: Leña y fuego

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Hoseok está en Gwanju después de casi tres años, desde la última vez que celebró Chuseok con su familia. Ver de nuevo su habitación después de tanto tiempo hace que regrese a su adolescencia, algunos libros viejos de la preparatoria aún están en su escritorio, la pared llena de posters de Epik High y algunos discos en su mesita de noche.

Deja su pequeña maleta al lado de la puerta de su cuarto para lanzarse a su cama. Aspirando fuertemente, algo inútil, ya que no puede oler nada, sólo aire sin ninguna memoria o historia, nada que le provoque emoción o asco. Suspira para levantarse y empezar a desempacar, encontrándose con una gran playera negra en el transcurso. Era la playera que estaba usando Yoongi después de esa noche, se la devolvió cuando fue a su departamento antes de llevarlo al cementerio de Daegu. Hoseok se pregunta si Yoongi lavó la playera o aún huele a él, sin embargo no puede saberlo ya que no puede oler nada.

El alfa no se dio cuenta en qué momento empezó a llorar, pero sus mejillas están mojadas y sus ojos arden, también su cabeza empieza a doler por la frustración, sus dedos apretando fuertemente la tela. Hoseok se había convencido a sí mismo de que no necesitaba el olfato para sobrevivir o ser feliz, que podría vivir con sus demás sentidos, sin embargo, en este momento, Hoseok quiere su sentido del olfato de vuelta. Quiere volver a sentir la calidez en su pecho del olor a leña quemada, como si estuviera al lado de una chimenea en una noche lluviosa. Ni siquiera puede recordar cómo es su propio aroma natural.

—Hey, niño —Jiwoo, su hermana mayor, entra a su habitación con la nariz fruncida, siendo recibida por un abrumador olor a tristeza—. La abuela sabe que estás aquí y quiere verte.

El castaño casi salta de su cama ante la mención de su abuela, baja las escaleras corriendo como un niño pequeño, casi tropezándose al detenerse por las llaves de la casa. Sale para llegar rápidamente a la casa de la abuela Jung, que no está más lejos que una cuadra de la casa de su familia.

—Te estaba esperando, Hobi~.

La abuela Jung es una alfa muy sabia y conocedora de antiguos remedios, también sabe leer cartas y la palma de tu mano, es casi como una bruja. Una bruja buena, como la Bruja Buena del Sur.

La mujer lo conduce adentro de la casa, donde Hoseok había pasado casi toda su infancia junto a su hermana y primos, casi podía ver a su pequeño yo corriendo de Jiwoo y Sooyoung porque quería que jugara a la pelota con ellas, sin embargo el joven alfa solo quería jugar Just Dance en la Wii que se le había olvidado a Mark en Navidad. Ambos se sientan en la pequeña mesa que está junto a un gran ventanal que da al patio, algo inusual en las casas de Corea pero a su abuela siempre le habían gustado los ventanales.

—Cuéntame cómo te ha ido, hijo, hace mucho que no nos vemos.

—Gracias. —Acepta la taza de té y le da un sorbo, aprieta los labios después de haberle dado un trago—. Bueno... ¿Recuerdas a Yoonoh?

—Oh, cómo olvidar al beta que traía loco a mi nieto favorito.

Ambos sonríen con nostalgia, sin embargo la sonrisa de Hoseok es amarga mientras sigue hablando con su abuela.

—Bueno, conocí a su hermano gemelo, Yoongi... Y por casi cuatro meses, él fingió ser Yoonoh porque yo pensaba que era él, le había pedido una segunda oportunidad porque es obvio que aún no puedo olvidarme de él... Luego llegó su celo y me dijo la verdad, que él no era Yoonoh y que Yoonoh en realidad había muerto un día antes de que esa maldita carta apareciera en mi casillero.

Hoseok se limpia las lágrimas con el dorso de su mano, estirando la piel de sus mejillas sin cuidado, sorbe su nariz y una vez más no puede oler nada, lo que lo hace llorar más fuerte, cierra los ojos fuertemente y solloza. Cuando vuelve a abrir los ojos, su vista se pasea por la habitación y, cuando no encuentra lo que busca, se gruñe a sí mismo por no poder oler y lloriquea porque sabe que es algo que no puede cambiar. No puede volver al pasado y evitar su accidente, o el accidente de Yoonoh.

—Hoseok. —Su abuela tiene que hacer uso de su voz alfa para que el más joven le haga caso—. Respira profundamente.

No, no, no. Eso solo provoca más furia dentro de él, ¿qué sentido tiene respirar si no puede oler? Cuando aprieta los puños, su mirada se desvía hacia una de sus manos, que está sosteniendo la camiseta con fuerza. Hoseok no recuerda desde cuándo la trae en la mano o si nunca la soltó.

—Estás enamorado de él.

—¿Qué sentido tiene? Está muerto.

—Sabes que no hablaba de Yoonoh, estás enamorado de su gemelo y no quieres aceptarlo, veo que te aferras demasiado a esa camiseta y puedo jurar que es de él, huele fuerte.

Hoseok se queda congelado, mira a su abuela y después a la camiseta.

—Yo... No... No puedo...

—Lo sé, Hobi —dice con voz más calmada y dulce—. ¿Sabes? Hay una leyenda que cuando dos lobos son almas gemelas, tienen olores que les gusta al otro para atraerlos más rápido. Siempre habías dicho que te gustaba el olor a leña y fuego de Yoonoh, pero esa camiseta apesta a leña quemada y sé que ese olor le pertenece al chico que robó por completo tu corazón.

—Pero... ¿qué hay de Yo–...?

—¿Eso importa? Si él en realidad te ama y lo sigue haciendo en cualquier lugar en el que esté, entonces él querría que fueses feliz aunque no fuera junto a él.

Su abuela se levanta sin decir nada más, Hoseok se queda sentado por unos minutos observando la camiseta, mientras escucha a la mujer mover cosas en la cocina. Cuando vuelve, le extiende una taza de lo que parece té.

—No, gracias, abuela.

—Cierra los ojos y tómatelo. Estuve practicándolo desde la última vez que viniste porque sabía que algún día lo ibas a necesitar.

Hoseok está confundido, aún así no se opone y obedece a la vieja alfa. El té está caliente y parece que quema su garganta, lo toma todo de un sorbo, frunciendo el ceño al terminarlo. Su abuela entonces toma su mano que sostiene la camiseta y la acerca a su rostro.

—Respira profundo.

Hoseok obedece. Y un potente olor a leña y fuego inunda sus sentidos, calidez se extiende a través de todo su cuerpo, y su estómago y corazón saltan desenfrenados. Hoseok llora de nuevo mientras abraza la camiseta y la frota contra su cuello, en un pobre intento de impregnar el aroma de Yoongi en su piel.

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a como está yendo la historia, creo que le faltan dos o tres capítulos para el final): alch nunca había terminado una historia jajajajj ya después veremos q tal porque tengo otras ideas para historias cortas (ya q siempre hago os sjjsjskak).

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