DEBE DE SER AMOR. 『NEJITEN』

03, pt. 3

Debía de ser la profundidad de la noche que hacía a las personas más vulnerables, mucho más sinceras. Sólo podía ser la oscuridad de la noche la que hacía que las máscaras de las personas se cayeran y mostraran su verdadero ser, que contaran lo que más les dolía o lo que más les hacía feliz, que hablaran sin miedo al menos por esas horas.

Neji estaba sentado todavía en el sofá de la sala de estar en su departamento con la compañía de la mejor amiga de su prima. Si tiempo atrás le hubieran dicho que terminaría contándole sus penas de amor a una persona que no era en lo más mínimo cercana a él, no lo creería. Él siempre había sido reservado con su vida personal, a veces ni siquiera su padre o su prima Hinata, quienes eran los más allegados a él, sabían con totalidad lo que le ocurría. Pero ahí estaba, dispuesto a contarle su historia de desamor a Tenten, una historia que Hizashi y Hinata ya conocían, después de todo, ellos habían sido las personas que le habían ayudado a Neji a mantenerse como una persona decente, aunque a veces sentía que les fallaba al seguir teniendo encuentros furtivos con Shion, su ex novia.

—Yo conocí a Shion a los dieciséis años —comenzó a relatar Neji. Tenten puso toda su atención en él.— Al principio ella compartía los mismos sueños que yo y por eso me entendía, yo sentía que ella me comprendía como ninguna otra persona lo hacía, ni siquiera creía que mi padre fuera capaz de hacerlo como ella lo hacía. Shion siempre era amable conmigo, era muy protectora también y a mí me gustaba que siempre me considerara en todos sus planes, que enganchara su brazo con el mío y me pidiera que la acompañara a todos los sitios a los que iba y en los que yo podía ir.

Tenten recargó su cabeza en el respaldo del sillón sin apartar su vista del rostro de Neji. Parecía enfocado en recordar su pasado, quizás lo más importante, pero aparte de eso, nada más.

—Yo amaba su cabello rubio y los rizos que se hacía todas las mañanas porque eso significaba que se levantaba muy temprano antes de que comenzaran las clases sólo para verse bonita, aunque la verdad era que ni le hacía falta. Shion era todo lo que yo podía ver y fue ahí cuando me di cuenta de que me había enamorado de ella. Yo comencé a comportarme extraño cuando reconocí mis propios sentimientos porque sólo éramos los mejores amigos y si ella no sentía lo mismo que yo entonces nuestra amistad se arruinaría por mi culpa. Al pasar unas semanas, Shion fue hasta donde estaba yo y me pidió que habláramos, cuando ella estuvo frente a mí comenzó a llorar y pensé que algo le había sucedido, así que cuando le pregunté que era lo que le ocurría, me dijo que me extrañaba mucho y que no entendía por qué yo me estaba portando distante con ella, no pude decirle nada, para eso tenía que inventarme una excusa antes, pero ella fue más rápida que yo y me confesó que estaba enamorada de mí. No sabes... Sentí que había tenido una victoria.

Tenten asintió aún con el estupor que sentía al escuchar a Neji expresarse de esa manera. Era como si de alguna manera hiciera retroceder el tiempo con sus palabras y Tenten pudiera observar de manera muy vívida lo que Neji le contaba. Lo imaginaba a unos años de convertirse en un hombre, completamente enamorado de una chica, con la cual él seguramente soñaba con compartir su vida futura. Seguro él deseaba que su mejor amiga se convirtiera en su mujer.

Neji pasó su pulgar por el dorso de la mano de Tenten en suaves caricias, sin soltar su mano.

—Al poco tiempo yo le pedí a Shion que fuera mi novia y ella aceptó, transcurrió el tiempo y cuando nos dimos cuenta ya teníamos cuatro años de noviazgo. Las cosas comenzaron a cambiar después de un rato, Shion dejó de ser la amiga adorable que era para convertirse en una persona que desconocía completamente; todo lo que yo hacía le parecía malo, siempre que teníamos una pelea era yo quien tenía que arreglar las cosas porque ella nunca lo hacía, comenzó a querer controlarme con sus chantajes y alguna vez llegó a insultar a mi prima Hinata por sus celos irracionales. Sin embargo me hice el ciego todo ese tiempo, incluso si me enojaba, el coraje me duraba muy poco. Era como tener una venda en los ojos que nadie podía desamarrar hasta que descubrí aquellos mensajes en su celular.