14.

599 63 38
                                    

No hay peor engaño, que el que uno trata de jugarse así mismo, así que, ¿por qué siquiera lo había intentado?

Pensando que las respuestas a las preguntas que se había hecho antes de dormir y al abrir los ojos por la mañana, cuando apenas sus ojos comenzaron a adaptarse a la luz solar, eran contrarias a lo que habría esperado.

Había entrado en negación, engañándose a ella misma, cuando no debía, porque ni el agua era más clara que su situación. Sólo debía de ser una cosa. Una sola.

Cuando se dio un momento, un respiro y lo meditó en la ducha, quiso comprenderlo, y no porque fuera demasiado tonta para hacerlo, sino porque, realmente quería aceptarlo.

Y después, cuando salió de casa más temprano de lo que había estimado, comenzó a identificar nuevamente lo que sentía hacia esa figura masculina de asombrosos ojos dignos de compararse con la luna, y se rehusó a seguir siendo siendo su propia tonta, preguntándose por qué piensa tanto en él incluso cuando no están juntos.

Todas esas sonrisas bobas que se le escapaban cuando estaba con Neji y de las cuales sólo se daba cuenta hasta que le dolían las mejillas. Las risas sin motivos. El nerviosismo que le entraba en esos viernes cuando se encontraban, hasta que ocurrió el accidente, y los que le dieron, inclusive cuando antes esta cuestión era impensable. El sentirse tan cómoda y ligera en su compañía.

Sólo había una respuesta, una sola.

El carrillo de compras del supermercado topó bruscamente con un estante de pelotas de plástico y casi regresó a la castaña hacia atrás haciendo estruendo que la sacó de su interminable análisis. Murmuró para sí, haciendo que la gente la mirara como si estuviera loca, hablando sola:

—Debe de ser amor.

Tratar de hacer las cosas con una sola mano era complicado, ¿por qué había pensado que sería fácil? ¿Pan comido? Ni en sus sueños

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Tratar de hacer las cosas con una sola mano era complicado, ¿por qué había pensado que sería fácil? ¿Pan comido? Ni en sus sueños.

Neji se dejó caer en el sofá, dejando que su cuerpo se hundiera entre los cómodos cojines, sin importarle lastimar su brazo porque ya lo había hecho cuando se quitó la ropa para darse un baño.

Suspiró cansino, jamás habría pensado que un brazo roto lo desanimaría tanto, se sentía tan tonto, que se rió con amargura, pero aún sin ánimos, sus tripas volvieron a delatarlo. La comida del Hospital era tan insulsa, que hasta asco le había dado.

Estaba bien estar... ¿Triste? Pensó, dudoso. Pero no era para morirse de hambre.

Neji decidió comer la comida que Hinata le había preparado antes de irse, seguramente seguía caliente y sino, podría calentarla en el microondas. En la repisa, estaba un pequeño pastel de bienvenida que Hanabi le había comprado, como si hubiese estado un año encerrado en esas cuatro blancas paredes, y se veía tan lindo pero tan apetecible, que hasta pena le daba pensar que iría a su estómago tarde o temprano.

DEBE DE SER AMOR. 『NEJITEN』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora