XVI

150 76 2
                                    

—Valeria, espere —dijo Sebastián trotando detrás de ella, ella se detuvo en la sombra de un gran árbol.

—Estoy bien, Sebastián, solo necesito relajarme.

—¿Está bien? ¿le duele el corazón? No quiero que tenga otro ataque de ansiedad.

—Estoy bien —dijo sentándose, había colocado la espalda en el gran tronco.

—Dígame ¿Qué le pasó cuando mencionaron a la prometida de su hermano? Se puso más pálida de lo normal ¿Qué pasó con ella?

—Ella no me ha hecho nada, seguro no sabe nada de esto
—dijo sin verlo, Sebastián se acercó más a ella, sentándose a su lado.

—¿Entonces? —pasó sus dedos por las mejillas de Valeria, terminando por su barbilla, haciendo que levantara la mirada— ¿Qué pasa?

—Es su hermano.

Sebastián humedeció sus labios y después los mordió, se encontraba pensativo.

—¿Te lastimó? —Valeria guardó pausa, segundos después asintió viendo hacia el suelo, abrazandose a sí misma.

—Todavía recuerdo todo —dijo con dolor, pero no habían lágrimas.

—¿Qué pasó? ¿Me vas a contar?

Suspiró. —Hace mucho tiempo, yo asistía a una escuela cerca de aquí.

☁︎☁︎☁︎

Había pasado por muchas cosas malas en esa escuela, me había ganado una mala reputación por mis acciones, por no coincidir en nada que los demás veían correcto, todos se alejaban de mí; pero Julián era diferente a los demás.

Él fue mi novio y mi único amigo.

Nadie sabía de esto, ni siquiera mi familia, solo Guadalupe; ella nos cubrió muchas veces.

Aveces ni siquiera entraba a clases por estar con él.

Sebas interrumpió a Valeria con una expresión extraña. —¿En serio? ¿Era más importante salir con él?

—Estaba pendeja, déjame.

—Bien, continúe.

—El punto es que... yo llegué a estar muy enamorada de él. De hecho... —de repente cerró la boca, con pena volteó a ver hacia el suelo.

—¿Qué pasó?

—Con él tuve mi primera vez.

—Ajám, ¿pero que te hizo?

—Llegué a acostarme con él dos veces, luego de la nada dejó de hablarme.

☁︎☁︎☁︎

Estaba demasiado mal, ese era el tema principal de mis crisis existenciales y gracias a mi mala suerte, aflictivamente se encontraban siempre en mi mente.

Todas las noches se basaban en eso, me cuestionaba si yo era la culpable de tal extraña ruptura; ese idilio, si se podría llamar así, me había costado la poca estabilidad que colgaba de un hilo endeble, mi discernimiento sobre el romanticismo solo se basaba en libros y aunque la relación que tenía con él no se parecían en absoluto a ellos; yo me conformaba con los pocos cumplidos que me hacía con tal de llevarme a la cama, porque, en verdad yo estaba tan ciegamente enamorada de ese idiota, que, no me daba cuenta que solo buscaba eso de mi.

Luego de encontrarlo con otra chica, desnudos, en su casa; en su cama, donde me había entregado tontamente a él: ahí, lo había conocido en verdad, también me había dado cuenta lo tonta que había sido por creerle que me amaba, pero; de alguna manera, yo ya me esperaba algo así, por alguna razón le quería hacer creer a mi corazón que aquel distanciamiento era momentáneo; y que él me amaba, pero la verdad no se puede ocultar y yo no iba a permitir que él me usara de aquella manera, así que no me fui y lo enfrenté, aunque mi corazón se rehúsara a aceptar que me había engañado.

Arrebol del Atardecer #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora