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“Mi sangre, sudor y lágrimas. Mi cuerpo, corazón y espíritu. muy bien que soy tuyo, echaste un hechizo para castigarme”

Sus ojos se fijaron en los de SunJi de una manera en la que le hizo sentir escalofríos

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Sus ojos se fijaron en los de SunJi de una manera en la que le hizo sentir escalofríos.

Lo vio sonreír sin dejar de mirarla.

— Tienes razón... — dio otro paso hacia ella y se agachó para quedar frente a frente — Pero fue la mejor manera, solo míralo desde mi punto de vista, ya nada me lastima. Nada ni nadie SunJi.

Acarició su mejilla mientras observaba su rostro, le encantaba. SunJi era lo que deseaba, algo que de verdad deseaba después de mucho tiempo.

— ¿Ya te dije que me encantas? — pasó su lengua por sus labios de una manera muy provocadora. La chica tragó en seco al ver los labios de Jimin húmedos.

— Eso creo — quitó su mano — Pero no entiendo como una persona que dice no sentir nada tiene este tipo de sentimientos — esta vez ella dio un paso hacía él — Jimin estoy aquí, si necesitas decirme algo solo dilo.

Jimin se alejó, él lo sabía. SunJi sabía cosas de su vida, cosas que no debería saber nadie. Lo que no sabía era cómo ella sabía esas cosas.

Tal vez...

Corea del Sur, Seúl: año 2013.

Jimin estaba sentado en la estación de tren esperando a que lo fueran a recoger mientras contaba las personas que pasaban frente a él.

Suspiró y miró el reloj en su muñeca, ¿dónde diablos se habían metido? Los despediría en cuanto llegara a Daegu, eran personas incapaces de servirle.

Miró hacia su lado y vio a una chica, alzó una ceja cuando la vio llorando, débil idiota. Pensó y cambió su vista pero hubo algo que lo hizo volver a mirarla, de repente su llanto se había detenido.

La vio apretar algo entre sus manos con fuerza.

— Espero que muera también... — la escuchó susurrar — Deseo que desaparezca... — limpió sus lágrimas.

— SunJi — la voz de un hombre se escuchó. Jimin lo miró y apretó sus puños, esa mirada le recordaba tanto a su padre que lo hacia sentir muy furioso.

— Piérdete — la chica lo miró con rabia — Es tu culpa, por tu culpa mi mamá murió ¡Es tu culpa!

Salió corriendo de allí seguida por aquel hombre.

Jimin se levantó y buscó a la chica por todos lados hasta que la encontró. La observó desde su lugar. Una vez él fue así, débil. Una vez él lloró, de dolor. Pero él ya no era así.

— Lo odio... — dijo SunJi — Desearía ser más fuerte, quiero ser más fuerte...

Jimin se dio la vuelta y se fue cuando sintió que su corazón se estrujó al ver a alguien de esa manera. Todos sus recuerdos volvieron como una ráfaga haciendo que sus manos temblaran, él no lo había olvidado. Pero tampoco lo recordaba, solo lo mantenía en un lugar de su mente en donde se mantuviera oculto. Pero ella lo había revivido, al verla así lo hizo sentir como antes, todo ese dolor, todos esos momentos habían vuelto.

Las personas que debían recogerlo llegaron y Jimin se marchó con ellos lejos de Seúl, se iría para siempre. No quería volver a ver ese lugar nunca más.

Pero después de ese día Jimin comenzó a tener pesadillas con respecto a su pasado y podía jurar que se veía de pequeño algunas veces merodeando a su lado por años. Escuchaba su voz constantemente cantando aquella vieja canción hasta que...

Park Jimin

Escuchó que alguien dijo su nombre, pero no había nadie a su lado.

¿Park Jimin? Dulce nombre, espero que estés bien.

Y todo desapareció otra vez, no volvió a tener pesadillas. Sus recuerdos ya no lo atormentaban.

— Pero te recuerdo a ti.

Sonrió al recordar esa voz, era la voz de esa chica. SunJi lo había llamado y él iría a buscarla.

Corea del Sur, Seúl: año 2019.

— Jimin — SunJi lo sacó de sus pensamientos.

— Necesito tu ayuda — la abrazó y la chica se asustó un poco — Por favor, él quiere acabar conmigo.

SunJi se separó y lo miró.

— ¿Él? — frunció el ceño.

— Sí — apuntó la tumba donde estaba su pequeño yo — Yo.

— Sí — apuntó la tumba donde estaba su pequeño yo — Yo

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Mask; pjmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora