La chica del paradero 1/2

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El día estaba siendo completamente agotador, la universidad se llevaba gran parte de mi tiempo durante las mañanas y ni hablar del trabajo. La lluvia y el frío golpearon a National City aquella tarde, y para mi mala suerte, la cafetería se encontraba llena. Mis compañeros se empujaban entre ellos sin querer, más de una taza se rompió en el intento de sacar rápido el pedido, y Maggie casi quedó sin un dedo, pero la atención debía ser rápida y de calidad.

La mayoría de los clientes se veían frustrados al no ser atendidos rápidamente, al menos no como ellos querían, y no era para nada agradable llegar a tomar sus pedidos y recibir una mirada asesina de su parte.

-¿Cómo vas Danvers?-Preguntó Maggie.

Margaret Sawyer, más conocida como "Maggie la loca", era mi compañera de trabajo, de departamento, y mi fiel amiga desde los dieciséis años.

-Bien-Respondí suspirando sin ánimos, ya no quería más guerra-Solo deseo ir a casa y darme un baño para relajarme-Pasé una de mis manos por mi cabello.

-Resiste, aún nos queda...-Hizo una pausa para mirar la hora en su celular-Una hora.

Suspiré una vez más, rendida, nuestro horario de trabajo era desde las 13:00 p.m hasta las 20:00 p.m, a eso había que sumarle ir a la universidad por la mañana y solo si teníamos suerte podíamos ir a casa, pues algunas veces nuestras clases se cambiaban para la tarde y nos tocaba salir corriendo del trabajo luego de finalizar el turno, esto para llegar a tiempo.

Luego de darnos ánimo continuamos atendiendo con una sonrisa en el rostro a todos los clientes que llegaban, por más molestos e irritantes que fueran.

-Hey rubia-Maggie llegó a la zona de los casilleros y se puso a mi lado, se veía exhausta-Tendrás que irte sola por hoy, Cat quiere que haga horas extras para que los viejos ricachones queden contentos-Sonrió desanimada-Ya sabes que deben ver una cara bonita para que su atención sea buena.

-Claro-Le imite-¿Quieres que me quede para ayudarte?-Pregunté dejando mi mochila en el casillero nuevamente.

-No, fue un día duro para ti, ve a casa y descansa-Dejó un beso en mi mejilla y volvió a su puesto.

A pesar de que estuve dudando unos minutos le hice caso, estaba cansada y lo único que quería era ir a casa. Luego de peinarme pasé a despedirme de Maggie con un fuerte abrazo y me coloqué la mochila para salir de allí rumbo al paradero del autobús.

El frío era casi insoportable, mis manos estaban congeladas y dolían, lo único que pedía era que pasara el bus. Cuando este llegó subí a toda velocidad y me senté en la última fila de asientos, donde los mayores nunca se sentaban, lo que menos quería en ese momento era seguirlos viendo. Una vez que estuve cómoda me coloqué los auriculares y me dediqué a mirar por la ventana, estaba tan cansada que ni cuenta me di cuando caí en los brazos de morfeo.

Gracias al cielo había un bache, pues este me hizo despertar justo antes de llegar al paradero correspondiete. Según Maggie, esa era nuestra alarma personal para despertar a tiempo.

Frote mis ojos para despertar del todo, y con toda la flojera del mundo le pedí permiso a la chica que iba a mi lado para que me dejara pasar, así fue como bajé del autobús.

-Buenas noches, señorita Kara- Saludó Carl, un señor que siempre pedía dinero en el paradero para poder beber, pero que a pesar de todo era muy amable y educado.

-Buenas noches, Carl-Le sonreí a pesar de mi notable cansancio-¿Qué tal hoy?.

-Muy mal, no me alcanza ni para una cerveza.

-Rayos, lo lamento mucho por eso- Fingí tristeza, aunque la verdad era un alivio que no siguiera bebiendo.

-Lo sé, es una mierda. Oh, disculpe mi vocabulario, por favor.

"Short stories" • [One-shot SuperCorp]Where stories live. Discover now