Capítulo 1: Pintando la historia con cuatro pinceles.

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"Cuando te vi por vez primera, vi el amor, y la primera vez que me tocaste, sentí amor. Después de tanto tiempo, tú aún eres el único. Parece que lo logramos, mira cuán lejos hemos llegado cariño. Quizás tomamos el camino largo porque sabíamos que llegaríamos allí algún día. Ellos decían :"Apuesto a que nunca lo lograrán." Pero tan sólo mira cómo hemos seguido adelante, aún estamos juntos, aún somos fuertes... Aún eres el único, eres el único al que corro, el único al que pertenezco, el único al que quiero de por vida, aún eres el único, el único al cual amo, el único con el que sueño, el único al que beso en las noches. Estoy tan feliz porque lo logramos, mira cuán lejos hemos llegado mi amor..." -You're still the one / Shania Twain.

"Quiero que seas lo primero que mis ojos vean al despertar, y lo último que vean cuando se cierren para siempre..."

Los grandes ojos verdes se alzaron, y a través del transparente cristal de la ventana, observaron el vasto cielo. Green Valley amanecía completamente encapotada, anunciando que, quizás, iban a tener posibles chubascos o tormentas. Aquellas espesas nubes grises habían estado merodeando el pequeño pueblo por alrededor de ya casi tres días, pero ahora, el diluvio parecía certero.

Los colosales y antiquísimos árboles que rodeaban la pequeña vivienda, estaban despojados de sus vestidos frondosos de hojas verdes debido al invierno. En aquellas ramas secas del color de la herrumbre, se posaban algunos gorriones que animaban un poco la mañana. Febrero estaba en su plenitud, regalando sus más tristes paisajes que informaban que aún faltaban bastantes días para el inicio de la primavera.

Harry soltó un suspiro y el vaho que escapó de su boca hizo empañar al vidrio. El muchachito entonces continuó haciendo las tostadas -las cuales ya humeaban e iban tomando ese tono dorado- y controlando que el agua hirviera para preparar el desayuno.

-¿Crees que hoy lloverá?-

Inquirió, mientras se daba la vuelta y observaba al castaño sentado a la mesa. Éste esperaba pacientemente por la comida, mientras se entretenía con absoluta concentración en completar un crucigrama de algún periódico viejo que había encontrado. Louis mordía con vehemencia la punta de un lápiz. Alzó su mirada azul y observó al rizado.

-No lo creo... -Su vista volvió a bajar.- Ya sabes que el cielo de Inglaterra casi siempre luce nublado, es nuestro clima. De seguro esos nubarrones son sólo absurdas amenazas...-

Replicó con normalidad. Harry frunció sus labios y asintió. Giró su rostro, observando por encima de su hombro nuevamente el cielo gris a través de la ventana, con una mirada verde repleta de recelo. Aquel cielo no parecía ser sólo una absurda amenaza, lucía como si se estuviera por avecinar una gran tormenta.

Sacó las tostadas e hizo una mueca algo aniñada al notar que se habían pasado sólo un poco. Bufó, y desganadamente comenzó a raspar las esquinas quemadas con un pequeño cuchillo de manteca.

-Aún no hemos tapado esas pequeñas goteras del living, Lou...- Espetó.- Si llega a llover estaremos nadando aquí dentro.-

Consternación rebalsaba sus palabras, y Louis rió por lo bajo. Cuando se trataba de exageración no había nadie quién ganara a su joven pareja de rizos, y aunque eso le causara gracia, y hasta le parecía algo tierno, Harry no veía por ningún lado el lado cómico.

Harry giró y le regaló una mirada de reproche y cierto enfado. Ceño fruncido, y unos carnosos labios rosados esbozando un puchero, haciéndolo lucir como un crío ofendido.

-No seas tan alarmista. -Habló con una sonrisa Louis.- Si sucede eso compraremos salvavidas y estaremos todos bien. -

Intentó ser gracioso con el asunto pero el cruzamiento de brazos de Harry le informó que no había logrado divertirlo con su comentario. Louis entonces carraspeó.

A better story than Cinderella. {Larry Stylinson}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora