tres

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—Vamos, pequeña.

—No tengo ganas de hablar contigo, Lauren.—Camila jamás hablaba de tal manera a menos que estuviese enojada.

Había estado horas hablando con su empleada y se olvidó de darle la debida atención a su conejita. Soltó un largo suspiro, Camila había estado enojandose mucho últimamente.

No sabía ser de otra manera. Así que, simplemente tomó a Camila y la besó a la fuerza. Mordió sus labios e intentó adentrar su lengua en su boca. Para jugar con la lengua de su conejita. Prácticamente, hizo que las piernas de su pequeña temblaran.

Trató de contenerse y simplemente se alejó de Lauren. Apartandola.

—Dejame.—Habló casi como si fuese una niña pequeña haciendo berrinche.—Te dije que fueras con Mary.

—No quiero ir con ella. Ella no es mi puta.

Aunque Camila estuviese enojada. Su cuerpo decía otra cosa. Intentaba cerrar las piernas con fuerza, porque su coño comenzaba a mojarse de nuevo. Y como no traía sus bragas puestas, su mami podría notar fácilmente que estaba chorreando.

—¿Podrías ser... Romántica alguna vez?—Preguntó una Camila con las mejillas ligeramente rojizas. No quería mirarla a los ojos. En realidad no sabía que decir y fue lo primero que se le ocurrió.

—Te encanta que sea así.

—Hm, me encanta que me toques.—Habló entre dientes.—Pero, no me gusta que me dejes sin mi orgasmo.

La mayor había escuchado a la perfección la petición de su pequeña sumisa. Esbozó una sonrisa y se acercó de nuevo a ella. Sabía exactamente cuáles eran sus puntos débiles, por así decirlo. La menor estaba de espaldas. Así que se colocó detrás de ella. Comenzó besando la parte trasera de su cuello, después de apartar su cabello. Dejó varias marcas bastante visibles, haciendo chupones.

Con una mano, comenzaba a tocar de una manera brusca sus pequeños pechos por encima de la ropa. Camila casi nunca usaba brassier, así que rápidamente, sus pezones se endurecieron ante el tacto.

—L-Lauren no quiero.

Aunque dijera eso. Su cuerpo estaba sintiendo otra cosa. La mayor tenía puesta su otra mano sobre el muslo de la menor, apretando con algo de fuerza, pero no acercó su mano a su coño. Camila desesperada por querer placer, tomó la mano de Lauren y la puso justo en su centro debajo de su falda.

—T-Toca aahm.—Jadeó.— Tócame.

La mayor sonrió aún más, y simplemente, adentró su mano por su coño, buscó su clítoris y lo pellizcó levemente.

—¡Mami, ahm!—Dejó escapar un leve grito.

Bajó sus dedos un poco más, hasta llegar a la entrada de su pequeña. Estaba deliciosamente mojada. Apretaba la yema de sus dedos contra la entrada de Camila. Amenazando con entrar.

—¡Ya, quiero sentirte dentro!

—Recuerda que yo mando aquí.—De un solo golpe metió dos de sus dedos dentro de su coño.

Los metió duro. Camila podría jurar que la sintió tocando hasta el fondo. Con una mano apretaba sus pequeñas tetas y con la otra, follaba su delicioso coño. No lo hacía rápido, lo hacía lento y profundo. Duro. Justo cuando llegaran a casa, tendría planeado otra cosa para su conejita.

—Ahhhm m-mami.—Gimió fuertemente.

Lauren siguió con su trabajo. Metió un tercer dedo. Entrando duro y rápido esta vez. Le encantaba la sensación del coño apretado de su pequeña puta.

—Te voy a reventar el coño, Camila.

conejitaWhere stories live. Discover now