Capítulo 9

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Aquella noche apenas pudo dormir debido a las pesadillas recurrentes, no las sufría desde el fallecimiento de su querida abuela, pero después de que el rubio se marchará mostrándole tal desprecio había hecho que su terror latente por el rechazo resurgiera de su más profundo ser. Por ello, en vez de intentar dormir decidió que lo mejor sería ir a la pastelería y trabajar.

Era lo único que le traía paz, estar encerrado en aquella pequeña cocina cubierto de harina entre grandes hornos era su escondite, donde huía cada vez que algo iba mal en su vida o cada vez que recordaba que él era un monstruo despreciado por todos.

Estaba tan concentrado en el pequeño pastel que no escucho que alguien llamaba a la puerta principal con desespero, sus finos dedos le daban forma a la masa antes de ponerla a hornear mientras alguien golpeaba su puerta, empezó a tararear mientras seguía moldeando la masa ajeno al griterío proveniente de fuera.

Con una suave sonrisa colocó la masa sobre el molde y se giró para dirigirse hacia el horno, pero el molde junto a la masa cayeron de sus manos cuando sus ojos se posaron ante la figura que ahora se encontraba frente a él jadeando, ahogó un grito y entonces se dió cuenta de quién era.

"¿C-chris?" su voz fue un mero susurro sorprendido, pero antes de que el mayor pudiera contestar vio que sostenía a alguien cubierto en una manta, se acercó con rapidez y entonces vio a un pequeño chico con las mejillas sonrosadas y sudando, paso su mano por la frente "Está ardiendo..."
"¿Nos ayudarás?" fue la pregunta estúpida del mayor, la cual recibió una dulce sonrisa del vampiro y un leve asentimiento que hizo que se sintiera como un monstruo, porque aún después del desprecio Minho no le dió la espalda.
El menor salía de la cocina y entonces vio la puerta principal completamente destrozada "¿Qué ha pasado aquí?" sus ojos se abrieron de golpe, el alfa fue a intervenir y explicarse pero el chico solo negó con la cabeza "Por ahora tenemos cosas más importantes" señaló al pequeño niño y luego al segundo piso.

Caminaron en silencio hasta aquel hogar que compartieron durante un tiempo y donde ambos habían sido realmente felices por un corto período, un tiempo el cual ambos anhelaban, pero era negado por el mayor. Sin pensar más sobre la situación el joven mestizo preparó la habitación para el pequeño e hizo que Chris lo dejará en la cama, donde él lo chequeo con delicadeza, para concluir que el pequeñín simplemente tenía un resfriado debido al cambio de temperatura.

Acarició con ternura la frente del pequeño antes de dirigirse al mayor "No te preocupes, es solo un resfriado" explico con una dulce sonrisa, al ver que el mayor seguía tenso prosiguió con la explicación "Le prepararé unos remedios naturales y pronto estará recuperado" se levantó de la cama para dirigirse hacia la cocina.
Chris lo detuvo en la puerta "Gracias, Minho" hizo una reverencia, pero el menor lo hizo incorporarse "Nos iremos en cuanto nos des el remedio, no molestaremos más" explicó el mayor con una expresión de angustia en el rostro.
Minho negó suavemente con la cabeza "Ahora mismo no te recomiendo que lo vuelvas a sacar ahí, no me molesta que os quedéis hasta que el pequeño se recupere" el alfa iba a protestar ante la oferta pero el menor alzó la mano para detener lo que tuviera que decir "Es por su bien, aún está débil, debe descansar. Además, esta habitación está libre" finalizó con una gran sonrisa antes de salir y dejar al mayor solo junto a su hermano.  

Con pasos apresurados Minho llegó a la cocina donde cerró la puerta y se inclinó sobre ella con un pesado suspiro, todavía no se creía que había sido capaz de mantener el tipo frente al rubio, bajo su mirada para ver sus manos temblando por la tensión acumulada y río amargamente, aquel hombre todavía era capaz de agitar todo su ser como si nada.

Sacudió su cabeza e intentó calmarse, tenía que preparar un par de remedios para el pequeño que yacía en la cama, sin más dilación se acercó a los fogones y empezó a trabajar. Tarareaba mientras mezclaba diversas plantas curativas y las maceraba en el pequeño bol, estaba tan concentrado que no se dió cuenta que ya no se encontraba solo en la cocina, pero el rubio simplemente se quedó allí parado en silencio observando al menor preparar la medicina para su hermano.

LavenderWhere stories live. Discover now