Capítulo 18 (II)

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—Siento que antes hayas llegado tarde por mi culpa —digo, recordando como Felix había venido a buscarlo.

—No te preocupes, no han estado esperando demasiado tiempo. —Me mira y veo como duda en decir algo más. A decir verdad, yo no tengo ni idea de qué más decir pero no quiero irme— Bueno, en realidad han estado esperando bastante rato —añade rascándose la nuca y riéndose un poco—. Pero ha merecido mucho la pena. —Clava sus ojos en los míos esperando que responda algo pero me deja sin habla. No sé en qué sentido ha dicho eso y no quiero arriesgarme a estropearlo contestando alguna tontería. Al final, acabo apartando la mirada y agachando la cabeza para intentar impedir que vea lo sonrojada que estoy, pero tampoco hace falta verme para darse cuenta— ¿Por qué necesitabas cambiar de gente? —Vuelvo a levantar mi mirada para mirarle confundida mientras espero a que se explique— En el cumpleaños de Mercy me dijiste que te fuiste de tu país porque necesitabas cambiar de gente, pero no explicaste por qué.

—¿Mercy te ha dicho algo? —Sé que ella no lo haría, pero el interés de Hero y que recuerde esa tontería me hace dudar. Él incluso iba borracho cuando hablamos.

—No, ¿ella lo sabe? —Parece que eso despierta su interés. Si de verdad quiere saberlo, por la razón que sea que quiere saberlo, y no se lo cuento yo, torturará a Mercy hasta que se lo cuente, y ella le quiere demasiado como para escondérselo.

—Claro que lo sabe, es mi mejor amiga —aclaro como ofendida de que lo dude, pero él no añade nada más. Aunque está claro que quiere que se lo cuente, Hero consigue que no me sienta presionada a hacerlo. Sé que si le dijera que no quiero hablar de eso, cambiaría de tema y no volvería a preguntar hasta que sintiera que es el momento adecuado, aunque tal vez nunca lo sea. Tomo una gran bocanada de aire y se lo cuento, aún recuerdo la liberación que sentí al contárselo a Mercy y lo buena que ha sido al no volver a recordármelo nunca más a pesar de lo molesta que estuvo en un principio y de su larga charla sobre ética, justo lo que necesitaba—. Estaba huyendo de mí misma. Durante mis años en el instituto fui una persona horrible, y también estaba rodeada de personas muy malas, aunque no pretendo quitarme mi parte de culpa. Un día me cansé de mí y no quise seguir así, pero me dí cuenta de que no podría lograrlo si me quedaba ahí. —El chico me mira, esperando más explicación— Nunca fui lo suficientemente valiente de contarle a mis padres por qué quería irme, les habría destrozado saber que no soy su niña perfecta, y sé que irme les ha dolido mucho menos de lo que lo habría hecho saber la verdad.

—¿Qué verdad? —Sus ojos brillan oscuros con la intriga y su ceño está ligeramente fruncido por la preocupación. No puedo contárselo.

—Si te lo dijera, dejarías de verme como lo has hecho hasta ahora. —Aunque no sé muy bien cual es su opinión sobre mí, estoy segura de que mucho más buena de lo que debería.

—Dices que te fuiste para cambiar, así que deduzco que lo que fuera que hiciste ya no te representa. Créeme, mi opinión sobre ti no cambiaría por nada. —Me mira con una sonrisa tranquilizadora y puedo notar cosquillas en el estómago. No quiero estropear esto, no podría soportarlo— Bueno, a no ser que mataras a alguien, ¿has matado a alguien?

—No, de momento —contesto con una risa tensa y me lanzo—. Digamos que no respetaba a nadie y provoqué un divorcio. —Escucho a Hero suspirar, puede que tal vez sí que pensara que había matado a alguien— El de los mejores amigos de mis padres. —La señora Martos fue tan amable por no contar nada a mis padres a pesar de haber destrozado su matrimonio, aunque lo más seguro es que lo hiciera por ella misma y por no pasar más vergüenza, era mucho mejor para su reputación hacer creer a la gente que el motivo era que la llama del amor se había extinguido a que su marido se había acostado con una adolescente. Hero asiente para sí mismo, como aceptándolo— Y luego me acosté con su hija. —El chico se ríe al escuchar eso y niega con la cabeza mientras se muerde el labio.

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