Capítulo 12

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—Aquí tienes la correa de Diesel, el saco de comida está debajo del fregadero. Te he apuntado aquí la cantidad de comida al día, junto con los números de Titan, Hero y de mi madre, el mío ya lo tienes. Si pasa algo el de mi madre es siempre la última opción y únicamente si el resto no contestamos. —Me da un papel y va a abrazar a Diesel para despedirse— Ah, mi madre ha hecho la compra y ha llenado la nevera de verduras y todas esas cosas asquerosas de las que te alimentas, siéntete libre de llenar tu estómago con cosas sanas. —Titan y Hero bajan con sus maletas y se comienzan a pelear los tres por ver quién puede abrazar más a Diesel. Mientras tanto, Martha y yo comenzamos a llenar el maletero con su equipaje. Es viernes y son apenas las cinco de la tarde, pero el cielo ya está completamente oscuro y nos iluminan las luces de su porche.

—Muchas gracias por toda la ayuda, de verdad —dice Martha después de levantar juntas la enorme maleta de Mercy.

—No es nada, es lo mínimo que puedo hacer por todo lo que habéis hecho por mi.

—Eres la mejor hija que unos padres pudieran desear. Recuérdalo siempre, ¿vale? —Me deja sin habla y me da un beso en la mejilla antes de subirse al coche. No sé cuánto sobre mi le ha contado Mercy, pero parece que bastante, y sorprendentemente no me molesta. Estoy entrando por la puerta cuando Martha comienza a tocar el claxon, indicando a sus hijos que ya va siendo hora de que se despeguen de su perro.

—Te quiero, grandullón —le dice Hero, dándole un beso y separándose de él. Siento algo en el estómago al ver eso, exacto, lo mismo que siento por cualquier otra persona atractiva y adorable, así que supéralo ya.

Adiós, Clara —dice Titan antes de salir por la puerta. Hero le imita y me dedica una sonrisa antes de marcharse.

—Oh, venga ya. —Se me ha quedado una sonrisa tonta en la cara desde que Hero me ha sonreído. Mercy me mira exagerando unos ojos en blanco.

—Para, que grima —digo con cara de asco.

—La misma que me dais vosotros dos a mi. Solo cuida de mi perro, ¿vale? —Me abraza y se va, cerrando la puerta detrás de ella.

Mercy lleva bastante triste desde Halloween y ya ha pasado más de una semana. El fin de semana después de la fiesta, ella no quiso quedar con nuestro grupo y todas las chicas nos colamos en su habitación para ver una película juntas y darle todo el apoyo posible, y este lo pasará fuera de la ciudad, así que nadie sabe cómo quedará el grupo después de esto y si ellos dos seguirán siendo amigos, aunque Charles ha perdido todo mi respeto. Incluso nos perdimos la noche de Guy Fawkes, pero nos quedamos en su jardín escuchando los fuegos artificiales lejanos. Todo el lío que ha montado Charles ha conseguido que nadie se acuerde del beso con Abie, cosa que agradezco, pero preferiría haber tenido que hablarlo con todo el mundo a que Mercy pasara por esto. Por lo menos, sé que pasar tiempo con su familia le alegrará y espero que vuelva habiendo recuperado del todo su felicidad habitual. Por suerte solo llevaban una semana saliendo, porque si llega a ser más no sé cómo podría haberle afectado, pero comprendo como se siente. 

—Bueno, precioso, ya está muy oscuro así que no te voy a sacar a pasear, pero que sepas que nos queda un fin de semana muy largo y lleno de diversión. —Me agacho a la altura de Diesel y le agarro la cabeza para rascarle detrás de las orejas, lo que me recompensa pillándome desprevenida y lamiéndome la boca, que tenía medio abierta— Eww. Vale, entiendo la indirecta, tienes hambre, pero es pronto para cenar, así que te daré un hueso si prometes no decirle nada a Mercy.

Dejo a Diesel comiéndose el hueso y calculo que tendré al menos quince minutos para estudiar de mientras. La semana que viene la tengo llena de trabajos y presentaciones, así que estos dos días voy a tener que repartirlos con Diesel y los apuntes. Tal y como había calculado, al poco rato vuelve pidiendo atención, así que cojo una de sus pelotas y salgo al jardín para hacerlo correr todo lo posible y así cansarlo. A la hora entramos y no sé cual de los dos está más cansado. En los últimos tiros estoy ya tan cansada de agacharme a recoger la pelota que simplemente me tumbo en el césped y espero a que Diesel la deje en mi regazo para volver a tirarla sin siquiera levantarme, quizás va siendo hora de hacer algo de ejercicio, buscar algún gimnasio barato por la zona o algo.

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