Capítulo VII 'Muñeca de trapo'

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Inés había quedado esa tarde con Irene para ir a ver una película en casa de esta. Se sentía como si se estuviera lanzando a un abismo del cual no veía el final, sin embargo, la charla con ella la última vez que se vieron no la dejó indiferente y sabía que necesitaba aprender más sobre la nueva Irene. Ella tampoco era la misma que cuando la pequeña se marchó y por ello tenía que saber si su amiga la aceptaba tal y como era ahora, una persona llena de inseguridades y miedos que necesitaba estabilidad. No sabía si ese equilibrio que le hacía falta en su día a día lo iba a encontrar con Irene, pues esta era la persona menos capacitada a su parecer, ya que lo que sabía hacer ante el peligro era huir y eso no ayudaba. Aún con todo eso, su cabeza llena de curiosidad pudo más que su instinto de alejarse de quien ya le hizo daño una vez. La castaña se convenció a sí misma de que Irene ya no era aquella cría que volvería a huir a la primera de cambio y quiso aferrarse a esa esperanza con todas sus fuerzas. Recordó las palabras que la morena le decía cuando eran jóvenes: "la esperanza puede vencer al más terrible de los miedos". Ese recordatorio la había sacado del infierno que eran los ataques de ansiedad en varias ocasiones y lo tenía grabado a fuego en lo más profundo de su alma.

Después de pasar toda la mañana y parte de la tarde en la posada, Luca llegó de su mañana libre para ocuparse de unos asuntos familiares e Inés pudo así recoger sus cosas para marcharse y dejar al chico de nuevo a cargo del negocio. Antes de marcharse, Luca llamó la atención de Inés que estaba bastante distraída en sus propios pensamientos.

-Vaya, vaya, cualquiera diría que hoy te tienen preparado un plan especial- dijo Luca sonriente

Inés vio sus pensamientos interrumpidos por la voz del chico y levantó la mirada dejando que Luca descubriese el brillo de ilusión que bailaba en su rostro.

-Venga va, cuéntame ¿qué te tiene preparado Xavi?- las palabras de Luca hicieron que el gesto de Inés se tornase en una mueca indescriptible, ya que ni ella misma sabía qué sentimiento le producía el oír ese nombre. Luca notó ese cambio y quiso rectificar sus palabras pero Inés se adelantó.

-No tengo planes con él sino con Irene- respondió resolutiva

-¿Irene? Aquella mujer de la que tanto hablabas cuando nos conocimos. Pero Inés, si no recuerdo mal ella te hizo mucho daño- recordó dudoso el muchacho

-Luca, las personas cambian y yo lo he notado en ella, ya no es la misma cría que se marchó del pueblo, es complicado, pero necesito entenderla- Inés ya hablaba algo confusa, siempre lograban hacerla dudar, aunque sabía que las intenciones del chico eran buenas y que quería protegerla de pasarlo mal otra vez

-Escucha Inés, si es lo que te hace falta, adelante, no pierdas la oportunidad y si podéis arreglar las cosas mejor. Ten claro que te apoyo en todo y que aquí tienes a un amigo en el que puedes confiar

Esas fueron las últimas palabras de su compañero de trabajo, Inés le agradeció todo lo que hacía por ella y finalmente se despidió volviendo a formar una sonrisa con sus labios y sintiendo de nuevo la ilusión instalada en su cuerpo ante su esperada sesión cinematográfica.

***

Había pasado toda la mañana nerviosa por varios motivos. El primero, que no sabía cómo pero tras haberle propuesto a Inés una tarde de cine en casa esta había dicho que sí y el segundo, que había hablado con Pablo y le había mentido diciendo que la casa no estaba aún en condiciones de venta cuanto era totalmente lo contrario. Estaba hecha un lío con el tema de la venta, quizá lo mejor era mantenerla en su propiedad, sus tíos podrían seguir cuidando de ella y así siempre conservaría una casita en el pueblo para futuras visitas...

Se estaba ahogando entre las cuatro paredes de su habitación por lo que decidió ir a dar una vuelta a ver si así podía acallar sus pensamientos y despejarse antes de que llegara Inés a la tarde. Siempre que la asaltaban dudas las consultaba con sus amigas de Madrid, pero en esos momentos le quedaba demasiado lejos esa opción y entonces sus pasos la llevaron a casa de Bego. Se regañó mentalmente porque la pobre Begoña siempre le aguantaba sus preocupaciones, así que para agradecerselo  se pasó por la panadería a comprar algunos dulces en compensación.

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