Los Orígenes 👑 | LIBRO 1 - TO | ✔

👑 Capítulo 1: "Conociendo a los Mikaelson"

👑 Capítulo 1 👑

Tenía las manos ardiendo y las rodillas no me daban más. Padre había insistido en que debía de recolectar los frutos del sembradío de nabos que estaba en nuestra propiedad...dentro de lo tantos metros que abarcaba nuestro hogar. Por esa estúpida orden, estuve todo el día arrodillada en la tierra, ampollándome las palmas y evitando que los conejos se llevasen nuestra producción. Obviamente, jamás le digo que es lo que pienso por respeto y por temor a su reacción. Por otro lado, Tatia, como siempre no participa de estas clases de actividades. Según ella, debe de cuidar de Elidan cuando en realidad se paseaba por la aldea, pavoneándose ante los hombres.

Una vez que terminé con mi labor, el regreso a casa fue mucho más largo que nunca. Para mi mala suerte, tenía toda la falda manchada de barro y el rostro bañado en mi propio sudor. El simple hecho de sostener la cesta, hacía que las manos me palpitasen. Pero padre siempre decía "Hay que apreciar las cosas que cosechamos en la vida". Es gracioso. Él no tiene que labrar la tierra todos los años ni mucho menos tener que recoger los nabos o las zanahorias. Él solo se sienta en la mesa y los devora.

Al llegar noté la que la casa estaba rara. Cada vez que volvía del campo, mis hermanos estaban en la puerta cortando leña para almacenar, mi madre colgaba las sabanas recién lavadas (por mí) y padre se sentaba en la entrada a tallar figuras de madera. Hoy, en particular, ninguno hacía eso.

Apreté un poco más el paso y llegué. El roce de mi mano contra la madera de la puerta, hizo que la piel me ardiese. La puerta chilló un poco al abrirla. En el interior, mi madre parecía estar buscando imperfecciones, ya que daba vueltas por cada rincón de la casa. Ella era demasiado meticulosa.

Al apoyar la cesta junto a la puerta, giró su cabeza bruscamente.

-¿Qué haces ahí parada?-cuestionó, alzando una ceja.

-Ohm... ¿acabo de llegar?-mi respuesta pareció irritarla, ya que me miró con unos furiosos ojos. De una sola zancada, me tomó del brazo.

-¡Mira el estado de tus ropas!-señaló la gran mancha de tierra que había sobre mi falda y luego chasqueo la lengua.-Ven conmigo.-me tomó del brazo, apretando sus dedos alrededor de él, y me guio hasta mi habitación. En ella, me hizo sentar en la cama mientras me lanzaba uno de esos vestidos que solo usaba en ocasiones especiales.-Tu padre se molestaría mucho si algo sale mal.-murmuró, tomando un viejo y desgatado cepillo de cabello. Se colocó detrás de mí y comenzó a peinar, mechón por mechón.-No debemos cometer ningún error.-

-¿Puedo saber que está pasando?-pregunté, midiendo mis palabras. Ella colocó sus dedos sobre mi cabeza y la volvió hacia el frente.

-Debes de estar impecable.-murmuró, tironeando de mi cabello. Apreté los dedos contra la manta de mi cama y apreté los dientes. Me hacía doler.

-¿Madre...?-

-Shhh...-los movimientos del cepillo sobre mi cabello, fueron más suaves.-No digas nada. Tú solo quédate tranquila. Cómo ya te dije, a tú padre no le hará gracias que se arruiné.-

-¿Qué cosa?-

-Silencio.-

Luego de que ella acabase con mi cabello, me ayudo a quitarme el sucio vestido y a reemplazarlo por el otro. No entendía muy bien lo que estaba pasando, solo me dejé guiar por ella. Al cabo de un rato, madre terminó conmigo. Ella había elegido el mismo vestido que había utilizado en la boda de mi hermana: uno de tela suave, color celeste. No era que no me gustase, pero quería saber de qué se trataba todo. Al menos conseguir una respuesta concreta.

Cuando la noche llego, noté algo más raro. Padre utilizaba su túnica especial y mis hermanos estaban bien vestidos, ya no utilizaban esas camisas sin mangas y no se les notaba el sudor en los brazos ni en el rostro. Madre seguía siendo perfeccionista, a pesar de que la casa estaba en perfectas condiciones.