sé que tiene de fuerte hacer todas las cosas que quiere padre como su perrito faldero. —dijo con dureza Draco. —Cuando recapacites, te estaré esperando con los brazos abiertos.

No me dio tiempo a contestarle. Mi hermano ya se había girado e ido en busca de sus amigos.

Saqué de mi bolsillo la nota que me había dado la sangresucia. Habían condenado al hipogrifo a muerte. 

Miré al techo de la mugrienta y abandonada tienda haciendo memoria de como empezó todo.

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FLASHBACK AMBIENTADO ENTRE EL CAPÍTULO 145 (HERMIONE 34) Y EL CAPÍTULO 146 (DRACO 34)

Por fin, hoy me quitan la escayola, tengo unas ganas tremendas de volver a patear el trasero al cara rajada en el quidditch este fin de semana. Y esta vez sin que intervenga ningún elfo doméstico. Aunque antes me tienen que hacer una prueba radiológica para confirmar que los huesos de mi brazo se han curado.

Para mi asombro, en la enfermería no está la señora Pomfrey, sino ... ¡mi padre! ¿Qué rayos está haciendo él aquí?

—Padre... —dije arqueando una ceja confundido. —¿Qué haces aquí?—

—Me he tenido que enterar por los Goyle que una bestia te ha mandado a la enfermería. He quedado como un estúpido por no saber de qué hablaban. ¡Qué vergüenza he pasado! —dijo mi padre, cerrando la puerta de la enfermería e insonorizando la habitación.

—Lo siento, Padre. No quería preocuparte por algo de tan poca importancia. —dije apenado.

—Es hora de hacerle pagar a Dumbledore la humillación que sufrí el año pasado. —continuó diciendo Padre. —He presentado una queja ante la dirección del Consejo Escolar de Hogwarts por el ataque del hipogrifo. No he podido hacer que despidan a su gigante lacayo, pero la bestia sufrirá las consecuencias de los actos del viejo. El 25 de octubre tenemos la vista ante la Comisión para las Criaturas Peligrosas. —

No. Esto no podía ser. Yo quería acabar con Dumbledore, pero no de esta manera, no recurriendo al victimismo. A parte, no quería cabrear innecesariamente al director. Sabía de mis negocios de apuestas y probablemente también de mis trapicheos con exámenes y apuntes

—Ese día jugamos contra Gryffindor... —dije mirando al suelo, tratando de pensar en algo para hacerle ver que no era una buena idea

—Con ese brazo, no estás en condiciones de jugar. Draco lo hará tan bien o incluso mejor que tú. Necesito que testifiques en contra de la bestia. —me ordenó mi padre.

—Pero ya estoy bien. Hoy me quitan la escayola. Además, no fue culpa del hipogrifo. Fue culpa de la idiota de Parkinson. —dije esperando que cambiara de opinión mi padre. 

—Taurus, Taurus, Taurus. —dijo mi padre emitiendo un suspiro. Inmediatamente después, me cogió por el cuello y apretó con fuerza costándome respirar. —No me importa de quien fue la culpa, Taurus. —siguió Padre con una expresión fría como el hielo. —Testificarás ese día. Y mentirás si es necesario. —me soltó dejándome marcas en el cuello. —Eres menor de edad, así que no pueden darte Veritaserum para comprobar que dices la verdad.—

Tomé una bocanada de aire, agradeciendo poder volver a respirar con normalidad. Luego me toqué el cuello donde estaban las marcas. 

Piensa, piensa, piensa. Tengo que evitar este juicio. Mmmm, ¡ya lo tengo!

—Pero Padre, cuando vean que ya me he curado del todo desestimaran el caso. ¿No sería mejor seguir con el plan y esperar a que recupere los recuerdos que me hizo olvidar Dumbledore? —razoné.

—Mmmm, tienes razón. —dijo pensativo mi padre. —Pero aún te falta mucho para que domines la legeremancia y la oclumancia. No puedo esperar tanto tiempo teniendo una oportunidad así para atestar un duro golpe a Dumbledore.  —a mi padre se le dibujó una sonrisa terrorífica. —Ya sé como solucionar lo de tu brazo. —dijo mostrando su bastón.

—No, no, no. —exclamé sacudiendo mi cabeza. —¡No quiero que me lastimes! ¡No quiero testificar! ¡Quiero jugar al quidditch! —grité.

Padre dio un paso atrás, sorprendido por mi reacción. A decir verdad, yo también estaba sorprendido, nunca antes había gritado a mi padre antes.

—No voy a obligarte si no quieres. —me miró frunciendo el ceño.—Vete a jugar con la escobita si quieres. —Suspiré aliviado. Está claro que el que no llora no mama. Mi padre se dio la vuelta abriendo la puerta de la enfermería. —No sabía que fueras tan débil.—

Abrí los ojos como platos recordando el episodio con el boggart. Eres débil ... Tu debilidad provocará la caída de tu familia.

—¡UN MOMENTO, PADRE! —grité haciendo que se volteara para verme. Alcé el brazo, apuntando con el puño cerrado en su dirección. —Adelante. —Padre me sonrió complacido y cerró la puerta de nuevo.

—Esto te va a doler, Taurus. —exclamó mi padre acercándose a mí.

—El dolor es signo de debilidad. Y yo no soy débil. Haz lo que creas que tengas que hacer para acabar con Dumbledore. —dije.

Apreté los dientes con fuerza, para evitar que se me escapara cualquier gemido de dolor. Vi como mi padre alzaba su bastón. Aquí viene. PAF. Un dolor punzante me recorrió todo el brazo.

PAF. Otra vez. No soy débil. PAF. Y otra. No soy débil. Y otra. Y otra....

FIN FLASHBACK

Efecto Mariposa - DramioneWhere stories live. Discover now