seis

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—Vamos, Camila, montame.

Una vez más. Se encontraban jugando con un arnés, Camila estaba sentada sobre Lauren, con las manos apoyadas sobre sus hombros. Todo el arnés estaba dentro de su apretado coño.

—Aaaahm, mami.—Gimoteo Camila.

Le costaba mover su pequeño cuerpo de arriba a abajo. Por lo cual, Lauren posó sus manos sobre las caderas de su conejita. Para ayudarla a moverse más rápido. La menor podía sentir como la punta del arnés tocaba hasta el fondo cuando bajaba por completo.

—Es-espera mami, más despacio, aaahm.

—No digas eso, Camila.— Apretó las yemas de sus dedos en las caderas de la menor con algo de fuerza.—Me haces querer reventarte y partir tu coño en dos.

Estaba haciendo que se moviese lento. Pero tan duro que podía tocar hasta el fondo de su coño.

—L-Lauren, aaahm.— Gimió fuertemente.

Los gemidos de su conejita eran música para sus oídos. Sus jadeos, gimoteos, lloriqueos, todo. Le daban ganas de hacerlo aún más duro.

—Correte para mí, conejita.

—Mami.—Jadeó y ella misma comenzó a moverse, aún con sus manos apoyadas sobre los hombros de Lauren. Le costaba un poco moverse sola, pero las manos de Lauren en sus caderas, la ayudaban.

Justo cuando estaba apunto de llegar al orgasmo. Lauren la besó, literalmente probando sus quejidos y gemidos. Mantuvo sus manos firmes en sus caderas. Apretándola hacia abajo.

El pequeño cuerpo de Camila temblaba sobre el de Lauren.

Después de prácticamente comerle la boca a Camila. Mordió su labio inferior, Camila sonaba tan cansada y se veía también. Dejó caer su cuerpo sobre el de su mami.

—No hemos terminado, Camila.

conejitaWhere stories live. Discover now