Capítulo 1

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"Conociendo"

Un nuevo día se asomaba. Aunque en realidad ese día había asomado hace horas y a pesar de ser las once de la mañana, la española continuaba durmiendo en su cama, sin ser consciente de la hora. En su rostro se podía distinguir una expresión calmada y plácida, parecía tener un buen sueño del que no quería despertar nunca, como casi siempre.

Mas daba igual sus deseos, el tiempo jugaba en su contra y no pasó mucho para que una de sus comunidades autónomas entrara en su cuarto. La Comunidad de Madrid, Madrid para abreviar, era la capital y la autonomía que más tiempo pasaba con el país. Al contrario que la española, la rojiza se levantaba temprano y se ponía a trabajar en la gestión de su territorio e intervenir en el de sus hermanos. Todo el mundo pensaba que era una prepotente pija y autoritaria, especialmente otras comunidades como Cataluña, pero la verdad es que la chica se mataba trabajando y lo único que buscaba era el bien común del país, no mucho más.

Madrid abrió la puerta del cuarto de España. Le invadió un fuerte olor de humanidad mezclado con alcohol y tabaco. Superado el olor, encontró a su estado durmiendo en el suelo, a los pies de la cama. No era la primera vez que se encontraba ese panorama, de hecho ya estaba acostumbrándose a ello. A las noches podía escuchar como la mujer se sentaba en el balcón y se ponía a tocar la guitarra, mientras bebía una botella de aguardiente o licor café, todo dependía de que había en la nevera ese día. A veces acompañaba a sus noches unos cuantos pitillos y, cuando se quería dar cuenta, no llevaba el número de tragos, ni de colillas.

¿Por qué hacía esto? Madrid sospechaba que era su forma de desahogarse y olvidarse de sus problemas. Entended, no es que estuvieran pasando una buena racha. Los constantes roces políticos, el ver cómo la ultraderecha entraba en el gobierno, el tema Cataluña, el ser el país con más riesgo de desertización, el ser la risa de Europa... El país bicolor nunca se quejaba y afrontaba estas cosas con una sonrisa y riendo, intentaba verse optimista aunque por dentro estuviera consumiéndose.

Las noches eran los únicos momentos que podía dejar que su mente descansara, aunque para lograr ese estado de obligara a beber ingentes cantidades hasta quedar pedo. Todo porque no quería que sus pensamientos la invadieran, así que prefería simplemente no pensar. La ignorancia traía la felicidad.

En fin, ¿por dónde íbamos?

Madrid entró en el cuarto, subió las persianas y abrió las cortinas. El sol golpeó de cara al país, gruñó con molestia mientras se tumbaba boca abajo, ya que no quería despertarse y hacerle frente al día. La comunidad autónoma ignoró aquello, abrió la ventana en un intento de que el cuarto pudiera airearse y se agachó para levantar a España y ponerla a trabajar.

La llevó casi arrastras a su baño. Sentó a la chica en la taza del váter mientras se ocupaba de llenar la tina con agua. España necesitaba un baño, el olor a alcohol cada vez era más insoportable.

Madrid no se molestó en regañarla, no iba a conseguir mucho de una conversación así. Las otras comunidades no conocían estos problemas y ella era la única que intentaba hacer entrar en razón a la española. Ellas habían tenido charlas, horas interminables donde el país sólo se limitaba a decir que no se preocupase. Y Madrid, incapaz de dejar sola a España, se mudó con ella. Vivían juntas desde entonces, no podía dejar que el estado se matara en su casa a base de cervezas y porros. Había que mantener las formas y eso a Madrid se le daba de fábula.

De cualquier forma, la comunidad se dedicó a decirle que la próxima vez no se quedase hasta las seis de la mañana con sus "actividades" cuando tiene reuniones importantes.

– ¿Uh? ¿Reuniones? –  La bicolor empezó a prestar atención cuando escuchó esa palabra. Pensaba que ese día justamente no llegaría tarde a ningún lugar.

Tres No Son Multitud 🇬🇧🇪🇸🇫🇷Where stories live. Discover now