Capítulo 32

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Puse mi mano en la muñeca de la niña para comprobar que si pulso estaba normal. De no ser así, era porque estaba teniendo un ataque cardiopulmonar. Pero como su pulso era normal y respiraba correctamente, supe que había sufrido un desmayo, quizás por el cansancio.

Incline sus piernas para que ayudase a recuperar el conocimiento. Tenía que darle su tiempo para que despertase, cuando una persona se desmaya lo último que hay que hacer es darle golpecitos para que despierte. Ella sola lo hará a su ritmo.

Poco a poco, la niña fue moviendo sus rasgos faciales hasta que comenzó a abrir los ojos lentamente y mirar a todos lados. Me puse junto a ella para evitar que se levantara de golpe.

-¿Qué sucedió?-

-Te desmayaste. Tranquila, está todo bien- Dije calmada para evitar asustarla.

-¿Quién eres tú?- Preguntó alarmada.

-Me llamo Edeline. No te hare daño. Puedes confiar en mí-

-¿Cómo sé que realmente puedo confiar en ti?- Preguntó quitándose mis manos de encima y sentándose.

-Tendrás que creerme. No tengo una placa diciendo que si puedes confiar en mi aprobada por la ley-

-En este mundo ya no hay ley- Masculló la niña pelirroja.

-¿Cómo te llamas?-

Ella vaciló un segundo antes de responder.

-Lacey-

-¿Recuerdas tu edad?-

-Catorce, tengo catorce años-

-¿Y que hacías aquí sola?-

-Tengo sed- Dijo ella.

-Gian, alcánzame la botella con agua- El rubio se acercó tímido hasta nosotras y me tendió la botella con agua. Lacey le dio una sonrisa tierna al pequeño y este se ruborizo.

-Gracias- Dijo ella bebiendo.

-No es mucha, pero puedes beberla toda. Conseguiremos más-

-No hay de donde sacar agua- Dijo ella tragando con fuerza.

-¿Por qué lo dices?-

-¿No te has enfrentado a los mutantes? Se forman a través del agua. Salen de las lagunas y ríos con un solo objetivo: devorarte y convertirte en uno de ellos. Son de lo peor-

-No se llaman mutantes. Son Zadocs, y no eres mayor de 21 años. No puedes transformarte en uno-

-Mi hermano se transformó en uno y tuve que matarlo. Era el o yo- Me quede helada ante su confesión, había soltado la oración con tanta normalidad. Sé que hizo lo correcto, pero lo dijo como si fuese algo de todos los días matar a un familiar. Ni un poco de dolor se escuchaba en su voz o en su mirada. O ya lo había superado completamente (lo cual lo dudo, hay que tener agallas para asesinar a sangre fría a quien fue un ser querido) o quizás no quería a su hermano.

Mire a los Lesson. En especial a Gian. El había hecho algo parecido pero no se mostraba con la dureza con la que Lacey hablaba.

-¿Te llevabas bien con tu hermano?-

-Si. Él me protegió lo más que pudo, hasta que el agua toco su piel y se transformó en uno ¿Tienen algo de comer? Muero de hambre, por eso me desmaye-

Busque un trozo de pan que teníamos en el bolso. Comenzábamos a quedarnos sin provisiones y tendríamos que conseguir más pronto o todos moriríamos de hambre y deshidratados.

La Tormenta AzulWhere stories live. Discover now