14. REVELACIONES

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Minseok lanzó varias dagas más al cielo lleno de estrellas y una lluvia de rayos las hicieron estallar.

—Podrías mejorar tu postura —Jongdae dijo al oído y deshizo el abrazo brevemente para separarle un poco las piernas y corregir su postura. Le apretó la cintura con los brazos una vez más y le mordió el lóbulo derecho con suavidad—. Lanza una grande.

Minseok obedeció, aunque lo único que en realidad quería hacer era arrastrar al príncipe a su habitación. Sabía que él también lo anhelaba. Sin embargo, se concentró en crear una daga de más o menos un metro de largo y con la punta muy afilada. Inmediatamente, Jongdae lanzó un rayo que se arremolinó alrededor de la daga, persiguiéndola. Al llegar a la punta se introdujo en ella, como había hecho con la anterior, y la explosión resonó por todo el patio, como si una gran ventana se hubiera hecho pedazos. Los cristales brillaron en el aire por un instante, como estrellas que hubieran bajado del cielo, y pronto se convirtieron en copos de nieve.

—¿Rayos? —Minseok preguntó sin dejar de mirar maravillado la nieve que caía sobre ellos.

Los relámpagos que había visto en sus ojos durante el orgasmo tenían sentido ahora.

—Siempre me gustaron las tormentas —Jongdae murmuró sobre su oído.

Minseok asintió, a él siempre le había encantado el frío. Uno de sus más grandes sueños había sido conocer la nieve.

—¿Por qué no me lo dijiste?

—No quería hacerte sentir inferior. Tenía el presentimiento de que desarrollarías algo, pero no sabía qué o cuándo. ¿Cómo lo descubriste tan pronto?

—Yixing me hizo enojar —Minseok dijo, el recuerdo de sus palabras reavivó la molestia de Minseok—. ¿Así que tenías muchos pretendientes?

Jongdae rió suavemente sobre su oído y apretó todavía más sus brazos sobre la cintura de Minseok, pegando el pecho un poco más a su espalda.

—Todavía los tengo —susurró acariciándole el cuello con sus labios—. Pero tendrán que darse por vencidos —agregó, poniéndole un beso sobre la base del cuello.

—E-están mirándonos —murmuró Minseok, olvidando su enojo de inmediato. Era difícil estar molesto cuando Jongdae le chupaba la piel con ansias frente a los demás habitantes de la fortaleza. Sus manos se pusieron frías de inmediato y una nube se expandió por el patio de entrenamiento.

—Sí —Jongdae murmuró, repartiendo más besos sobre su cuello—. Y no me importa, todos deberían saber que me perteneces y que además estoy loco por ti —dijo y clavó le clavó los colmillos en el cuello. 

Minseok y gimió llevando sus dedos al cabello del príncipe.

—Para, por favor —suplicó, aunque en realidad no quería que se detuviera. Estaba dividido entre el orgullo y la vergüenza que le provocaba ser visto por los demás guerreros.

Por suerte, Jongdae alejó su boca de la piel de Minseok y lo hizo girarse para verlo de frente. Le dio un pico en los labios y le sonrió con cierta tristeza.

—Te he extrañado tanto.

Minseok asintió mientras Jongdae le acariciaba los labios con sus pulgares.

—Yo también —dijo Minseok con voz quebrada y lo apresó en un abrazo.

Estuvieron así, abrazados por un largo rato hasta que la voz de Yixing los obligó a separarse.

—Bien. Daremos por concluida tu lección de hoy —dijo con una sonrisa cómplice—. Ahora váyanse de aquí, están distrayendo a los demás.

Jongdae se desprendió de Minseok y se abalanzó sobre Yixing para envolverlo en un abrazo.

2. KING [Chenmin]Where stories live. Discover now