Epílogo; Gaman

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Gaman: simboliza la determinación para afrontar los obstáculos en la vida, de persistir en el intento con paciencia y dignidad, aún frente a aquellos desafíos que parecen insuperables.

Suspiró frustrada y se apartó el cabello del rostro.

Si tan solo pudiera tener un teléfono celular todo sería más fácil, ya que en ocasiones como aquella resultaba conveniente y útil, pero los monstruos tenían que arruinarlo todo, como siempre. Tampoco es que las personas con las cuales se relaciona sean proclives a la tecnología.

Hace 10 minutos que buscaba la cafetería donde -a través de correspondencia- había quedado con su padre para verse.

Ya hacía dos años desde que su padre había decidido que estaba lo suficientemente grande como para que se mudará desde Londres a Long Island, específicamente al Campamento Mestizo. Alegó que ya había pasado demasiado tiempo sola en esa inmensa y vieja casa y que ya era hora de dejar de abusar de la gentileza de su madre, la cual siempre de alguna forma encontraba la manera de facilitar su viaje a Nueva York.

Si bien la entristeció al principio (la relación con su padre era muy buena después de dejar algunos asuntos zanjados) la idea de ir a vivir al campamento la lleno de emoción, después de todo ahí estaban sus mejores amigos y su novio.

Hablando de su novio, Cam estaba actualmente de visita donde su padre y volvería aproximadamente en una semana (si los dioses lo permitían). Aprovechando tal panorama planificó pasar tiempo de calidad padre e hija. Carta tras carta se ajustó los lugares que podrían visitar y en cuales podían comer. La idea de pasar un día espléndido era gratificante.

Abrió la puerta del lugar y su entrada fue anunciada por una campana. Saludó a un empleado que le dio la bienvenida y procedió a escanear el lugar en busca de su padre.

Sentado en una esquina solitario y tranquilo, Severus Snape se veía igual como lo recordaba, pero con algunas canas más visibles. El cabello lo llevaba recogido en una pequeña coleta baja, con pantalones de pana oscuros, una camisa de verde oscuro, un blazer a conjunto de los pantalones. Si, todo el atemorizante y tétrico. A los ojos de Selina su padre denotaba respeto.

-¡Hola, papá!

Le dio un abrazo antes de que me dijera nada.

-Hola, hija.

El gran contraste era llamativo; ella radiante y él oscuro.

Hablaron de muchas cosas (o de las mismas que tocaban en su correspondencia, pero con más detalle) y tomaron té hasta estar satisfechos. Una vez terminado y pagado la cuenta Selina llevo al hombre a un pequeño tour por Nueva York y lejos lo que más le gustó fue Central Park, cosa que no entendió muy bien pues su padre no era un amante de la naturaleza empedernido ni de la aglomeración de personas.

Así fue todo el día, su padre dejándose arrastrar y Selina dando detalles y anécdotas de cada lugar que visitaban. No sabía en qué momento de su vida había sido, pero desde hace algunos años su padre le ponía mucho esmero al convivir juntos. Cuando le preguntó sobre el tema, sólo dijo que se había perdido muchos años de su vida y dado por los planes a futuro era mejor poner empeño a los momentos familiares. ¿Cómo replicar ante eso? Prefirió tirar su terquedad lejos y se conformó por primera vez con la respuesta simple del hombre.

-¡Muchas gracias por este día, papá!

Severus, quien sentía que cada día su hija lo estaba dejando atrás en altura, aprovechó para revolverle el cabello, un gesto que sin duda no hizo en el momento debido y que ahora debía de aprovechar de hacer mientras pudiera.

El porqué de esta vidaWhere stories live. Discover now