Chapter 46

893 51 4
                                    

En medio de las oscuras calles de la ciudad, una joven pelirroja  corría a todo prisa sin percatarse de quién la podría estar viendo.

Con su arco en alto comenzó a perseguir una sombra que se cruzó en su camino hace un par de horas. Llevaba mucho tiempo tras ella y no lograba destrozarla con sus flechas, era muy audaz y rápida aquella figura oscura. Ya empezaba a perder la paciencia. Sin embargo, sonrió al ver que la sombra llegó a un callejón sin salida, esta era su oportunidad de acabar por fin con ella.

Se detuvo en seco y tensó la flecha que tenía puesta impregnada con una sustancia caliente que lograba atravesar a estas fastidiosas bestias que seguía todas las noches hasta destruirlas. No tenía más qué hacer, no tenía familia ni pareja así que pasaba las mañanas creando nuevas sustancias para sus armas; las tardes entrenaba en la playa rompiendo rocas con sus puños y las noches se dedicaba a destruir sombras.

—¡Ja! ¿Ahora qué harás bestia? —dijo con algo de burla —No creo que puedas escapar tras tu maldito amo, estás en mis manos.

La sombra, con forma de humano, giró para ver la sonrisa victoriosa de la guardiana. Con sus ojos escarlata inspeccionó todo el lugar en busca de una oportuna salida, pero no la consiguió. Además, era una nueva adquisición de Pitch Black, un triste ser humano que se dejó envenenar por el demonio; todavía tenía mucho que aprender, apenas si se podía mover entre la oscuridad.

—Guardiana tonta —habló con aquel tono oscuro de voz que poseían todas las sombras —Dentro de poco seremos muchos y no te alcanzarán las flechas para matarnos.

Mérida soltó la que le estaba apuntando y, como lo esperaba, la flecha atravesó su cabeza y lo hizo trizas en un instante.

—Entonces, tendré que conseguir más —susurró para sí misma.

La pelirroja había sido testigo de cómo Gothel envolvía a los humanos y los convertía en monstruos, hace poco pudo recordarlo. Ella era una bruja muy inteligente, no estaba yendo por los humanos débiles sino que enredaba a los más maliciosos, los vándalos de toda la ciudad, y eran muchos. No dudaba que en unos cuantos años lograran conseguir su anhelado ejército, pero mientras tanto acabaría con las sombras que encontrara en las noches.

Con el paso de los siglos, ella logró aprender nuevas formas de defensa y a controlar su poder, sin embargo siempre tuvo que estar huyendo y robando la materia prima para sus armas. No se sentía mal por eso, puesto que de alguna manera debía sobrevivir. Robar no estaba bien visto, pero llevaba mucho tiempo haciéndolo.

Soltó un suspiro y bajó la mirada hacia el lugar donde murió aquel monstruo. Con ese ya eran cinco que mataba durante el transcurso de la noche y todavía faltaban muchos por destruir.

Decidió colgar su arco a su espalda y continuar con su búsqueda en los lugares más peligrosos de la ciudad, donde solo las ratas apestosas habitaban, el mejor prospecto para Pitch y Gothel. Si contaba con suerte podría verlos y clavarle una flecha en el pecho de la hechicera esa por haberla usado como títere.

Continuó su caminata con algo de lentitud porque faltaba unas cuantas horas para el amanecer, tenía tiempo para matar unas tres sombras más.

Un escalofrío recorrió todo su cuerpo gracias a las bajas temperaturas de la noche. Olvidó su abrigo en casa, así que padecería un buen tiempo. Deseó ser inmune al frío, pero no le ortogaron ese poder cuando decidió ser guardiana de la luna, papel que le era irrelevante, puesto que no tenía que decir en nombre de quien defendía la Tierra para masacrar a las bestias, con solo una flecha y un arco lo conseguía.

A medida que andaba sentía que la temperatura iba ascendiendo, cosa que le extrañó porque era tiempo de lluvias y de clima frío, no podía hacer tanto calor cerca suyo.

 Hasta El Fin Del Mundo (Jelsa) [Primer Libro]Where stories live. Discover now