5.

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Maldito sol que le daba en la cara, era peor que el mismo despertador. Se giro para evitar esa molestia encontrándose con la vista más hermosa de su vida: Mystoria dormía a su lado, acurrucado, con los cabellos dispersos por la almohada, los labios entreabiertos que lo tentaban a robarle un beso, pero no lo hizo dejaria que durmiera un poco más y solo lo vería descansar.

Un frio le recorrió la espalda, no era la misma sensacion que tenia cuando iba a visitar a sus tíos esta era como cuando alguien vigila a la distancia. Se levanto con cuidado de no despertar a su pareja, miro por la ventana pero no se veía nada sospechoso, de todos modos cerro la cortina por completo por cualquier cosa. Cuando se estaba acomodando en la cama para seguir admirando a su bello frances un grito proveniente de la habitación de Kardia le llamo la atencion.

- No otro vez por favor.- se tapo la cabeza con la almohada. Envidiaba a Mystoria que tenia el sueño pesado y no escuchaba el escándalo de su mamá en las mañanas.- Voy a sacar a patadas a ese cangrejo.

Ni lento ni perezoso se volvió a levantar, a penas abrio la puerta se encontró con su nuevo dolor de cabeza.

- Manigoldo.

- Hola, Écarlate.

Sabia que no le agradaba en lo más mínimo a ese niño, mas que nada porque era un escandaloso de primera, y Kardia le grita un sin fin de cosas para que se callara en las mañanas, pero no funcionaba. Si quería ser  la pareja de esa mujer tenia que ganarse a su hijo mayor primero.

- ¿Ya te vas?

- Ya quisieras, voy a hacer el desayuno ¿Quieren?- miro sobre su hombro como el menor de la familia seguía dormido, Écarlate le tapo la vista colocan su brazo en el marco de la puerta, solo él podia mirar a Mystoria. Rió por lo bajo.- Que celoso eres, me agradas muchacho.

Se fue sin recibir respuesta solo una mirada de enojo. Kardia salia de la habitación bostezando y toda despeinada.

- Mamá, ¿tus reglas no deberian aplicar para ti tambien?- levanto a una ceja.

- Sí, ¡Pero no hemos hecho nada, mal pensado!

- Que bueno, no quiero más hermanos.

- Ni los tendrás ya no estoy en edad para tener niños. Ahora despierta a Mystoria y vamos a comer que tengo hambre.

- ¿Cuando no?

- ¿¡Que dijiste!?

- ¡Nada!- antes de que le diera un buen tirón de orejas por hablar de más entro corriendo a su habitacion. Se acerco a su hermano para despertarlo- Oye bello durmiente, despierta.

Cuando iba tirar un mechón de su cabello sonó su celular, llamando su atencion el que fuera un número desconocido.

- ¿Hola?

- Hola Escorpión rojo.- la voz del otro lado se escuchaba distorsionada.

- ¿Quien demonios eres?

Con ese sobrenombre lo llamaban en la organización de Athena, se puso palido de solo imaginarse que alguien lo estaba buscando y que por eso se sentía vigilado.

- No me conoces, eso es obvio. Pero quiero ayudarte, ven al medio dia a la fuente más lejana en el parque frente a tu casa, no lleves armas.

Sin darle tiempo a contestar la otra persona corto la llamada. Se sento de golpe sobre la cama sin saber que hacer, se tiraba los cabellos con fuerza en un intento por calmarse. No podia creer lo que estaba pasando, se creía libre de los secuaces de Athena pero al parecer no era así. Sintio unas manos abrazarlo por los hombros y besando su mejilla. No era otro más que su amado cubito azul.

- ¿Que paso, estas bien?

- Sí, no te preocupes no pasa nada.- tomo una de sus manos entre las suyas para besarla con todo su cariño- vamos a desayunar, o te desayunare a ti.

- No me molestaria para nada.

Sonrió antes de apoderarse de los labios de su pareja. El resto de la mañana se la paso intranquilo y tratando de disimular lo mejor que podía los nervios que tenia. Cuando la hora de reunirse con ese hombre estaba llegando dio la escusa de que saldria a comprar algo para que nadie lo siguiera. Al llegar a su destino se encontro con un sujeto de largos cabellos negros, piel pálida y los ojos aun más celestes que los suyo, imponía y mucho . Cuando noto su presencia le sonrió.

- Écarlate Abbadie ¿No es así?

- ¿Como sabes mi...?

- Eso no tiene importancia ahora. Soy Zelig Astor, aunque me debes conocer por Hades.

Su sangre se helo de solo escuchar ese nombre. Él era el líder de la organización de Sicarios enemiga a la de Athena, a la cual pertenecía Milo.

- ¿Que quieres de mi?- se puso serio, sabia que nada bueno buscaba ese hombre.

- Nada muy difícil, pero primero debo informarte de algo. Tengo espías en lo que quedo de la organización de Athena, y por lo que me ha dicho uno de sus Sicarios más cercanos a ella estaba buscando al culpable de su muerte y la de Poseidón. Al enterarse que ese culpable murió decidio dejar las cosas en paz por el momento.- saco unos papeles de una carpeta que tenia con él- en los últimos informes que me dio dicen que cambio de opinión, y quiere cobrar la muerte de sus lideres. A ese honbre lo llaman Patriarca. Supongo que lo conoces.

Paso esos papeles a sus manos, en ellos aparecia una foto de ese sujeto. Claro que lo conocía, se cruzo muchas veces con ese hombre cuando estuvo encerrado en esa enorme casona que les servia de base. Sabia también que lo llamaban Patriarca al tener unos cuantos hombres a su mando y ser la mano de derecha de Athena.

- ¿Y todo esto que tiene que ver conmigo?

- Están vigilando tu casa y sus alrededores, por lo mismo te cite a un lugar tan concurrido para que las demas personas sirvan de distracción. Ahora eres el sobrino de Antares y él fue uno de mis mejores Sicarios, te ofrezco protección para ti y tu familia si realizas para mi el ultimo trabajo que tu tío dejo inconcluso, ¿Que dices?

- ¿Crees que voy a ser tan bueno como él para hacer eso? Ademas nadie me asegura que lo que me has dicho sea verdad.

- Pero nadie te dice lo contrario tampoco.

Lo pensó unos segundos y Hades tenia razón, no estaba seguro de que si ese hombre le mentía o no. Hades tenia fama de proteger a sus Sicarios y a sus familias como si fuera la propia. Si era verdad todo lo que le decía no tenia manera de evitar una tragedia él solo. Suspiro, no tenia otra alternativa.

- Esta bien, acepto.

- Necesito los nombres de tus familiares para saber a quienes proteger.

Aun dudando le dio lo que necesitaba, dio hasta el nombre de Manigoldo no por él sino por su madre, muchos años habian pasado para que ella volviera a tener pareja no eran tan malo como para dejarlo fuera por muy mal que le callera.

- Tenemos un trato muchacho, pronto te llamare para decirte que debes hacer.

Se despidio de él esperando haber hacho lo correcto.

💫

Hola!

No todo podía ser color de rosa mis bellezas, ya se le comenzaron a complicar las cosas al niño 😖

ScorpioNoMilo.💕

Después del adiós. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora