17-La cruel novedad

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A las cinco y media de la mañana el trio estaba subido en las bicicletas delante del gimnasio, recibiendo unos paquetes de ropa llenos de comida para el viaje de parte de Morti, mientras Eunsine estaba en pijama a su lado bostezando.

-Espero que os vaya muy bien. Y que el camino os sea leva.- Dijo el líder con una pequeña sonrisa en sus labios, aunque parecía más preocupado que otra cosa.

-Tranquilo Morti, irá bien.- Dijo Saya mientras cada uno guardaba su paquete en la mochila y se acababa dando un abrazo, haciendo que Eco y Aiko enarcasen las cejas al ver la cercanía que tenían esos dos.

En cuando el sol empezó a despuntar, salían de la ciudad y se metían en la ruta 38. Una ruta llena de granjas que empezaban su rutina con los Miltank y los Tauros. Por todas esas casas, la ruta era un poco laberíntica, muchos caminos se bifurcaban, pero solo uno llevaba a la ciudad.

Lo que más les inquietó, era la concentración de pokemon que había a su alrededor, ya fuera en el cielo o corriendo a su alrededor. Los Rattata y Raticate corrían por los bordes del camino en manadas de más de veinte miembros, los pokemon pájaro iban en numerosos grupos, todos en la misma dirección. Incluso los Pigdey y evoluciones que eran de bosque, se estaban aventurando a acercarse a la costa como si huyesen de algo.

-Que raro es esto ¿No?-Preguntó Aiko que ya llevaban cerca de dos horas de viaje.

-Su comportamiento cada vez es más extremo. Al parecer no solo huyen hacía el sud, también huyen hacía las otras direcciones.

Comentó Eco al ver un grupo de Snubull corriendo entre la maleza, cargando con varias bayas entre su bracitos, incluso entre ellos había algún Grandbull que lideraba el grupo, cargando el doble de comida que los otros.

-¿Pero de que deben huir? Todos huyen del norte, ¿En serio que los líderes aún no han dado con lo que les aterra? Está asustando y alterando a toda la población, pequeño no puede ser.

-Quizá es algo que no se ve.- Dijo Aiko sin pensar ante el razonamiento de Saya.

-¿Algo que no se ve?-Preguntó Eco dudoso, girando al cabeza para mirar a Aiko.-¿Qué puede ser invisible y tan terrorífico a la vez?

Aiko se quedó callada ante la pregunta de Eco y solo se encogió de hombros. Por lo que el trio volvió a quedarse en silencio.

-Sea como sea, debe ir a ratos.- Dijo al final Eco, ganándose la atención de las chicas.- Ayer me encontré con Raikou en lo alto de la torre, no me atacó, al contrario, parecía un gato domesticado, incluso me dio un imán.

-¿Un imán?-Preguntó Saya curiosa.

-Si, yo tampoco lo he entendido.

-No es que tenga mucho sentido que te haya dado ese objeto la verdad. Con ello su potencia de ataques eléctricos debe haber bajado bastante. -Dijo Aiko pedaleando un poco más deprisa al ver que la subida ya se acababa y dentro de poco tenía que empezar la bajada.

-¿Cómo que su poder de ataque? ¿Para eso sirve un imán?

-¿No lo sabíais? -Dijo Aiko sorprendida.- Hay objetos que suben la potencia de algunos ataques, el imán es uno de ellos. Como por ejemplo también, el agua mística que encontramos en las ruinas de Azalea sube los ataques de tipo agua. Y así con todos los tipos de pokemon.

-Si ya tenía poco sentido que Raikou me hiciera un regalo, ahora lo tiene menos. ¿Por qué iba renunciar a ello?

-Quizá le impresionaste cuando luchaste contra él.- Comentó Saya pensativa.

-Eso suena bien.

En cuando llegaron a la cima de la montaña, ambos respiraron aliviados. Des de allí vieron que aún les quedaba un buen trozo hasta la ciudad, pero por lo menos parecía ser que todo sería cuesta abajo y el esfuerzo grande ya estaba echo.

Pokemon. Atrapados en Jotho (Completa)Where stories live. Discover now