➳ Revelaciones.

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En silencio y casi sin mirar alrededor, JungKook entró en su sala de clases después que tocaran el timbre. No se sorprendió al ver que YoonGi aún no había llegado al puesto que ambos compartían ya que siempre se quedaba dormido. Con sigilo, se sentó en su puesto y sacó su celular para cambiar la canción en Spotify.

—Buenos días a todos. —Habló con ánimo el señor Cha al entrar y JungKook frunció el ceño sabiendo que significaba esto: había llegado la clase de Historia y tendría que hablar con JiMin. —¿Listos para empezar su proyecto en parejas?

El castaño se removió inquieto y el corazón comenzó a latirle rápido sin previo aviso. Respiró repetidas veces tratando de calmarse, de la misma manera que había practicado en su casa. Se suponía que se había mentalizado todo el fin de semana para llegar ese día y ser lo suficientemente confiado para hablar con JiMin. Había intentado imaginar situaciones que había ensayado enfrente del espejo en las que el rubio le hablara y él le respondiera de maneras sinceras o cool... o simplemente con palabras.

También había creado una lista de cosas que tenían en común y de las que podían hablar, que iba más o menos así:

-Somos hombres.
-Vamos a la misma escuela.
-Tenemos la misma edad.
-Vamos en el mismo curso.
-Tenemos la mochila del mismo color (?)
-Ambos pensamos que el profesor Cha es cool.
-Nos gusta Historia.
-A los dos nos gusta usar Convers.
-Nos gusta la leche de chocolate.

No se sorprendió al darse cuenta que tenían pocas cosas en común y que las primeras cuatro cosas de su lista no tenían que ver ni siquiera con gustos. Aún así, se había enfocado en leer mucho sobre la globalización para poder demostrarle a JiMin que él también podía verse y actuar cool.

Sin embargo, toda su confianza se fue al tacho de la basura cuando le vio acercándose a donde estaba, con su mochila colgada de un hombro y una sonrisa deslumbrante en la cara.

Respira, respira, respira.

—Hola JungKook. —La suave voz de JiMin retumbó en sus oídos como un zumbido pequeño, que lo hizo mantenerse quieto en su lugar. —¿Me puedo sentar?

Aunque le costó un poco, levantó la cabeza y solo pudo asentir en respuesta. Pronto, sintió el pequeño cuerpo de JiMin a su lado y tembló. Tragó duro en el momento en que sintió como los brazos de ambos se rozaban entre sí, produciendo una extraña sensación en su estómago y un cosquilleo en su extremidad debido a la tibieza del otro.

Respira, Jeon.

—Hoy debemos trabajar si o si, JungKook. —Habló JiMin, al momento que abrió su cuaderno, más con una voz graciosa que de reproche. Con su mirada periférica, JungKook observó cómo el chico había creado apuntes en relación a que podían hacer en su proyecto. —He tomado apuntes de ideas que tuve durante el fin de semana.

Jeon quiso decir algo, cualquier cosa hasta una tontería, pero cuando no pudo, sintió el impulso de ponerse los audífonos y subir el volumen de la música a más no poder, o de salir corriendo hasta que le duelan los pulmones. Detestaba ser así y no poder hablarle a JiMin como un chico normal de su edad lo haría.

—¿Qué te parece si te las leo y me dices que te parece? —Los ojos oscuros de Jeon se giraron a ver al rubio quien sonreía. Sus cachetes se pusieron colorados y aunque quiso hablar nuevamente, no pudo. —Quizá no necesitas decir nada, solo asiente o niega con la cabeza.

JungKook sintió el alivio recorriendo su sistema de forma inmediata. Miró fijamente a JiMin y le mostró agradecimiento en sus ojos. El rubio volvió a sonreír, sin si quiera parecer molesto.

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