Chapter 29

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Los peligrosos lobos blancos se hicieron a un lado para darle paso al sujeto que les había ordenado detenerse. Elsa y Anna quedaron sorprendidas con aquel espectáculo, los animales obedecieron al hombre sin chistar, era increíble para ellas.

-Bien, vuelvan a sus posiciones. Lo han hecho perfecto, amigos -les dijo a sus animales y acarició el lomo de uno de ellos. De inmediato se marcharon en manada.

El desconocido lucía prendas abrigadas igual que Anna, junto con una bufanda que cubría su boca, haciendo que las chicas no pudieran reconocer su voz. Además de ello, lo único que podían identificar de él eran sus ojos color miel que brillaban de alguna especie de emoción.

Anna soltó un suspiro de alivio, le debía la vida al muchacho. Había sido una tonta al salir corriendo sin su espada o sin algo con qué defenderse, sin embargo, él apareció a tiempo para detener a los lobos, evitando su inminente muerte.

-De verdad te agradezco de corazón que hayas salvado mi vida -colocó su mano en el pecho -Por poco soy digerida por esas bestias.

El muchacho frunció el ceño y empuñó sus manos, enojado.

-No son bestias -negó con la cabeza -Los lobos son los protectores de este bosque, son mis amigos.

La pelinaranja rascó su nuca, avergonzada.

-Oh, lamento si te ofendí, no era mi intención -se excusó desviando su mirada de la del hombre.

Elsa apareció y se instaló al lado de su hermana de forma protectora. Luego encaró al desconocido con un gesto más duro que el de Anna.

-¿Quién eres? -preguntó con sequedad. Ella no era tan ingenua como su hermana. Él era un desconocido no se le debía tratar con tanta familiaridad como lo hacía.

El muchacho rió por lo bajo y dio un paso acercándose a las chicas. Sin embargo, Elsa hizo que retrocedieran unos centímetros, Anna se quejó por ello, pero ella la silenció con su mano.

Un hombre en medio del bosque que comandaba a una manada de lobos no le hacía mucha gracia a la platinada, por eso dudaba tanto de él.

-No tienen qué temer, el Hombre de la Luna me avisó de su visita, solo que no esperaba que fuera tan pronto -afirmó. Se encogió de hombros y observó el material de lis guantes que cubrían sus manos del inclemente clima de invierno -Bienvenidas a mi nuevo hogar.

Anna y Elsa se miraron entre sí para después voltear a verlo con una mueca de absoluta sorpresa.

-¿El Hombre de la Luna te ha dicho que vendríamos? -inquirió la mayor de las hermanas. El joven asintió -Entonces...

-Eres el guardián que estamos buscando -terminó Anna con una sonrisa dibujada en su juvenil rostro -¡Te dije que lo hallaríamos! -chilló de emoción.

Elsa le propinó un codazo a la pelinaranja alegando que tuviera compostura.

El guardián emitió una risotada que sacudió el bosque entero. Las dos chicas se le quedaron viendo, desconcertadas.

-Lo siento -limpió con su dedo una falsa lágrima de su ojo -pero es que de verdad... Me da mucho gusto volver a verlas desde hace mucho tiempo, Anna y Elsa -desveló.

-¿Disculpa? ¿El Hombre de la Luna te ha dicho nuestros nombres? -dijo la platinada.

-No, no lo hizo. Yo las conozco a ustedes dos perfectamente.

El muchacho retiró de su rostro la bufanda que camuflaba su voz y el gorro que cubría su cabeza, exhibiendo el color dorado de su cabello y el tono claro de su piel.

 Hasta El Fin Del Mundo (Jelsa) [Primer Libro]Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang