Capitulo 6

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A pesar del cansancio Amaia no pudo dormir, lo miraba a el, no podía dejar de mirar esa carita de angel y ese cuerpo de pecado. Los rizos le caian traviesos sobre la frente y la sabana solo cubria esa parte con la que ella había estado haciendo cosas durante toda la noche que ni siquiera sabia que se podían hacer. No pudo evitar recorrer con sus dedos su cara, su perfecto torso y ese abdomen duro y totalmente liso, se paró al llegar a la sabana y sonrió. De repente se acordó del sobre, se levanto corriendo, lo saco de su bolso y lo dejo en la mesita de noche del lado de Alfred y volvió a la cama. Ahora no estaba nada segura de que con lo que había en el sobre fuese suficiente para pagar la maravillosa noche que ese hombre le habia hecho pasar. Habia descuebierto el sexo con el, de eso estaba segura. Los ojos de el se abrieron en ese momento

- ¿Que estas mirando preciosa? - Le pregunto el con voz somnolienta.

- A ti, eres perfecto, lo sabes ¿verdad?

- Jajajajaajaaa, entonces debo suponer que la celebración fue de tu gusto ¿no?. Felicidades de nuevo, ya tienes tu cargo en la junta.

- Gracias, por las felicitaciones y gracias por lo de esta noche, nunca pense que se pudiese disfrutar tanto con el sexo.

- Si, creo que disfrutaste y muchas veces además- le dijo el haciendo que ella se sonrojara -

- Es que tu sacaste lo peor de mi - se quejo picarona - que sepas que ni yo misma me reconocia, vamos, de hecho creo que no era yo.

- Vaya, pues se parecia mucho a ti. Y me encantó, que lo sepas.

- Por cierto, ¿Se puede saber donde has aprendido a hacer todas esas maravillas???, o ¿es talento innnato?

- Jajajajajajajajaja, pues...... secreto profesional nena, pero te aseguo que no nací follando, de verdad. Me voy a la ducha ¿vale? - Y se levanto de la cama luciendo toda su espectacular desnudez.

- ¿Quieres dejar de mirame el culo pervertida? - le dijo el mientras se dirigia al baño.

- ¿yo? ¿como sabes que te estoy mirando el culo?

- Porque os conozco y se que lo estas haciendo . Le contesto el riendo y girandose para mirarla - ¿lo ves? me estas mirando el culo.

- ¿Y que si lo hago?, la culpa es tuya, primero por ser tan guarro y levantarte sin siquiera taparte con la sabana y segundo por estar tan bueno y tener un culito tan estupendo. Tu lo provocas - Y le sacó la lengua mientras el seguia riendo y cerraba la puerta del baño -

Amaia oyo el ruido del agua y no pudo evitar estremecerse con el solo pensamiento del agua resbalando por el cuerpo de Alfred y ....., -Dios pensó, frena Amaia, que esta no eres tu, te han abducido. Pero un calor intenso la empezó a invadir y miró esa puera del baño cerrada, ¿y si.......? - empezó a caminar lentamente hacial el baño pero en ese momento sus ojos se posaron en algo que había en el suelo y que ella estaba a punto de pisar. Era el sobre que habia dejado para Alfred y que el no había visto aún. Miró esa puerta y volvió a mirar el sobre,

¿Pero en que coño estaba pensando? - dijo en voz alta agachándose y recogiendo el "maldito" sobre.  Joder Amaia, ha sido una noche, la más increible noche de mi vida, pero ya está. El solo está trabajando y yo no tengo mas pasta, es así de simple, asi que empezaré a recoger mis cosas y luego me daré una dicha bien fria.... sola...., como siempre.

Alfred mientras ella recogia y se maldecia por pensar en lo que había estado a punto de hacer, estaba bajo el agua calentita, sonriendo y pesando en que narices le habia pasado esa noche. Habia roto una de sus reglas de oro, no mezclar el trabajo con el placer. Pero realmente no había podido evitarlo, la primera noche le costo, pero la segunda ya le fue imposible. Esa mujer, a la que casi no conocía le hacia olvidarse de quien era y para que estaba allí realmente, era diferente al resto. Parecia que ella veia a Alfred y no solo a su físico y eso le gustaba. Con ella se sentia agusto y realmente esa noche se había olvidado totalmente de donde estaba, había disfrutado y se había acostado con ella porque había querido y no por obligación.  Además ella se había rendido plenamente a el, sin condiciones ni exigencias. Había aparecido la leona salvaje que ella no sabia ni que existia. Sonrió al recordarlo y cerrando el grifo salió de la ducha, pensando que tal vez. ellos pudiesen verse "fuera de su trabajo".

A GOLPE DE TALONARIOWhere stories live. Discover now