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Poche POV

Tenía exactamente dieciséis semanas, o sea cuatro meses y días cuando ocurrió lo que todos esperábamos ¡Él bebe se movió!

Estábamos con Mi papá en su casa, sentados en la sala de estar. Ese día había un partido de fútbol Americano y creo que era bastante importante así que mi padre había invitado a Sebas y Paisa a casa para que lo vieramos todos juntos. Además Calle había seguido experimentando con la cocina y había hecho un montón de cosas para comer. Acabamos con ellas entre Sebas y yo.

En el sillón grande estaba papá, que no despegaba la vista de la televisión. Calle estaba a su lado sin perder la vista de la pelota y me tenía apoyada contra él mientras acariciaba mi ya no plano estómago distraídamente. Sebas estaba sentado en el piso comiendo papas fritas con una salsa extraña inventada con Calle (cuando le preguntamos que tenía solo dijo "la hace especial la magia del romero") con los ojos abiertos como platos y lanzando protestas cada vez que su equipo perdía el balón y Paisa estaba sentado silenciosamente en un sillón individual mirando con calma aparentemente, pero movía su pie izquierdo cada cierto tiempo.

No voy a mentir, estaba aburrida. Solo entendía basquetbol y ahora solo veía como los enormes tipos se tecleaban y corrían con el balón en forma de la cabeza de Arnold*.

- Princesa, si quieres dormir podemos irnos – dijo mi novia mientras besaba mi cabeza. Esta semana vivíamos donde los Calle *

- No amor, solo no entiendo el futbol americano, pero estoy bien – dije dándole un leve beso en los labios. Y era la pura verdad. Me encantaba ver a Calle con papá y saber que éramos una familia, además era gracioso verlos tan concentrados.

- Bien. Es bueno que nuestro bebe se acostumbre – dijo Calle con una enorme sonrisa – Tendrá que ver todos los partidos conmigo.

Solo reí y negué con la cabeza. Últimamente todo lo que Calle  planeaba era con el bebe. Si quería ir a un concierto después del nacimiento se ponía a buscar una polera de la banda en la talla de bebés. Ya tenía una de su equipo de baseball, de basketball y de varias bandas musicales.

- ¿Y si es una niña? –le pregunte, aunque ya sabía su respuesta.

- ¡Poche ! No deberías ser machista. No porque mi princesita sea niña no le puede gustar el deporte – Se inclinó y besó mi pequeña panza. Noté como Papá la miraba de reojo, pero no pude descifrar su mirada – Sea niño o niña haremos muchas cosas juntos.

En ese momento sentí un movimiento dentro de mí, como si fuera un retortijón pero sin dolor, fue una sensación extraña. Calle me miró perplejo preguntándome con la mirada y sus ojos avellana  brillando resplandecientes. Le había preguntado a Riley que era esas cosas que sentía y me dijo que era el bebe moviéndose pero era demasiado leve. Cuando estuviera un poquitín más grande las sentiría mejor y las podrían sentir los demás al tocarme. Calle  había estado ansiosa.

- ¿Se...se...? – dijo.

- Sí – dije con voz ahogada comprendiendo lo que había ocurrido. Habíamos sentido por primera vez a nuestro bebe.

Calle  me abrazo y me beso la frente. No me había dado cuenta de las lágrimas que escurrían libres por mis mejillas.

- ¿Qué pasa? – preguntó mi papá preocupado. Después de que yo hubiera estado dos semanas recluida a una cama y él solo pudiera verme un rato por las noches ya que estaba donde los Calles , se comportaba más preocupado y atento conmigo.

Calle me miro con su sonrisa ladina y con los ojos brillantes de emoción. Se volteo y casi gritó:

- ¡El bebe se movió!

Sebas  y Paisa  se voltearon por primera vez hacia nosotros y nos miraron con una sonrisa mientras papá reía.

- Ya era hora que mi nieto hiciera presencia.

Pero a pesar de que Sebas , Paisa  y mi papá colocaron las manos en mi panza y le hablaron al bebe, este decidió no moverse más.

Ni siquiera cuando al otro día fuimos a casa de Calle  y ella  le contó a sus padres que se pasaron una hora con las manos en mi vientre esperando un movimiento.

Estábamos acostados frente a frente. Calle  me miraba con una tenue sonrisa dibujada en su rostro.

- ¿Qué? – me ponía nerviosa que me mirara tan fijamente. Suspiró y su sonrisa incrementó - ¡Dime!

- Nada amor – besó mis labios rápidamente y siguió sonriendo. Tras una pausa añadió – Fue...no sé, nunca había sentido esto.

Me comencé a poner nerviosa, pero su mirada no me decía que fuera algo malo.

- ¿Qué...qué cosa? – dije asustada

- Amar a alguien...que aún no vez – colocó una mano sobre mi vientre y lo acarició dulcemente – A la vez me asusta, por que no sé, es tan raro – rió – ni siquiera sé como explicarlo.

- No es necesario...te entiendo – le dije comprendiendo lo que me decía.

-Poche ...tú lo tienes dentro de ti, es obvio que lo notas...pero yo estoy fuera y es complicado. Dicen que las mujeres nacen con el instinto maternal. Yo no lo tengo y es raro. Tu lo puedes sentir...yo en cambio lo amo, y no puedo sentirlo ni nada, siento que si ahora...no sé, le pasara algo malo, no...no podría seguir.

Calle  bajo la mirada y yo solo pude acariciar sus cabellos. No podía decirle nada, claro que no la entendía, yo tenía a nuestro hijo dentro y ahora que sentía como se movía lo amaba más. Es raro amar a alguien a quien no conoces, pero cuando se movió se volvió todo más real, él estaba ahí, vivo y era una pequeña parte de nosotras. También pude sentir el miedo de Calle . Sé que no es fácil ser madre, menos a los diecisiete años...pero nuestra pequeña cosita esta viva y es nuestra y ya no me puedo imaginar un futuro sin él o ella.

- Tranquila mi amor, nuestro bebe está bien y seguro dentro de mi panzota – añadí con una sonrisa mientras besaba su frente. Calle  me miro y sonrió y en ese mismo instante nuestro bebe se volvió a mover. Ambas nos miramos emocionados y reímos.

- Creo que nuestro pequeño o pequeña es tímido, solo se mueve con nosotras – dijo mi novia. Me removí y me pegué mas a ella , mientras Calle  me abrazaba. Suspiré y cerré mis ojos para dormir.

¿Embarazada? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora