Capítulo 25.

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Capítulo 25. ¡Sorpre... Diablos!

Izquierda, tres cuadras derecho, otra vez izquierda y luego derecha. Se decía mirando a través de la ventana del auto. Repetir eso en su cabeza le calmaba un poco el deseo de salir del auto para recorrer el espacio faltante hasta su casa corriendo.

Scorpius estaba a su lado, sus rodillas se rozaban cuando Draco daba giros bruscos. Le incomodaba aquello, pero tampoco estaba pendiente de eso. Mientras que él parecía estar en otro mundo, miraba fijo al frente, con cara de no comprender lo que pasaba, sea lo que sea que pensaba, ocupaba toda su atención.

Ni se inmutó cuando Narcissa grito histérica al encontrar la rata muerta.

Finalmente llegaron, la enorme casa se alzó ante ellos en el final de la calle. Greengrass decía con letras elegantes.

A veces eso le daba risa. ¿Cómo era posible formar parte de semejante familia?

Greengrass, si le preguntabas a alguien que se le cruzaba por la mente al escuchar ese apellido te diría Elegancia, Cultura, Prestigio.

Ella no era casi nada de eso. Elegancia, su madre la derrochaba al caminar, cultura, Astoria era tremendamente inteligente y parecía saberlo todo. Meredith por más que fue criada por esa mujer, nunca sería igual, ya que aunque pudiese llegar a ser medianamente elegante si se lo proponía, siempre tendría ese lado desaliñado en el que se tropezaba con sus propios pies y reía como loca por su estupidez.

Un chasqueo de dedos ante sus ojos le saco de su ensoñación con las letras bonitas.

El señor Malfoy estaba intentando echarlos a ella y a Scorpius del auto.

—Ya niñatos —Dijo cuando Astoria bajo y cerro la puerta, incapaz de oírlo—. Dejen sus caras de tontos y bajense del auto. Maldita sea.

Cuando Scorpius pudo enfocarse en su padre, salió sin rechistar. Meredith lo siguió no sin antes dedicarle una mirada de odio a Draco.

Como venganza aporreo la puerta. Oyó su gemido de dolor. Él podría estar en desagrado con los muggles, pero amaba esa cosa.

—¡Caminen! ¡Rápido! —Chillo Astoria tomándolos de los brazos—. Oh, ahora veo que no he tenido tiempo de decirles lo orgullosa que estoy porque representan al colegio.

—Gracias —Dijeron a la vez.

Le acarició el brazo a Meredith y le dio esa sonrisa tan reconfortante de siempre. Estoy para ti, le decía en silencio.

—Pueden hablarme de lo que sea, amores —Informó ante la puerta—. Los noto idos y tristes. No deseo a mis hijos tristes.

Él se tensó, y luego bajó los hombros. Por un momento sus ojos observaron esperanzados a Astoria. Casi con admiración. Pero el momento fue roto cuando Draco los empujó para abrir la puerta.

—¡Sorpresa!

Meredith tropezó con la maleta que el señor Malfoy le puso enfrente. Cayó sin más. Al instante Scorpius no tardó en lanzar una risita socarrona.

—Patosa —Murmuró.

Miro hacia arriba. Ahí estaban todos sus amigos del campamento... Y Percy. Tan sólo faltaba Nico, eso fue un poco triste, pero luego recordó que su mamá no había conocido a Nico aún.

La tomaron sin más de los hombros. Troy estaba ayudandola a levantarse. Una vez en pie, le dio un bonito abrazo que fue destruido por Percy.

—Soy su hermano, supongo que tengo el derecho y la obligación de ir primero.

Se escucharon risas y no le importó que Percy sea un idiota, le dio un fuerte abrazo. Pudo olerlo en él también, agua salada, igual a papá.

Todos los recuerdos le vinieron de golpe y trato de tragar saliva, era muy tarde, comenzó a sollozar en el pecho de su hermano.

Una semidiosa en Hogwarts (S&B2)Onde as histórias ganham vida. Descobre agora