siete

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La pequeña Camila estaba realmente aburrida. Los días se hacían tan largos y lentos cuando no se encontraba su amada mami. Dió un largo suspiro, estar sola en casa tanto tiempo, la hacía sentir algo triste y desanimada.

Aunque estuviese sola en casa. No podía romper reglas, en especial el no tocarse cuando Lauren no está. Si se tocaba la iba a castigar.

Rápidamente, una idea vino a la cabeza de Camila. Casi como si fuese por arte de magia.

Tomó su celular entre sus delicadas manos para comenzar a escribirle un mensaje a Lauren.

. . .

Te extraño—

¿Por qué no has regresado?—

Laur:

—Hola, pequeña

—¿Cómo estás?

¿Por qué no has regresado?—

Laur:

—Cosas del trabajo, bebé


—Te extraño, pequeña, te he extrañado mucho... Quisiera verte ahora mismo

¿Quieres hacer vídeo chat, mami?—

Laur:

—Claro que sí, conejita 

. . .

Camila tenía un pequeño plan. Quizás tendría un castigo cuando volviera Lauren. Unos minutos antes del vídeo chat. Camila se alistó rápidamente.

Se colocó una falda lo suficientemente corta para dejar ver demás. Una camiseta corta que dejaba ver parte de su abdomen. Unas medias largas, llegando por encima de la rodilla. Y por último, haciendo renombre al apodo que le puso su mami, unas orejas de conejita.

. . .


«...Llamada entrante...»
...Conectando...

—¡H-hola, Laur!

—Hola, be...

La major estaba casi babeando enfrente de la pantalla. No pudo terminar aquel típico saludo por distraerse en lo hermosa que estaba su conejita.

Camila, sin esperar mucho. Rápidamente le dió la espalda a la cámara, mostrándole su enorme culo. Perfectamente podía mirar que la falda se levantaba un poco, dejando ver parte de su coño.

—No te atrevas Camila.

Lauren estaba mordiendo sus labios, a tal punto de casi romperlos. Era bastante obvio que Camila tendría un castigo cuando volviera. Por ahora solo deseaba mirar lo que pensaba hacer su pequeña puta.

La menor abrió un poco más las piernas y levantó más su falda. Dejando ver por completo su coño.

—Camila, ¿Qué carajos vas a hacer?

—Te extraño mucho. Solo quería demostrártelo.

Camila tomó un pequeño dildo. Se levantó un poco y lo colocó justo abajo de su coño. Presionando la punta contra su entrada, lentamente se sentó en él. La mayor pudo mirar a la perfección como entraba el pequeño dildo dentro del coño de Camila.

—¡Mm-mh! ¡A-ah!

—Ya verás cuando vuelva, Camila.

—Aaahm, ven y c-castigame. 

—Detente.

Comenzó a moverse más duro. Subiendo y bajando sobre el dildo.

—Mañana mismo voy para allá.

conejitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora