➳Prólogo.

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Menudo día de mierda.

JungKook realmente no creía que su día podía ir peor. Después de haber tenido múltiples pesadillas sin sentido en la noche y haber dormido poco, se había tenido que duchar con agua fría y casi se había caído de camino a la parada de autobús. Con cara de pocos amigos, se había colocado sus audífonos a todo volumen en los oídos, solo para darse cuenta que no se escuchaba nada por su audífono izquierdo.

¿Y ahora que iba a hacer?

Se suponía que sus audífonos eran su escudo en contra de la realidad de mierda que lo rodeaba: realidad en donde él era el rarito que no tenía muchos amigos, le gustaba el dibujo y el animé. Y si. Se supone que son solo gustos y no tiene nada de malo ser así, pero sus compañeros no entendían eso. Lo aislaban solo porque no se la pasaba de fiesta en fiesta, consiguiendo alcohol y cigarros ilegalmente y metiendo su lengua en diferentes bocas cada semana. Y esto no era algo que JungKook veía como malo tampoco porque él entendía que sería el más grande de los hipócritas al criticar el estilo de vida de otros al mismo tiempo que lo criticaban a él. Sin embargo no le gustaba que encasillaran a personas por su gustos o que los marginaran solo por no compartir la misma forma de vivir que la mayoría.

Más mierda en realidad.

Se subió al autobús con pereza e hizo una mueca extraña al no encontrar asientos disponibles. Suspiró fuerte y derrotado, se dirigió a la parte de atrás del vehículo y contempló el clima por la ventana. Sonrió grande por primera vez en el día al ver que al menos el clima estaba de su lado. Adornando el cielo de Busan habían nubes de diferentes tonos de gris a punto de derramar cientos de gotas. El viento también hacia acto de presencia, moviendo árboles y objetos ligeros que volaban a su paso. JungKook sonrió para sí al pensar que una tormenta de acercaba.

Refrescante.

Su llegada al instituto no fue diferente de otras. Llegó a la entrada y se paró a esperar a que YoonGi llegara. YoonGi era su mejor y único amigo y no lo cambiaría por nada. A pesar de tener personalidades un poco opuestas, habían formado una linda y fuerte amistad de años. Los unía sus gustos por los videojuegos, la lectura y sus personalidades más retraídas que el resto de compañeros. A pesar de esto, si habían diferencias a comparación de él: YoonGi nunca se calló cuando algo no le gustó y se defendió siempre cuando le molestaban, por eso JungKook admiraba mucho a su amigo.

El nunca podría llegar a hacer algo ni parecido a eso.

Su teléfono vibró en su bolsillo y se apresuró a tomarlo, solo para ver un mensaje de YoonGi avisándole que no iría al colegio porque su abuela se había enfermado y no podía dejarla sola.

Mierda.

¿Qué más me espera hoy?

Se adentró al establecimiento con la mirada gacha y los ánimos por el piso. Quizá estaba haciendo mucho drama de la nada, pero realmente le era difícil ir por ahí sin los audífonos puestos reventándole los tímpanos y la compañía de su mejor amigo a su lado. Frunció el entrecejo molesto debido a las risas de decenas de hipócritas que se encontraban en el pasillo. Apresuró su paso al sentirse incluso más enojado de sentir hasta sus pasos cuando caminaban a su lado.

Para su suerte, esta vez, llegó a su sala sin complicaciones y se sentó en el asiento más alejado del bullicio que formaban los grupos más populares de su grado. Mientras los ignoraba y esperaba que por fin el joven profesor de historia hiciera acto de presencia, sacó sus audífonos e intentó ver que iba mal con ellos. No entendía mucho de tecnología, pero logró abrir el audífono izquierdo sin mucho esfuerzo y ver una pequeña parte de la soldadura que parecía despegada de las otras partes metálicas.

Headphones ; KookMinΌπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα