👑 Capítulo 2: "Elijah"

5.8K 452 89
                                    

👑 Capítulo 2 👑


Ya habían pasado algunas semanas desde que la familia de Klaus se había adaptado a la aldea. Como Mikael resultó tener muchas cosas en común con padre, se hicieron íntimos amigos. Un día a la semana iban de cacería y ofrecían grandes banquetes para el resto del pueblo. Madre y Esther habían resultado de la misma especie. ¿Especie? Sí, especie. Ambas eran brujas. Se intercambiaban secretos como si fueran recetas para hacer guiso de ciervo. Tatia me hacía reproches ya que no le gustaba que estuviese tanto tiempo con Rebekah e insistía en que había tirado nuestra amistad al fango. Todo eso era mentira. Ella se había distanciado.

-¡Elidan!-exclamé, tomándolo de la mano y evitando que una manada de ovejas hiciese que se perdiese de vista.

-Ese niño parece más hijo tuyo que de Tatia.-comentó Ingrid mientras cumplíamos con los recados.-Por cierto, ¿Dónde está ella?-

Me encogí de hombros, sosteniendo una tinaja de barro entre mis brazos.

-Ocupada, como siempre.-respondí.

-Eso es lo que siempre dice. Mantengo mi idea a que es falso.-murmuró mi hermana, acercándose al pozo. Había algunas mujeres alrededor, la mayoría nos saludó con una leve inclinación de la cabeza.- ¿No debías de ir a buscar los cuchillos de Aidan y Ethan?-preguntó, mientras sumergía un cubo de madera dentro del pozo.

-¡Lo olvidé!-exclamé, llevándome la mano a la frente y cerrando los ojos.- Volveré enseguida.-ella tomó la cesta que contenía huevos al tiempo que yo tomaba en brazos a Elidan. El pequeño salvaje se había salvado de que el pastor le diese con su cayado en la cabeza.

Mis hermanos eran muy meticulosos cuando se trataba de sus herramientas de trabajo. Siempre se aseguraban de sus cuchillos tuviesen el filo adecuado y pagaban grandes cantidades para mantenerlos en buenas condiciones. Mi madre les había bordado fundas de una tela demasiado suave y resistente al filo. El señor Gregovich era un especialista en esos delicados trabajos y siempre estaba dispuesto a recibirlos.

Atravesé la plaza de la aldea hasta la casa de herrería. El señor Gregovich se encontraba en la entrada, dándole mazazos a una espada. De seguro estaba balanceándola para que obtuviese un equilibrio perfecto.

-¡Buenos días, Thalía!-bramó con su potente voz y haciendo oscilar su barba oscura hacia los costados.-En un segundo estoy contigo.-asentí, tratando de recuperar el aire mientras dejaba a Elidan en el suelo. Como siempre, enfilo hacia la fila de espadas que se encontraba a unos metros. Antes de dejarlo avanzar más, lo tomé del brazo.

-No, no, nada de eso.-me arrodillé a su lado y le corrí un mechón de cabello que caía sobre sus ojos.-Tu madre me mataría si algo malo te llegase a ocurrir.-él rió suspicazmente y me señaló el interior de la herrería.- No vas a tocar nada filoso o te vas a lastimar.- asintió varias veces. Sabía que mis advertencias le entraban por un oído y le salían por el otro.

Elidan salió corriendo, casi llevándose puesto al señor Gregovich que ingresaba junto a mi pedido.

Rápidamente me reincorporé, rogando que su humor no cambiase. Todos conocían al herrero por tener dos tipos de personalidades, dependiendo el día y era muy fácil hacerlo enojar o hacerlo reír.

-Ay, ay, estos niños.-comentó, depositando las fundas sobre la mesa de madera.- Espero que a tus hermanos les guste el trabajo que he hecho.-

-Nunca se quejaron, señor.-respondí, colocando mis manos tras mi espalda.

El señor Gregovich soltó una estruendosa carcajada.

-Eso me alaga, joven Thalía.-sonreí de lado.-Bien, ellos ya pagaron por lo tanto, ya puedes llevártelas.-puso una funda encima de la otra y me las entregó.

Los Orígenes 👑 | LIBRO 1 - TO | ✔Where stories live. Discover now