D i e s c i s é i s

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Ruggero.

No importaba cuanto tiempo pasara, ni cuanto daño le hiciera, Karol jamás perdía ese aura que me volaba la cabeza, nunca dejaba de sonreír como solo ella lo hacía, no paraba de transmitirme esa calma que no había sentido con nadie que no fuera ella. La había lastimado una y otra vez, y ella seguía de pie, incluso sostenía a Nick, e incluso tenía el valor para aprender de sus errores (Y de los demás) y ser aún mejor persona, si es que eso es posible.

La admiraba más de lo que podía admitir.

Me había permitido venir al cumpleaños de Nick, incluso estoy aquí antes de que la fiesta comience, para ayudarla con los preparativos. Lo que hace un padre presente, y estoy orgulloso de estar cada vez un paso más cerca de convertirme en uno.

— ¡Ruggero! — Chilló Karol bajando las escaleras, mientras se ponía un arete. — Tengo una tarea para ti.

Estaba increíble, llevaba un pantalón blanco, una camisa con flores y unos tacones blancos; no lucía como esa chica de diecisiete años de la que me enamoré en Europa, pero sí como esa que soñaba cuando dormía en sus brazos.

Karol se había convertido en lo que todos esperábamos de ella: Una mujer con una carrera, una vida, y una familia.

Y yo aún estaba aprendiendo a reparar mis errores; y ella me seguía ayudando con ello.

— Dígame, señora. — Bromeé haciendo una reverencia y ella rió.

— ¿Crees que luzco muy señora? — Preguntó ahora haciendo una mueca.

— Luces genial. — Dije intentando no sonar embobado.

Genial le quedaba corto.

— Es bueno que no te haya dejado sin respiración, porque aquí tienes una bolsa de globos que inflar y lo único disponible son tus pulmones. — Sonrió inocentemente. — Cuando acabes estás libre, puedes bañarte arriba y alistarte en mi habitación.

Si, me había "perdonado" y estos detalles eran los que me hacían darme cuenta que haberla dejado ir ha sido mi peor error. La vi alejarse hacia donde estaban su madre y Katja, discutiendo el lugar de los souvenirs y más decoraciones. 

(...)

Estaba incómodo. Sabía que Karol quería evitar hablar de nuestra relación, de qué era lo que me unía a Nick, pero no esperaba que llegara al punto de invitar a Candelaria. Y mucho menos que ella vendría. Y mucho menos que ahora se llevaban bien.

— Sororidad, mi cielo. — Había respondido Cande.

Si, yo era el culpable de que ellas se hayan odiado en su momento, pero ahora habían superado sus diferencias; o ambas me habían superado a mí.

Sin embargo, todas mis alarmas saltaron cuando Sebastián Villalobos cruzó la puerta. Sabía que se llevaban bien, pero no que tanto para invitarlo al cumpleaños de Nick. Aunque sospechaba que vendría mucha gente, por la cantidad de comida que habían preparado, no esperaba que esto fuera una reunión de youtubers.

Conseguí entablar conversaciones con muchas personas, y la gran mayoría de ellos me miraban sorprendidos de mi presencia aquí; pues que Karol y yo no hemos terminado nuestra amistad en buenos términos es de público conocimiento.

La tarde fue mejor de lo que esperaba, para ser sincero. Y a cada rato quería llorar de emoción cuando veía a Nick, en especial cuando corría a mis brazos. Solo que, cuando llegó el momento de cortar el pastel, mi corazón se partió; sé que nadie sabe que soy su padre, ni siquiera él, pero la zona más imaginativa de mi mente se visualizaba en esa imagen familiar, con Nick, Karol y Camila. 

Papá. »RuggarolWhere stories live. Discover now