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“El sonido de algo que se rompe, quiero despertar de mi sueño. Pero, no estoy soñando”

Corea del Sur, Seúl: año 2009-12-12

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Corea del Sur, Seúl: año 2009-12-12.

Las uñas de Jimin seguían raspando el suelo sin parar como si buscara algo allí, ¿pero qué? ¿Qué podría encontrar el pequeño allí? Nada, exactamente nada, y dolía. Porque no tenía nada, se lo habían arrebatado todo.

Así que él, le arrebataría todo a los demás.

Se levantó de suelo y tomó su máscara, esa sonrisa era para él. Tan gélida para cualquiera, pero tan cálida para sí mismo.

— Abuela — Jimin buscó a su abuela mientras daba pequeños saltos por todo el pasillo — ¿Estará escondida? — se preguntó — Ya Jimin no juega a las escondidas, abuela.

Los empleados de la mansión veían al niño de catorce años comportarse como uno de seis mientras trotaba por toda la casa jugando a las escondidas.

— Pobre Joven Park, era un niño tan bueno — comentó una de las empleadas más jóvenes — Al parecer la muerte de sus padres lo dejó medio loco. No sé hasta cuando la Señora va a tenerlo aquí, creo que va a ser mejor que lo lleven a un manicomio.

Jimin se detuvo, ¿llevarlo? ¿A dónde se lo llevarían? Él no se iría de allí, ¡no, imposible! Nadie lo iba a alejar de su casa, nunca mas nadie le iba a quitar lo que era suyo. Nadie, porque su padre le había enseñado muy bien a tratar con las personas que se interponían en su camino.

— Ve y busca a la Señora, yo lo estaré observando — le pidió a su compañera y esta así lo hizo, quedado en la habitación solo ella y Jimin.

La chica siguió limpiando los muebles y por un momento se olvidó de la presencia del chico, tenía muchas cosas en la cabeza como para preocuparse por un chiquillo.

De repente todo se volvió oscuro, se volteó hacia atrás y vio las cortinas cerradas, suspiró cansada y miró a su alrededor buscando a Jimin, pero no lo vio. Negó con la cabeza y las volvió a abrir para seguir haciendo su trabajo, pero de nuevo, las cortinas fueron cerradas.

— Maldita sea — dijo entre dientes. Porque aunque Jimin se haya vuelto tan molestamente juguetón seguía siendo su amo y no debería faltarle al respeto — Joven Park.

Lo llamó, pero no contestó. Se acercó al mueble y miró detrás de este. Nada, ya se estaba impacientado. Se giró de repente y soltó un grito sonoro al ver una máscara con una sonrisa macabra frente a sus ojos.

— ¿¡Qué hace!? — tocó su pecho.

Ese niño era insoportable, ¿¡cómo se le ocurría aparecer frente a ella en esa oscuridad con esa horrenda máscara!?

— ¿Quieres jugar a las escondidas? — pidió con voz dulce.

— Lo siento, pero no tengo tiempo para jugar.

Le dijo y antes de poder hacer nada, sintió un dolor punzante en su pecho. Justamente donde había llevado su mano hace solo instantes, llevó su vista allí y vio un cuchillo clavado en su pecho. Cayó al suelo intentado alejarse del chico frente a ella.

— ¿Qué has hecho?

— Estoy jugando — respondió — Yo soy el cazador y tú eres mi presa.

Sacó el cuchillo del pecho de la chica y lo clavó en su cabeza.

(...)

Corea del Sur, Seúl: año 2019.

SunJi le dio la llave de su habitación a Jimin para que la abriera, sus manos no habían dejado de temblar y le era imposible ponerla en el orificio.

Cuando la puerta estuvo abierta los dos entraron y cerraron la puerta detrás suyo, SunJi se sentó en su cama con las manos en su cabeza intentado calmarse.

Solo fue un sueño, solo fue un sueño. Se repetía a si misma.

Mientras, Jimin se detuvo frente a su máscara y sonrió, cuanto tiempo, pensó.

— ¿Te pasó algo?

SunJi negó. No le contaría lo que había acabado de presenciar, él pensaría que estaba loca.

— Ten — Jimin le extendió una botella de agua y ella la tomó.

— Estoy bien, solo es que me asustan los truenos y estar allí dentro sola me asustó mucho más — mintió.

Y Jimin lo sabía muy bien, pero le encantaba. Todo de ella le encantaba.

— Tranquila — posó su mano en el rostro de ella y quitó el cabello que estorbaba — Si quieres me quedo y te hago compañía — propuso.

SunJi lo miró y dudó, ¿estaría bien que lo dejara quedarse allí? Jimin era un extraño aun para ella y con lo que presenció de su actitud la última vez no le tenía mucha confianza.

— No es necesario, de verdad estoy bien. — sonrió — Me voy a dar una ducha e iré a dormir.

— ¿Segura? Vaya, quería quedarme un rato a conversar y así podías explicarme por qué tomaste mi máscara — SunJi alzó la vista y vio los ojos de Jimin.

Su corazón latió fuerte, ¿cómo explicaría eso? No dejaba de meterse en problemas con ese chico.

— Lo siento — se disculpó — Puedes llevártela, no he hecho nada con ella, lo juro. Solo la tomé para la investigación pero si te molesta puedes tomarla, no estuvo bien de mi parte llevármela — bien, de nuevo había comenzado a temblar.

¡Nunca más en su vida tomaría algo que no es de ella! Era bochornoso sentirse como una ladrona frente a alguien.

— Hey, tranquila — tocó su hombro — Solo quería saber, me parece muy curiosa su investigación. Me siento halagado por ser mi casa el principal objetivo.

— Oh sí, es que estamos investigando mansiones.

— Sí, pero sabes — se acercó a ella — Hay algo que no entiendo, ¿qué es lo que esperas descubrir?

¿Qué era eso? ¿Por qué de repente Jimin parecía haber tomado una postura diferente ante ella? ¿Qué estaba insinuando? ¿Acaso había algo que descubrir?

¿Qué era eso? ¿Por qué de repente Jimin parecía haber tomado una postura diferente ante ella? ¿Qué estaba insinuando? ¿Acaso había algo que descubrir?

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Mask; pjmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora