Chapter 38

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—Vaya, parece que hubiese sido ayer cuando te perdí. Cuando se atrevieron alejarte de mi lado. Te he extrañado mucho, no sabes cuanto, me hacen falta tus consejos, tus regaños, tu sonrisa. Espero que en el otro mundo te encuentres bien.

Jack Frost se hallaba acuclillado frente a la tumba de su hermana. Llevaba allí un par de horas, solo hablándole a un foso vacío, pero que él creía que allí estaba su querida Emma. De alguna forma, le reconfortaba hablarle, sin importar que no recibiera respuesta por parte de ella, pero necesitaba desahogarse con alguien.

Han pasado unos cuantos días, que se convirtieron en los más aburridos para el guardián ya que no estaba la luz que siempre le iluminaba la vida, sin embargo tenía a Ámbar, su pequeña sobrina, quien ocupaba parte de su corazón. Vivía entretenido con ella, aunque cada vez que miraba su sonrisa recordaba a Emma.

Lleva mucho tiempo buscando a Pitch Black, el asesino de su hermana, pero no ha podido dar con él, solo con los humanos convertidos en sombras que derrota con dificultad puesto que resultaron ser adversarios respetables. Estos seres muchas veces aparecían cerca de su casa, cosa que comenzó a inquietarle, podrían robarse a Ámbar y llevarla ante Black como él ha deseado.

Cada que destruye una sombra con su magia helada siente que lastima al Amo de las pesadillas, aunque no esté presente. Disfruta acabando con ellos sin piedad como él lo hizo con su familia.

Hoy decidió buscar a Emma y conversar con ella, no sin antes pedirle a Mavis que cuidara de su sobrina mientras que él no estaba, por si algo malo llegara a  pasar. Lo más importante era proteger a la bebé del poder destructor de su padre, eso se lo prometió a su hermana antes de que se marchara.

—Entonces... Yo solo quería verte y decirte que te quiero un buen y que Amb está muy bien junto a nosotros, no tienes de qué preocuparte —sonrió —Ella también de echa de menos como yo.

Soltó un suspiró cansado y dibujó sobre la lápida de Emma un copo de nieve como recuerdo de que estuvo allí y depositó unas bellas flores blancas sobre la tumba; eran sus favoritas mientras seguía convida por eso cada vez que venía le dejaba un ramo de estas.

Una lágrima salada descendió por su pálido rostro como símbolo de la tristeza que aún le embargaba. Nadie podría curar su dolor a menos que ella reviviera, pero era imposible. Lo único que le quedaba era guardar su imagen en la memoria para jamás olvidarla.

Se quedó observando el nombre de su hermana en la lápida que se alcanzaba a ver gracias a la luz que proveía la tenue luna llena. De pronto sintió una mano posarse en su hombro, aunque su toque se sintió extraño.

Giró para encarar al sujeto, pero cuando lo hizo sus ojos se abrieron de par en par. Un par de ojos marrones lo veían con interés, y unos labios rosados se ensancharon creando una gran sonrisa cargada de cariño.

—¿Q... Qué... Es... Esto? —tartamudeó

De un salto logró ponerse de pie y envolvió a la chica entre sus brazos, pero sintió algo diferente en ella, un aura negativa que la rodeaba.

Se apartó de la morena con cuidado y le echó un vistazo de arriba abajo, notando que continuaba con las prentas que tenía puestas la última vez que la vio.

—¿Por qué te alejas? ¿No te da gusto verme de nuevo? —preguntó la chica con una sonrisa lobuna.

Jack frunció el ceño, muy confundido. Luego, retrocedió un par de pasos imponiendo una discreta distancia entre sus cuerpos. Las manos comenzaron a temblarle, igual que los labios y su pulso se incrementó de sopetón al quedarse viendo ese rostro tan angelical que poseía la chica. Era imposible que estuviera frente a él, sana y salva.

 Hasta El Fin Del Mundo (Jelsa) [Primer Libro]Where stories live. Discover now