H o s p i t a l 🏥

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Un día después - Sabado

Me desperté por una leve respiración a mi derecha, muy cerca de mi.

Al lograr abrir los ojos, vi a Jotaro dormido a mi lado. La cabeza me dolía, aunque era aceptable. La cama era realmente cómoda y no me quería levantar de ella.

Intentaba levantarme pero la mano de Jotaro cogía la mía con fuerza.

Voltear a verlo me hacía sonreír, su rostro pacífico que dormía me hacía pensar en lo tanto que en la noche había sucedido. Yo esbozaba una sonrisa. Lentamente separé mi mano de la suya para que no se diera cuenta y siguiera durmiendo.

Con mi mano ya libre, tapé mi cara, estaba exhausta pero no me debía quedar ahí sin más. Miraba mi cuerpo desnudo en el espejo en frente de la cama. Aún habían marcas de sus dedos y besos como recuerdo.

Con lentitud y dificultad, gracias al salvajismo de la noche anterior, me dirigí a la bañera para sentirme más tranquila. Aún mi corazón dolía por todos los sentimientos que Jotaro me había hecho pasar, no sólo los sentimientos bonitos.

Buscaba con la mirada, si tal vez Jotaro tenía pastillas del día después. No recordaba con exactitud si se había protegido, pero lo dudaba. No tenía. Obviamente.

Bufé unas diez mil veces antes de meterme a la bañera que se estaba llevando con agua ligeramente tibia. Y finalmente me metí en esta estando ya llena.

El baño era relajante, con sus toques de inexpresividad, pero elegancia con colores neutros que no pasaban de la escala de grises. Parecía muy Jotaro.

Una pequeña flor morada daba algo de vida al impasible lugar. Un ambientador de lavanda no me permitía oler con claridad la pequeña flor al lado de la bañera.

---- aprox 20 mins después.

El desayuno ya lo había preparado y yo ya había comido mi parte.

Estaba pensando en aquella chica con la que Jotaro se había ido por un tiempo. ¿Qué había sido de ella? Hasta que una mirada me produjo escalofríos. Preparándome para ver cualquier cosa, rápidamente me giré con la respiración desigual y mis piernas templadas. Solté un largo suspiro al ver el rostro de Jotaro en la esquina.

- Pasa algo? - Dijo mirándome algo alterada.

- No te preocupes, buenos días - Asintió medio dormido, con sólo unos pantalones negros. - Te preparé el desayuno.

- Gracias - se acercó a la barra para coger el plato con la comida, pasando justo a mi lado. Se veía muy cansado.

Limpié mis manos en la toalla de cocina para dirigirme al salón y ver algo de televisión.

- ¿Después quieres salir a algún lado? - Dije mientras estaba inquieta en el sillón encontrando la posición más cómoda para ver cualquier cosa.

- Supongo - Su áspera voz hacía eco sobre la habitación.

Un rato después, se acercó al mueble para sentarse justo a mi lado. Lo miré de reojo, y posteriormente abalancé mi cabeza sobre su hombro.

- Estoy muy cansada. - Suspiró rodeando mis caderas con su brazo y juntándome más a él.

- Yo también. ¿No crees que sería mejor quedarnos en casa y hacer lo que sea? - Lo miré en silencio buscando su mirada que se mantenía en mi y me encogí de hombros respondiendo a su pregunta.

Él cogió el control de la televisión y la prendió. Pasando por varios canales, nos encontramos con un documental de animales, y él se mantuvo ahí.

De repente su móvil sonó. Por instinto me separé tranquilamente de Jotaro mientras el contestaba la llamada. No le estaba prestando tanta atención a lo que él decía, sin embargo el parecía irritado.

- ¿Y por qué me llamas a mí? - Una voz femenina nerviosa se podía notar al otro lado del teléfono. - No, no puedo ir. - Estaba a punto de colgar la llamada pero algo le detuvo por un segundo. Al final colgó.

- ¿Quién era? - Dije intrigada.

- Nada realmente interesante. - Me quedé mirándolo fijamente en busca de mentiras.

- Vamos, dime, parecías irritado.

- Es Verónica, la chica que... Pués causó todo... - Hice una seña para que siguiera hablando. - Está en el hospital. Cómo puedes ver no es nada importante.

- ¿"Nada importante"? A demás por qué te llamaron a ti y no a sus padres - El dudaba en responder.

- Está sola. - Me levanté con algo de dificultad.

- ¿Y crees que no es nada? Si tu no vas, iré yo. - Su rostro emanaba confusión, no había razón para enternecerme por quien me había hecho suficiente mal.

- Yare Yare - Se levantó hacía el baño. Parecía no muy convencido pero asumí que iría.

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Jotaro se veía cansado, pero en fin, le había dado la opción de ir conmigo y aceptó.

Llegamos al hospital. Ese olor me traía recuerdos, hace mucho que no habia estado en uno. Rocé con sutileza la mano en el bolsillo de Jotaro, con intenciones de tomar su mano, y así se hizo. Su mirada me hacía sonreír para mis adentros. Los minutos pasaron hasta que una enfermera nos recibió y nos dirigió a la habitación 106.

Por alguna razón, en el momento me paré justo enfrente de la puerta me detuve, mi cuerpo no reaccionaba. La mano de Jotaro se posó en mi hombro al verme inmóvil, y entonces abrí la puerta con la mano temblorosa.

- ¡Jotaro! - Gritó la morena con intenciones de saltar a los brazos de Jotaro sin embargo al intentar moverse de quejó de dolor. - Ah, y ______. ¡Tardaste en venir! -

Él me miró algo molesto intentando que yo haga algo. Lo empujé suavemente para que se acercara a la camilla.

- Qué te sucedió? - Dije desde la puerta incapaz de entrar.

- Colpasé en la noche, fue como si me hubieran arrancado el pecho, a demás, desde eso, no puedo hacer funcionar a mi stand. - Ladeé la cabeza al recordar el poder de Strega. - Es cierto que no sabes nada de mi, intentaba vengarme cuando ni me recuerdas. Dio Brando era mi amor platónico, y ese día de la tormenta en la nieve hace ya bastante, me iba a encontrar con él pero al llegar a la parada de autobús lo vi besándose contigo. Tiempo después, de que dejaste de ir al instituto, me le declaré él me dijo que no tenía ojos para nadie más que a ti.-

De repente mi cabeza me dolió insoportablemente, me senté en la silla para disimular lo que sentía. Demasiado abarcaba mis recuerdos, era como si cada momento de mi vida me estuviera golpeando. Y entonces, llegué a ese recuerdo, en esa misma habitación de hospital, todo visto desde mis ojos. Cuando mi madre casi miré por culpa de uno de mis padres.

- A-ah, no-no sabía que te gustaba. - Jotaro parecía incómodo a través de mi vista borrosa.

- Pero en fin. Mi stand no fue lo suficientemente fuerte para romper los lazos del amor. Por eso, colapse, supongo. -

Inevitablemente, me comencé a quejar, Jotaro se acercó rápidamente aunque no podía ver con claridad. No soportaba el dolor en mi cabeza, por alguna razón recordaba demasiado de mi vida.

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Morí pero reviví. Casi en serio, no irónico.

Hasta dentro de un mes bbs 🥺










LA CHICA QUE NO LO QUIERE  🌺 (Jotaro x Reader)Where stories live. Discover now