No huyas *1*

"MIRADAS ROTAS"

Me quedo de piedra al ver quien hay tras la puerta. Esos ojos verdes igual a los míos, solo que ahora no se ven tan inocentes como cuando aun era pequeña... ahora se ven letales y peligrosos... igual que la patada que acaba de lanzarme contra mi entrepierna.

Me muerdo la lengua y caigo al suelo cogiéndome mi pobre virilidad castrada ahora.

- Que demonios... Karina...

No me da tiempo porque siento un perfecto gancho en mi mejilla derecha. Me quedo mirando hacia arriba, donde Stephen me mira... asustado?

Veo como Karina pasa por encima de mi y se acerca a el para pegarle un puñetazo en el estómago y otro en la cara tumbándolo al suelo.

Después se larga por donde ha entrado. La ultima mirada que nos dedica es una llena de decepción y odio.

Stephen se incorpora tosiendo un poco y se acerca a mi para ayudarme a levantarme.

- Estas... estas bien?

- Es la primera vez que me pegan una patada en los genitales... y encima me la da mi hermana... desde cuando es tan agresiva?

Me mira alzando una ceja y entonces me callo.

- Dios... en la nevera hay algo de hielo... cógelo y pasame un poco...

Me quedo sentado en el suelo mientras me toco el golpe de la cara e intento no pensar en que los huevos se me han puesto de corbata por la patada. Stephen me entrega una bolsa y me la pongo abajo dejando escapar un suspiro de alivio.

- Espero que no sea así en la cama...

La cara de Stephen me lo dice todo y siento un alivio mayor.

- No pongas esa cara de agradecimiento... 

- Perdón... perdón... 

Nos quedamos en silencio, intentando aclarar lo que acaba de pasar. Mierda, la he cagado pero bien.

- Como ha sabido donde estábamos?

- Me habrá seguido lo muy lista... lo siento.

- No te disculpes... tarde o temprano lo hubiera descubierto... ahora hay que lidiar con otro problema.

Me mira interrogándome.

- Hay que hacer que nos perdone... tu al igual lo tienes fácil... pero yo... yo lo tengo crudo.

Nos levantamos los dos y vamos como podemos fuera. Les digo a mis hombres que despejen y vayan a la base. Me subo al coche de Stephen y vamos hacia su casa, pero a medio camino, una larga fila de coches hace que nos detengamos. Recibo entonces una llamada de uno de mis hombres, el que se encarga de seguir a Karina sin descanso...

- La tienen.

Stephen me mira mientras estrujo el teléfono en mi mano. Lo miro y entiende que algo anda mal.

- Tu padre tiene a Karina... 

Siento un escalofrío al notar como sus ojos se vuelven feroces y sale de la fila de coches para empezar a conducir cual poseso, haciendo que me tenga que agarrar al asiento para no salir disparado hacia los lados debido a su manera de girar de un lado a otro para esquivar los coches que van en dirección contraria.

Ahora entiendo los lazos que unen a mi hermana y a Stephen.