L u n a 🌙

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No fue hasta que el dió media vuelta que me di cuenta de lo que acababa de suceder.
Me acomodé en la silla sujetando mi cara con vergüenza.

- Ya me... Voy. - Tranquilamente, abrió la puerta. - Por cierto, terminé tu trabajo.

- Gracias, Y adiós. - La puerta se cerró, ya no había nadie en esa habitación.
Sonreí para mí misma. Me levanté del sitio y me dirigí a mi habitación.

En el balcón, veía todo desde esa altura. Estuve un rato contemplando todo; cuando me comenzó a hacer frío. Me dirigía a mi cama cuando sentí una mano  sujetando mi brazo con firmeza.

- ¡¿Qué?! - Estaba aterrorizada, era imposible que alguien estuviera ahí.

- _____, cuánto tiempo... - Sus cabellos dorados resaltaban con la luna, se movían con el frío viento de la noche.

- ¿Quién... Dio? - Ese hombre era la clara descripción de él, rubio, alto, musculoso...

- No me recuerdas, pero sabes mi nombre.-

- Sé lo que haz hecho.

- Así que Jotaro te lo contó. Pero... Cambié.

- ¿Y yo cómo se que eso es verdad? - Tomó mi mejilla con su pálida mano, una sonrisa decorada con colmillos se formó en su cara, y a mí me dieron escalofríos.

- No sé. Espero que esto te lo haga entender - Con rapidez me dió un largo beso del que me intentaba soltar.

Me quedé en silencio un momento después de que me soltara. Me limpié con cuidado la comisura de los labios, completamente roja, mientras el me miraba sonriente.

- Yo...

- No tienes nada que decir. - Me calló de inmediato. - No quería hacerte daño, después de todo, tu no tienes nada que ver.

Estaba confundida, ese beso me había desconcertado. Sujeté mi cabeza intentando ordenar mis pensamientos. Dio agarraba mi cintura buscando mis labios, me era imposible soltarme. Fruncí el seño, su sonrisa se ampliaba con malicia.

Sentí un brazo deslizándome dentro de la habitación.

Ese traje blanco me hizo de repente temblar, sus ojos azules nunca se cruzaron con los míos. Parecía triste.

- Vámonos... No estás segura aquí. - Apresuradamente salimos del lugar, el me cogía del brazo.

No hice nada, por alguna razón. Iba un paso atrás de él, se sentía muy distinto. Parecía ser el mismo de antes pero no podía asegurar nada.

- ¿A dónde? - Cuando empecé a hablar el avanzó con más rapidez, comenzando a molestarme. No me respondió. - Detente. - No hizo caso, lo repetí, recibiendo silencio, trataba de liberar mi brazo pero era lógicamente más fuerte que yo. - ¡Para!

Se detuvo en seco. Me soltó y volteó hacia mí. Me di cuenta de la gente que nos miraba por el hecho de haberle gritado. No me miraba, sólo paseaba sus ojos en mi.

- ¿Estás bien? - su silencio molestaba.-¿Estás enojado? Por favor, yo debería ser la enojada aquí, ¿No? Me dejaste como si nada, parecía que te habías olvidado de mí. ¿Y ahora vuelves sin decir nada pretendiendo que todo sea como antes? - Alcé la voz entre lágrimas. Ya no me importaba el hecho de que haya estado bajo el efecto de ese Stand, estaba ahogada en furia.

Lo miré de arriba a abajo con mucha rabia. Quería irme rápido. Miré al rededor percatándome de la gente que aún nos miraba.

- Quisiera olvidarme de lo que hice. Pero, es imposible. Al menos, permíteme ponerte a salvo. - Su voz seria me intimidó.

- Cómo sea. - Bajó la cabeza.

(...)

Me senté al lado de la ventana, respirando hondo para sentir el olor de Jotaro. La puerta se abrió. Limpié rápidamente los rastros de lágrimas en mi cara.

- ____. Traje hamburguesas. - Lo miré y le sonreí casi imperceptiblemente. Comenzaba a entender de que no fue culpa de él. Pero... Era difícil.

Me dió una hamburguesa y nos sentamos a ver algo en su televisión. Pasaron las horas, no tenía clases el día siguiente.

- Jotaro... Ya tengo sueño.

- Oh, está bien. Puedes tomar cualquier ropa de mi clóset para dormir. - Asentí y di las gracias. Me dirigí a su habitación. Seguía siendo la misma desde la última vez que había estado allí, ese estilo blanco y negro minimalista.

Me puse una camisa blanca que me quedaba como un vestido. Me recordó cuando a penas nos habíamos conocido, un nuevo recuerdo a mi mente.

Me acosté en la cama perfectamente tendida, poniéndome por debajo de las delgadas cobijas.

Pronto dejé de escuchar el televisor y ver cómo la puerta se abría. Era Jotaro. Sin decir nada, se acostó a mi lado cerca de mi. A decir verdad, se sentía muy cálido.

- ¡Jotaro! - Susurré alarmada. Sentí una sonrisa dibujarse en el rostro de Jojo.

- Está bien, está haciendo frío. - Susurró cerca de mi para después rodearme con sus brazos. Me sentía bien, protegida. Me preguntaba si Dio volvería.

Pasaron los minutos, no podía dormir.

- Ey... ¿Por qué?

- ¿Qué?

- Todo. Por qué volviste, por qué es como si nada hubiera cambiado?

- Volví porque se me quedó algo, escuché tu voz, fui al balcón y sentí celos. Muchos, al verte siendo besada por Dio.

- ¿Por qué? Estabas con... Cómo se llame ella.

- No es la primera vez que te besas con Dio, hermosa.

-¿E-es en serio? - Me sonrojé. El asintió.

- Y espero que sea la última, me matarás de celos - Tocó mi nariz como a una niña pequeña, era tan tierno.

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Capítulo un poquito corto porque si <:3

No sé que tal me quedó, lo terminé ayer a las 5 am sin dormir nada así que tal vez hayan incoherencias xc














LA CHICA QUE NO LO QUIERE  🌺 (Jotaro x Reader)Where stories live. Discover now