Los Orígenes 👑 | LIBRO 1 - TO | ✔

👑Capítulo 6: "La Boda (parte 1)

👑Capítulo 6 👑

No pude dormir en toda la noche. Di vueltas en la cama y llegué a despertarme varias veces. Tenía suerte de que Rebekah durmiese profundamente, ya que sería completamente molesto para ella si me escuchase acomodarme una y otra vez.

Decidida a que no podía volver a conciliar el sueño, me puse de pie y salí de la habitación. Caminé en puntillas para no hacer ni el más mínimo ruido y me deslicé por el pasillo. El estómago me rugía. De los nervios, no había probado bocado en la cena y ahora estaba pagando por eso.

Me deslicé silenciosamente hasta llegar a la sala. Las velas ya se habían consumido y solo la luz de la Luna iluminaba el interior, las cortinas apenas danzaban con las leves ventiscas nocturnas y desde afuera se escuchaba el suave repiqueteó de los caballos. Pero en sí, la noche estaba silenciosa y tranquila.

Sobra una de las mesas reposaba una jarra de arcilla. Tomé una de las copas y la llene hasta la mitad de agua. El líquido mojó mi reseca garganta, y sentí algo parecido a apagar un intenso fuego que crecía en mi interior. Me senté en una silla y suspiré. Nunca pensé que esto fuese tan incómodo. Seguía sintiéndome como una intrusa a pesar que dentro de unas pocas horas, sería parte de la familia. No iba a negar que ellos fuera amables conmigo, pero...había ese algo que me hacía cosquillas en el estómago y me daba mala espina.

Justo cuando me estaba acomodando, la puerta se abrió de golpe y como reflejo me puse de pie.

-¿Qué haces despierta a esta hora?-ese alguien avanzó hasta que su silueta fue iluminada por la Luna. Elijah.

-No podía dormir.-respondí, recuperando el aire nuevamente.

-¿Estás bien?-atravesó la sala y se colocó a mi lado.

-Solo es...-lo miré a los ojos durante unos instantes y me mordí el lado interno de la mejilla.-...solo son los nervios.-finalicé.

-Todo acabará mañana.-me aseguró, besándome la frente.-Trata de dormir un poco.-

-Lo haré.-bajé la vista.-No quiero ser mal educada ni nada pero, ¿dónde has estado?-

Se alejó. Por un momento pensé que se había ofendido. ¿Qué tenía que andar preguntando sobre los asuntos de mi futuro esposo?

Pero en cambio, encendió una nueva vela. Me tapé la boca cuando se volvió hacia mí. Tenía la palma llena de sangre.

-No te preocupes.-dijo, sentándose.-No es nada grave.-

-Pero... ¿con que te lo has hecho?-me arrodillé frente a él, examinando la herida.

Soltó una leve carcajada.

-Tratando de separar a mi hermano de una pelea de borrachos.-respondió, como si le quitase importancia.

-Deberías curarla.-murmuré, acariciándola muy por encima.-O se pondrá fea.-

-No quiero sonar mal, pero, ¿te podrías encargar de ella?-preguntó. Miré su rostro en la tenue penumbra.-Verás, no se me da muy bien eso de curar a la gente.-

-Claro, claro.-me puse de pie rápidamente.- ¿Dónde...?-

-Allí.-me interrumpió, señalando el hueco que había en una pared.-Madre se ha encargado de guardar todo allí.-

-Perfecto.-avancé con cautela y revisé lo que había. Tomé un rollo de vendas y una pomada, que mi madre también tenía y servía para una rápida cicatrización. Para cuando volví, Elijah seguía en la misma posición, solo que esta vez, tenía el codo sobre la mesa.-Esperemos que no te duela.-murmuré.