Capítulo 3: S.O.S familia.

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Hay tantas cosas que podría decir, pero estoy seguro de que saldría todo mal. Tienes algo que no puedo explicar, todavía Intento tratar de hacerte saber. El Verano que pasamos, uno que nunca podría olvidar, buscando cualquier tipo de razón para escapar de todo el lío. Dejemos que ellos hablen, y hablen y hablen, que digan lo que quieran. Ríamos ante la idea, ellos no saben lo que tenemos. Cada año que pasa, un año más mayor somos. Sigues siendo hermoso entonces, bendice tu bello corazón. Vamos a hablar, y hablar, y hablar por muy loco que suene, podemos perder toda nuestra vida sin poder hacer nada, sólo esperando pacientemente por un amor como tú y yo. Tú aún tienes todo mi corazón... -All my heart / Sleeping with sirens.


Rosa chicle. Lila. Rosa chicle. Lila. Rosa chicle. Ese era el orden en el que Harry pintaba sus uñas con absoluta calma y concentración en la pequeña cocina de la casa. Con su lengua semi-afuera, ojos entrecerrados, y batallando por llevar un buen pulso, el joven de veintidos años ya comenzaba a generar pequeñas gotitas de sudor en su frente, las cuales rodaban con parsimonia hacía lo restante de su rostro. Todo iba a la perfección, hasta ahora ni una miníma mancha de pintura se había salido hacía sus cutículas, era casi una obra digna de una experta manicuría. Sólo le faltaba el dedo meñique y todo estaría perfecto. Harry sonrió complacido. Acercó el pequeño pincelillo a la diminuta uña, con mano ligeramente temblequeante, y en cuanto estubo por comenzar a pintar, un gran grito llegó hasta sus oídos...

- ¡HARRY! - Bramó Louis desde el living, y el pincelillo en las manos de Harry se desvió de su rumbo y pintó una gran franja color rosa chicle en toda su mano. Harry observó el hecho con horror. - ¡HARRY SON LAS DIEZ DE LA NOCHE!- Volvió a gritar el castaño y el joven ojiverde dejó caer su rostro sobre la mesa con pesadez, fastidiado por tal tragedia en un momento tan iniportuno.

Las diez de la noche en el pequeño pueblo de Green Valley y la familia Tomlinson-Styles aún estaba levantada y sin rastros de irse a dormir dentro de poco. La temperatura era cálida de a ratos y casi sofocante; Primavera comenzaba a marcar su territorio en Inglaterra a temprano lapso. Louis soltó un suspiro de cansancio tumbado sobre el sofá con fatiga en la sala del living. Aunque la puerta de entrada estuviese abierta para dejar entrar un poco de aire fresco, sentía que ya estaba asfixiándose, y el cuero del sillón se estaba pegoteando con su espalda y nalgas.

El día en su trabajo no había sido de los más buenos. Había volcado una jarra entera de jugo frío sobre el vestido de una muchacha con su pareja, y el hombre casi le regala una buena golpiza si no habría sido por su jefe, quién se apareció en la escena a momento justo. Para sumarle a aquel desdichado hecho, la Van se había detenido unas cinco veces de regreso, y él con el sofocante calor, había tenido que bajar a empujar, o esperar a que el motor enfríase un poco. Todos aquellos hechos desastrozos se habían acumulado para generarle un humor nada agradable en cuanto arribó la casa, y que el rizado ahora se negara a cocinar ya había sido el colmo para su día negro. Era la cuarta vez que su estómago rugía exigiendo por una cena, y cada vez que lo hacía, lograba sobresaltar levemente a Romeo, quién dormía pacíficamente sobre su pecho.

-¿Y eso qué?-

Inquirió despreocupadamente Harry desde la cocina, y los humos comenzaron a salir por la cabeza de Louis. Calma ; se murmuró a sí mismo. Chasqueó su lengua y peinó sus cabellos hacía atrás con cierta molestia. Sus dedos se humedecieron levemente por el sudor que comenzaba a generarse en las raícez de su cabellera.

-¿Cómo que 'y eso qué' ricitos? - Reprochó, alzando su voz más de lo debido. Romeo despertó. -¡Tienes dos hijos y un marido al cual alimentar! me estoy quedando anórexico aquí. Mis pantalones ya se me caen y mis compañeros de trabajo han empezado a preguntarme si es que estoy enfermo o algo.-

A better story than Cinderella. {Larry Stylinson}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora