Deja de llorar

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Ambas nos encontramos en la sala, estamos de pie frente a frente, sin embargo no decimos nada, ella sabe muy bien lo que siento.

— Necesitamos hablar— Digo casi en un susurro, no quiero ser mala con mi aún esposa.

Ella solo evita mi mirada, no quiere que nuestros ojos se encuentren pues sabe perfectamente lo que está a punto de suceder. No quiero hacerlo, pero ya no soy yo quien se encuentra al mando, sino mi conciencia.

— Escúchame, te lo pido.

Kara está al tanto de todas y cada una de las cosas, y estoy segura de ello porque en vez de hacerme caso prefiere agachar la mirada para evitar el tema.

— No quiero.

— Pero debemos hablarlo, no podemos estar así para siempre. El amor se terminó y ya no me queda más remedio que decir adiós a nuestra relación.

— Te pido que no me hagas esto, Lena. Sabes que te amo con todo mi corazón y que daría hasta mi vida por ti.

— Por supuesto que lo sé, esto no es por temas del amor o el cariño que tienes hacia mi.

— Definitivamente no puedo hablar de esto ahora.

Camina hasta el sofá y allí se sienta muy lentamente. Sus manos temblorosas cubren su cara para ahogar el llanto que desprende de su alma. Me duele mucho verla así.

— Por favor— Me acerco y tomo sus manos entre las mías— Esto ya no tiene solución, lo intenté miles de veces pero ya no hay vuelta atrás.

— No entiendo que pasó contigo, Lee— Regaña.

— Soy la misma de siempre, es solo que... simplemente ya no puedo seguir con esto.

— ¿Que hay del amor que me juraste?— Pregunta rápidamente.

— Yo...— Doy un suspiro y me acerco a ella con lentitud— Te amé mucho, como nunca volveré a hacerlo.

— ¿Y todo lo que vivimos juntas?— Vuelve a cubrir su rostro.

— Te juro que no las echaré al olvido, fue lo mejor y lo más lindo que me pudo pasar.

Quedamos en silencio unos segundos y luego siento sus labios sobre los míos, estos me toman por sorpresa pero de todos modos le sigo la corriente. Extrañaré sus labios, su sonrisa, las locuras de cada mañana y las rondas de pasiones que se desataban a media noche.

— Ya no podré seguir con mi vida después de esto, lo eres todo para mi— Dice cuando nos separamos.

Los votos que dijimos en nuestra boda llegan de golpe a mi mente, las cosas que nos juramos en el altar aquel día y que no vamos a poder cumplir.

"Prometo estar contigo por el resto de mis días, para llorar, reír y sentir juntas Kara. Cuando seamos ancianas nos sentaremos junto a la laguna a darle de comer a los patos y allí recordaremos este día, y nos vamos a dar cuenta de lo felices que fuimos".

"Lena, eres la mejor amiga y futura esposa que podría tener. Tu personalidad te hace única y especial para mi y para todos. Prometo amarte y hacerte feliz hasta que ya no esté aquí".

También llegaron aquellos recuerdos tan hermosos cuando salíamos a pasear por la ciudad a mitad de la noche, cuando jugábamos con las almohadas y una de nosotras siempre terminaba enfadada. Igualmente de cómo disfrutamos de nuestros cuerpos cuando hacíamos el amor, los sonidos que salían de su boca me hacían enloquecer y sentía la necesidad de tenerla toda la noche para mi. Que disfrutara como nunca lo había hecho, para de esa manera verla volar en mis brazos, que se sintiera satisfecha, llena de amor y cariño.

"Short stories" • [One-shot SuperCorp]Where stories live. Discover now