Día treinta y ocho

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Los chicos me han forzado a que regrese a las terapias desde que he estado saltándomelas e ignorando las llamadas de Sarah. Ellos dicen que es lo mejor para mí, porque necesito ayuda. Así que, aquí estoy, escribiendo en la –muy llena de gente- oficina de Sarah mirándome instantáneamente. Puedo sentir sus ojos clavados en mí que me da miedo de mirarla. Me estuvo hablando toda la hora hasta que paró y me dijo que escribiera desde que me rehusé a dejar de hacerlo. Ella decía que escribir sólo dañaba mi salud, porque si te hablaba cuando realmente no estabas aquí, no tenía punto de sanar. Pero no te puedo dejar, simplemente no lo puedo hacer. Te amo y siempre lo haré. Nadie lo entiende.

99 días sin ti | adaptación Emiliaco |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora