#Ganadora: Inviernoalcorazon

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Aquella mañana Isabella se había despertado nuevamente en un país e idioma totalmente distinto al de donde ella nació y creció, aquel lugar donde siempre se escuchaban murmullos sobre ella; «Una jovencita de su edad debería estar en un matrimonio ...

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Aquella mañana Isabella se había despertado nuevamente en un país e idioma totalmente distinto al de donde ella nació y creció, aquel lugar donde siempre se escuchaban murmullos sobre ella; «Una jovencita de su edad debería estar en un matrimonio próspero, lástima que pasó lo que pasó», «No creo que sea buena idea que una mujer viaje sola por el mundo»

Y que van a saber ellos.

Necesitaba estar sola, disfrutar de su vida y por sobre todo, encontrarse, pues se había perdido en el camino de la vida hace ya un largo tiempo, justo cuando dejó en el altar a aquel joven con el que se casaría. ¿La razón? Más tarde aquel día la sabría.

Isabella odiaba los dramas, sin embargo su vida se vio envuelta en uno, y para colmo era la protagonista de este.

Cansada de los reproches y las habladurías de las personas de donde vivía, con un toque de impulsividad la mañana de su cumpleaños número veinticinco introdujo todo lo que necesitaba en su maleta, compró un boleto de avión —convenció a una persona cualquiera de elegir aleatoriamente su lugar de escape— y fue así como partió a Italia, específicamente Roma.

Coincidencias de la vida, terminó viajando al lugar donde siempre había querido viajar. Aunque para ella no había sido una coincidencia, no, Isabella era supersticiosa hasta la médula, y creía que aquello era su destino, ya sea por obra del universo, de un ser supremo que todo lo ve o de que sus deseos por conocer aquella ciudad era en tan grandes que su mayor añoranza se cumplió, algo en ella sabía que debía de estar allí.

Ese día decidió pasear por las calles de Roma, a decir verdad a pesar de llevar dos semanas en aquel país no entendía la mayoría de las palabras que decían las personas de allí. En definitiva el idioma era un desafío para aquella chica.

Lo bueno de todo es que podía usar su teléfono para ubicarse en tiempo, espacio e idioma. Recorrió los sitios turísticos más importantes de la ciudad, y con algo de nostalgia observaba a las parejas absortos en una burbuja que los separaba del mundo real.

En ese mismo momento comprendió que se sentía sola, y pensaba que sentirse de esa forma era su culpa, ella ahora mismo podría estar casada con un hombre maravilloso que la quería, sí, en definitiva la quería, pero no la amaba. Esa era la razón por la que huyó de su compromiso con él, no quería vivir en una mentira y obligar a alguien para que la amara.

Amor, ¿era mucho pedir encontrarlo?

Sus pies se movían por las calles adoquinadas, caminó metros y metros de distancia, hasta que, por obras del destino terminó en la Fontana Di Trevi. Se acercó y se sentó a la orilla de la fuente contemplando el agua, a pesar de que se sentía sola también se sentía en paz.

—La bella ragazza malinconica dovrebbe esprimere un desiderio —pronunció un chico a su lado, observándola con detenimiento.

Claramente Isabella no supo qué quiso decir aquel joven de ojos oscuros como la noche.

—¿Do you speak English? —volvió a decirle él. A lo que Isabella sólo pudo responder con una mueca en la cara, no, no sabía ni italiano ni inglés. El chico pronunció y pronunció idiomas hasta que por fin dio con el indicado

—¿Español? —una sonrisa se dibujó en los labios de ella. Eso sí lo entendía.

—Ya, estabas tratando de adivinar qué idioma hablo —El castaño asintió entusiasmado de escuchar la voz de ella. Isabella lo observaba con algo de admiración y también con un toque de desconfianza—. ¿Cómo es que sabes tantos idiomas?

—Soy guía turístico. Sergio Cabassi a tu servicio —extendió su mano para estrechar la de ella, quién a pesar de que algo dentro de ella le decía que podía confiar en aquel chico, seguía desconfiada. Algo totalmente normal.

Suspiró a la par de que estrechaba la mano de él —Isabella Castellanos— pronunció casi en susurro al sentir un leve hormigueo con aquel leve contacto.

—¿Y ya pediste un deseo? O eres de esas personas que no creen en nada.

Ella creía en todo, pero no había pensado en pedir uno —La verdad es que nunca he arrojado una moneda a pozo de los deseos.

El joven se llevó una mano al pecho —Primero; esto no es un pozo es una fuente y segundo; no tienes nada que perder al intentarlo. Dicen que esta fuente si funciona, debes tirar una moneda para regresar a Roma.

Sergio vio la duda en los ojos de ella y buscó una moneda en sus bolsillos, la depositó en las manos de Isabella y le demostró cómo arrojarla —Toma la moneda con la mano derecha, luego ponte de espaldas a la fuente, luego lánzala por encima de tu hombro izquierdo.

—Aunque, si lo que quieres es conseguir el amor deberás de lanzar dos monedas y si te quieres casar con un romano tienes que lanzar tres —interrumpió una señora de edad avanzada a su lado, le guiñó el ojo a Isabella y se retiró dejándolos solos, tan solos como se puede estar en un lugar turístico.

Encontrar el amor, eso era lo que ella quería, tomando fuerzas le pidió a Sergio otra moneda y las arrojó tal y como había dicho él, en el proceso cerró los ojos pidiendo con fuerzas encontrar a una persona que llegase a amarla. Al abrirlos su mirada se encontró directamente con la de él, quien le dio una sonrisa ladeada al tiempo en que los corazones de ambos comenzaron a latir de forma apresurada.

¿Que si había funcionado? Solo había que verlos para saber que aquellos jóvenes en un futuro serian algo. ¿Fue gracias al deseo? ambos quisieron creer fielmente en ello, pues años después se les vería nuevamente en aquella fuente, con Sergio arrodillado frente a Isabella, pidiendo compartir la vida juntos y prometiendo amarla a las orillas de la Fontana Di Trevi, donde su historia de amor había comenzado.

 ¿Fue gracias al deseo? ambos quisieron creer fielmente en ello, pues años después se les vería nuevamente en aquella fuente, con Sergio arrodillado frente a Isabella, pidiendo compartir la vida juntos y prometiendo amarla a las orillas de la Font...

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