Un sueño que se sintió malditamente real

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Yo veía la luna, se encontraba justo a las afueras de mi ventana, era increíble lo grande que parecía incluso cuando el sol estaba por salir, la brisa era fresca y el sonido de la noche en quietud era rítmico y a cobijador. Apareciste de la nada, como siempre abrazándome pro la espalda y envolviéndome con tu aroma. Me besaste el cuello y sonreíste después de hacerlo al percibir la reacción de mi cuerpo ante aquel gesto que para mí era eterno. Suspiramos y me estrechaste entre tus brazos, me apoyé en tu pecho, entrelacé nuestras manos, las tuyas frías con las mías tibias, arrope nuestros cuerpos y sonreí en plenitud sintiéndome protegida, querida y en casa. Empezaste a tararear aquella canción que nos encanta, aquella que relata que el universo cambió cuando nos juntamos y que nada volvió hacer lo que era antes. Y entonces tu lenguaje corporal cambió, el ritmo de tu corazón galopando en mi espalda se alteró, tu respiración cambió para ser netamente superficial, llenaste tus pulmones de valor y me susurraste al oído: Te Amo. Me permití cerrar los ojos asimilando el efecto y el significado de tus palabras, atesorando tu cercanía, tus gestos, tu piel, tu aroma y tu voz. Fue una lástima querer archivar el momento efímero en mi memoria, fue una lástima desear que nunca terminara, fue una terrible y horrible decisión cerrar los ojos porque al abrirlos ya no estaba la luna en mi ventana, ya no estabas abrazándome por la espalda, ya no quedaba nada de ti, ni si quiera tus palabras... fue una lástima que todo hubiera sido una fantasía de un sueño que se sintió, en su momento malditamente real. 

Un sueño a través de letrasWhere stories live. Discover now