|| Siete ||

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El brazo en su cintura lo hizo sentir protegido, un tipo de protección que no había sentido en los pocos meses que había estado con Tom. Era... era como algo más allá, como si las acciones que tuvieron la noche pasada hubieran cambiado algo.

Pero lo hicieron.

Puede que el cambio no se sintiera para las personas del pueblo, quienes ya habían sabido de Harry y, aunque la familia Riddle era muy odiada, supieron apreciar al pequeño revoltijo que se la pasaba de local a local arrastrando al nieto de Mary Riddle sólo para comprar los ingredientes más frescos del lugar.

Claro que para ellos iba a ser normal ver a los dos jóvenes pegados el uno del otro, compartiendo sonrisas y miradas para nada indiscretas seguidas de pequeños besos fugitivos, pero... pero Harry sentía la diferencia, a pocos centímetros arriba del brazo que custodiaba su cintura.

Su corazón se sentía a segundos de derretirse mientras que su estómago sólo podía luchar contra todo el revoltijo de emociones.

Se acurrucó más contra el pecho del contrario, hundiendo su nariz en el cuello de Tom mientras que el ojiazul le abrazaba con más fuerza de forma inconsciente. Un abrazo que lo hizo sentirse cómodo.

Cerró los ojos y volvió a dormir.

Al menos lo intentó.

Unos labios empezaron a dar pequeños besos en la frente del menor, empezando un recorrido hasta su cuello. La ternura que los besos eran repartidos sólo hacían que Harry quisiera morirse en ese momento, así podría darle un significado nuevo -al menos dentro de su vida- de "morir de amor".

—Buenos días.

Esa voz sólo hizo que los bellos de todo su cuerpo se erizaran, causando que el mayor soltara una barítona risa que llenó la habitación con calidez.

—Buenos días —balbuceó haciendo su cabeza para atrás, dándole más espacio para poder repartir los besos.

Los labios se detuvieron justo en una de sus muchas cicatrices. Un dedo recorrió las cicatrices en su pecho antes de que los labios siguieran la acción.

Lágrimas querían salir de los ojos del menor, quien pudo entender lo que esas simples caricias significaban. Por primera vez tenía algo que agradecerle a Ginny, quien había hecho todo lo posible para llevarlo al límite y, bueno, que terminara escapando el día de su boda.

Tanto desastre en su vida sólo trazó un camino hacia Tom.

Su Tom.

Suspiró entrecortadamente. No necesitaban palabras para que supieran todo lo que se estaba diciendo en ese momento. No. No sólo era ese momento. Desde que Tom lo había visto corriendo hacia él, desde que estuvieron varias horas de camino encerrados en el mismo auto, las miradas, los silencios, las caricias... Todo.

Era como si el destino le hubiera dicho a Tom que hiciera lo que iba a hacer justo a un par de kilómetros de la iglesia en la que se iba a casar... o como si el destino le hubiera dicho que tener una boda en la iglesia más lejana que se encontrara era una buena opción.

Puro destino.

Unos acurrucos después y Tom casi lo obligaba a ir al baño a bañarse. No pudo debatir cuando fue él mismo quien lo forzó a entrar a la ducha y tener otra ronda de lo que hicieron la noche pasada.

Dos horas después ya se estaban subiendo al auto hacia rumbo a lo Desconocido.

Desconocido, así se llamaba la playa a la que se dirigían. Una playa a tres horas de camino y con una estupenda vista. Harry se la pasó tomando fotos con su nuevo celular, cortesía de Tom después de que el menor se hubiera perdido en su primera salida al pueblo, haciendo ideas conspiratorias de porqué una casa estaba abandonada en medio de la nada o cómo había personas que caminaban por toda la carretera.

Miró a su alrededor antes de ver el mar a lo lejos. Gritó por la emoción, pocas veces había ido a la playa, sólo cuando Ginny quería, cosa que no pasaba muy seguido ya que la chica se "quemaba" y terminaba más bronceada de lo que quería.

Sonrió.

Ginny ya no estaba.

Había algo bueno en ese hecho, pero las cosas que había dejado atrás le dolían. Su casa en el Valle de Godric o sus pocas pertenencias que habían decorado dicha casa... ¿Ginny ya habrá hecho algo para cambiar ese hecho? Definitivamente iba a meter una orden para que mudara todas sus cosas, en caso de que no lo haya hecho.

Igual podría ir con Tom en época de vacaciones, las empresas que manejaba el mayor podían ser controladas fácilmente desde la mansión Riddle, así que no podrían visitar muy seguido la antigua casa de sus padres...

—¿Harry? —la pregunta lo sacó de sus pensamientos, volteando hacia el mayor, quien mantenía una sonrisa tranquila en sus labios— ¿Todo bien?

El ojiverde tomó la mano de Tom, asintiendo con seguridad.

—Contigo todo está bien.

—Y será mejor estos días en la playa —contestó, inclinándose para dar un pequeño beso en los labios de Harry, quien lo recibió gustoso—. Anda, baja tus cosas, ya llegamos.

Sí, definitivamente todo estaba bien mientras Tom estuviera a su lado.

Grandes esperanzas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora