11

3.6K 171 14
                                    

Domingo 16:46, 54 horas de atraco

Me encontraba ayudando a Mónica a caminar junto a Denver, la llevaríamos a la oficina para que se encuentre con Arturo
Abrimos la puerta y los ojos de ambos se iluminaron, miré a Denver y tenía cara de fastidio

-que pasa? -pregunte- te están robando a tu noviecita?

-que ella no es mi noviecita, y que nadie me ha robado nada, a mí nadie me roba las novias -dijo- ella caerá rendida a mis pies cuando descubra mi encanto, pero yo no estoy para rehenes

Lo mire y negué riendo, el si que flipaba demasiado

-esta es sorpresa buena de quién te hablo -dijo Helsinki a Arturo- de puerta hablamos otro dia

-helsinki -lo llame e hice seña con mi cabeza señalando la puerta, debíamos darle privacidad- dejales, que tendrán que hablar

Los tres salimos de la habitación y Denver se fue algo molesto, yo salí de ahí y camine hacia la cocina, necesitaba algo de café
Entre a la cocina y Rio se besaba con Tokio, yo sabía de su relación y esto no me molestaba, el me agradaba para Tokio

-sigan yo no vi nada -dije tomando un café que había sobre la mesa-

-eso es mío -dijo Rio-

-ahora ya no -dije-

Sali de ahi y me dirigí hacia donde estaban todos los rehenes, el profesor había llamado diciendo que la inspectora al mando de esto iba a entrar ya que las pruebas de vida que le habíamos mandado no le habían convencido
Berlin, Río y Tokio los esperaban sin careta ya que se sabía su identidad, pero yo junto al resto la traíamos puesta

-levante las manos -dijo Berlín-

Ella le hizo caso y Tokio la reviso

-donde está el profesor? -pregunto la inspectora-

-me pide que le disculpe, pero por razones de discreción no puede estar aquí presente -dijo Berlín- piense que su cara aún no está en todas las portadas, como las nuestras

Denver, Nairobi y yo no dejábamos de apuntar, ella nos observaba demasiado, probablemente quería saber nuestra identidad

-no lleva armas -dijo Tokio-

-Rio, te toca, has los honores -dijo Berlín-

El saco un detector de metales de su bolsillo y comenzó a pasarlo por el cuerpo de la inspectora

-perdone, pero debemos ser concienzudos -dijo Berlín-

Río lo paso por sus bragas y comenzó a sonar sin parar, ella tenía un micro

-Raquel, ya sé que dicen que la policía no es tonta pero a veces lo parece -dijo- de verdad creía que podía colarnos un micro?

-y usted creía que mi gente no iba a velar por mí seguridad? -pregunto ella-

-tokio vuelve a cachar a la inspectora, pero está vez ponle un poquito más de ese entusiasmo que tu sabes -dijo Berlín-

Tokio le quitó el cinturón y luego le metió la mano en el pantalón para quitar el micro

-uy, me acaba de dejar muerto, la poli con la última tecnología, micrófono perianal -dijo Berlín tomando el microfono-

Todos reímos, menos Denver, ya que su risa debe ser única en el mundo y probablemente si se reia lo descubrían

-deshazte de esto -dijo Berlín a río dándole el micro- acompañeme si es tan amable

En ese momento, Río se quedó paralizado, el micro tenía una inscripción:
Rayo, así lo llamaba su madre de niño, cuando se pasaba las tardes de verano corriendo, decia que iba a ser campeón olímpico, pero cambio el deporte por las consolas y los planes al aire libre por el riesgo de acabar en un penal

DenverWhere stories live. Discover now