Capítulo 2. ¿Qué dijo, directora?

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Capítulo 2. ¿Qué dijo, directora?

Al salir de San Mungo las Greengrass fueron directo al Callejón Diagon, Meredith aún necesitaba una varita y apenas tenia tiempo para buscar una ya que el día anterior había vuelto de un exhaustivo verano en el Campamento Mestizo y mañana volvía a Hogwarts.

—Espero que Ollivanders no haya cerrado aún —Dijo caminando entre la multitud de gente que iba a comprar sus útiles a última hora.

—No, estos días suele cerrar tarde—Astoria intentaba no chocar con nadie y tomaba fuertemente la mano de Mar para no perderla.

Y eso tal vez había pasado... Una... Un par... Unas cuantas veces.

Al fin llegaron al local, los últimos clientes se despedían, era una niña de 11 años muy emocionada. A Meredith le recordó a ella misma, tanta emoción hasta que le dieron tareas.

—Señoritas Greengrass—Les sonrió bondadosamente el viejo Ollivander—. ¿A qué se debe su visita?

Las mejillas de ambas se encendieron, ¿Cómo decir que perdieron aquella bella varita?

—Bueno... Mi varita...

—Centro de nervio de dragón, 27 centímetros, mango de piel de serpiente, inflexible —recitó caminando lentamente por las  cajas de varitas—. Muy peculiar y especial.

—Oh, señor Ollivarder ni nos lo recuerde—dijo muy apenada Astoria—. Que el problema es que... La perdió.

Al final su tono fue de reproche. Y miro mal a Mar, quien sólo tenia la cabeza gacha, en señal de vergüenza.

El hombre solo sonrió —No es problema.

Y volteó a buscar nuevas varitas, Meredith se acercó al mostrador con nostalgia mientras Astoria se sentaba en una de las sillas.

El señor Ollivander volvió con cinco cajas y las puso ante ella. Una vez más  le dedicó una sonrisa de apoyo, como la primera vez. Meredith se sintió como una niña de once años de nuevo, nerviosa hasta los huesos.

—Tal vez aquella no era tuya, tal vez no fue a ti quien eligió...—La chica abrió los ojos muy asustada.

El no podía saberlo, ¿Verdad? Nadie lo sabia, nadie además de Nico... Aunque en realidad Nico no sabia que Andy ya podía comunicarse con ella.

— ¿Qué?—susurró sintiendo su corazón a mil por hora.

—O quizás solo encontró otro dueño—finalizó el hombre con tranquilidad.

Le tendió la primera varita, era ligeramente granate y muy liviana. Meredith movió la muñeca y el florero junto a ella se incendió.

—Oh por el Olimpo—chilla soltando la varita, el agua que estaba en un vaso a dos metros salto al florero apagando el fuego.

—Gracias... Señora Astoria —dijo mirando a la mujer y a Mar simultáneamente.

Astoria había sacado su varita para apagarlo, pero Meredith le ganó, fue pura suerte que el hombre no se percatara de ello.

—Sigamos—Otra varita. Ésta era marrón oscuro y se sentía pesada e incómoda.

Nuevamente movió la muñeca, los vidrios de la tienda explotaron, antes de que sea peor, volvieron a su lugar.

—Esa no —murmuró dejándola con miedo en el mostrador.

—Otra —rió con nerviosismo la chica y el mago le pasó una varita dorada.

Con ella causo que se quedara momentáneamente sin cejas. Paso a la siguiente, una negra que se asemejaba a la de su media hermana, Narcissa Malfoy. Casi la lanzó de sólo verla, pero no seria grosera. Esa vez hizo que su madre flotara y luego cayese al suelo.

Una semidiosa en Hogwarts (S&B2)Where stories live. Discover now