6.

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El día de la misión llego más pronto de lo que pensó. No estaba preparado mentalmente para lo que tendría que hacer, había realizado otras misiones con ayuda de Camus pero nunca solo y  la mayoría de las veces si no es que todas era el francés el que acababa con la vida de la victima, él nunca se atrevió a asesinar a alguien. Si ahora lo hacia era por el bienestar de su familia.

Con esa idea en mente tomo a escondidas del arcenal de armas de su tío las que creia le servirían. Salio de su casa en medio de la noche sin despertar a nadie, lo menos que queria era que lo descubrieran. Lo peor de todo es que Hades no le había dado una descripción física clara solo que su victima tenia cabello largo, no conocían ningún otro rasgo de esa persona ya que actuaba de noche, pero de alguna forma consiguieron su nombre: Cédric Abbadie.

Le resultaba extraño que tuviera el mismo apellido que él. Cuando llego a donde ese sujeto se ocultaba suspiro tratando de mantener la calma, pasara lo que pasara debía terminar ese trabajo y su familia estaría a salvo era lo único que importaba en ese momento, no quería perder a ninguno de sus integrantes.

Sin perder más tiempo se adentro a esa enorme casa que lucia deshabitada, conforme avanzaba comenzaban a aparecer cosas de valor rotas tiradas por ahí, cuadros, ropa, hasta comida desconpuesta lo que fuera, dio unos pasos más y comenzó a sentir el calor del fuego de una chimenea , toda la destrucción exterior era una fachada para despistar, pudo ver por una rendija que el interior de esa habitación era todo lo contrario. Entro sin hacer ruido al encontrar a su victima de espalda.

- No eres el primer Sicario que envían a matarme.-su sangre se heló esa voz la conocía.- si parece que tienes menos experiencia, te escuche desde lejos.

El hombre se giro apuntando a su cabeza con un arma, pero eso no fue lo que lo sorpredio sino los largos cabellos tan rojos como los suyos, esas cejas tan particulares, la seriedad de su rostro, el violeta de sus ojos y esos lentes que usaba, las ligeras arrugas que su rostro poseía era lo de menos.

- Oh, vaya. Esto no lo esperaba. Cuanto has crecido Écarlate.

- Papá...

Sus ojos tenían que estarlo engañando, Dégel había muerto hace mucho cuando él apenas tenia ocho años, ese hombre frente a él no podía ser su padre, tal vez un tío, un gemelo o un mellizo que no conoció antes, no tenia otra explicación. Aunque se negara un millón de veces el hombre que tenia en frente era Dégel Abbadie; su padre.

- Veo que seguiste la profesión de Milo.

Se recupero de su impresión inicial al escuchar el nombre de su tío.

- No me cambies el tema y a mi tío no me lo tocas, que el fue más un padre para mi que tú... Creí que habías muerto.- apretaba el arma que tenia entre sus manos con fuerza, quería volarle lo sesos por mentiroso, pero sobre todo por lo mucho que había hecho sufrir a su madre.

- Pues ya ves que no. - volvió a sentarse en el sillon que se encontraba dándole de nuevo la espalda a su hijo- supongo que la zorra de Kardia volvió a casarse o algo así conociéndola...

Sus palabras fueron cortadas al sentir un arma en su sien, miro de reojo el rostro de Écarlate no mostraba ninguna expresión o emoción estaba seguro que por dentro estaba hecho una furia.

- No vuelvas a hablar así de ella de nuevo ¡Maldito bastardo!

- Je! No seria capaz de matar a tu propio padre.- sonrió confiado, creyendo que ese muchacho era igual de blando su abuelo. Se llevo una sorpresa cuando Écarlate le sonrió de una forma escalofriante. Se dio cuenta de que no lo conocía para nada.

- Por mi madre lo que sea... ademas- Quito el seguro del arma, acercándose a su oído susurro- Mi padre murió hace 11 años.

Sin darle tiempo a Dégel de reaccionar disparó el arma directamente a en su cabeza sin importarle nada, después de todo ese hombre había muerto hace mucho para él. Ni siquiera lo volvió a mirar, prefería quedarse con el recuerdo de padre que fue y no la alimaña que era ahora.

- Y pensar que te confundí con Camus por un momento.

Se fue de ese lugar no le interesaba que pasaría con e cuerpo de ese hombre, solo que había cumplido con su trabajo.

Volvio a su casa y aún no amanecía cosa que agradeció, así nadie lo vería entrar. Cuando llego a su habitación espera encontrar a Mystoria dormido pero no, su amado francés lo esperaba despierto y apenas lo vio atravesar la puerta se tiro encima suyo para abrazarlo con fuerza.

- Écarlate, por los Dioses ¿donde estabas? Me tenias preocupado.

Al sentir los brazos de su pareja rodearlo con cariño logro que se quebrara, las lágrimas que contenía bajaron solas, solo pudo aferrarse al cuerpo de su cubito con fuera y desahogar su pena. Mystoria no entendia que estaba pasando, para que el pelirrojo llorara debía pasar algo que verdaderamente le afectara.

- Hey, ¿Que paso? Puedes confiar en mi, no te juzgaré, dime que sucedió porque tú no eres de los que lloran por culquier cosa.

Negó enterrando su cabeza en su hombro, no se sentía capaz de contarle lo que habia pasado, lo que había hecho aunque fuera por un bien mayor no dejaba de ser malo. Mystoria suspiro abrazando con mayor fuerza a su pareja y entendiendo que le contaría lo sucedió cuando se sintiera listo.

- Esta bien si no quieres decirme, no pienso soltarte hasta que estés mejor ¿De acuerdo?

La mañana los encontró a ambos abrazados en la cama, Écarlate profundamente dormido entre sus brazos por culpa del llanto, y él no había podido dormir pensando en que había afectado tanto a su bicho rojo, solo una cosa tenia clara fuera lo que fuera no lo dejaría solo jamas.

💫

¡Charlie, vengo inspirado!

Dos historias actualizadas el mismo día, esto es raro xD.

Saque a Dégel de la tumba solo para que volviera a morir de nuevo, que malita soy 😅

Bueno por lo menos el bichito rojo y el cubito azul se unieron un poquito más por su culpa.

¡El limon salvaje se acerca! 🍋

ScorpioNoMilo.💕

Después del adiós. Where stories live. Discover now