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Tenten logró despertarse con los rayos del sol por la mañana pues ya habían alcanzado a iluminar el sofá completo y gran parte de la habitación. Sus ojos café trataron de adaptarse a la luz y cuando lo consiguieron observó el sitio con detenimiento, sentándose sobre el sofá.

Fueron pocos los segundos en los que no supo ni de su propia existencia, hasta que recordó todo lo que le había sucedido. Se sintió desprotegida y decepcionada, dándose cuenta de que el único refugio para su corazón roto era dormir. Al menos por esas horas no sabría de nada ni de nadie, porque de ahí en fuera, cada que estuviera despierta sería una tortura.

Bufó, sabiendo que la razón de estar en el departamento de Neji era su ruptura con ese chico cuyo nombre le dolía siquiera pensar. En la madrugada se había sentido segura de contar como su historia de amor se había convertido en una de desamor, pronunciando su nombre como si en esos momentos no le pareciera una maldición. Pero por la mañana, cualquier rastro de valentía se había esfumado.

Su mente proyectó el momento que había tenido con el Hyuga después de unos segundos. Los dos se habían contado sus penas tan tranquilos y se habían acercado el uno al otro como si se conocieran de años. A Tenten nunca le había pasado algo así con alguien y mucho menos a Neji. Era algo que tal vez no sucedía dos veces en la vida, tan inesperado y ahora real, sintiéndose en confianza con un extraño.

A su lado estaba él, su cabeza atorada en el medio de dos grandes cojines, su largo cabello castaño enmarañado cubriéndole la mitad del rostro. Tenten dejó de darle la espalda y sus labios dibujaron una sonrisa al verlo de esa manera impensable. Cuando menos lo imaginó ya estaba su mano a la altura de su cara apartando su cabello de ella inútilmente, pues por la posición regresaba a donde mismo. Neji sintió las hebras de su cabello hacerle cosquillas en los labios y en la nariz, y se despertó de inmediato, encontrando a una Tenten risueña a unos centímetros de él.

La chica se rió como una niña traviesa al verlo abrir sus ojos, aún adormilado. Puso sus manos en sus rodillas y se apoyó sobre sus pantorrillas, al lado de Neji.

—Buenos días, Neji —lo saludó Tenten con la voz rasposa por las horas de sueño. El castaño sonrió al escucharla.

—Buenos días, Tenten —Neji se enderezó sobre el sofá y estiró sus brazos hacia el frente. Cuando se levantó hizo otro estiramiento que provocó que su espalda tronara.

El sueño los había atacado de improvisto que ninguno se había preocupado por buscarse una cama. Tal vez para Neji había sido incómodo dormir en esa posición durante varias horas, pero no le había dicho nada a Tenten y hasta le había ofrecido su regazo como almohada. Tenten amplió su sonrisa, pensaba que Neji era una persona grandiosa, sin lugar a dudas y como pocas. Se sintió profundamente agradecida con él pero expresarlo con palabras no era suficiente.

¿Alguien más habría hecho, lo que Neji hizo por ella? No había manera de saberlo.

—¿Dormiste bien? —quiso saber Neji.

—Sí —respondió Tenten, levantándose también del sillón.— No me desperté en toda la madrugada hasta hace rato.

Neji asintió con satisfacción. Le daba gusto escuchar aquello porque cuando él lograba dormir usualmente no despertaba hasta que escuchaba la alarma para ir a la Constructora e iniciar con su jornada de trabajo, a veces para ir a clases cuando tenía que presentarse. Por lo que si Tenten hubiese necesitado que él la arrullara para volver a dormir, no habría podido hacerlo a menos de que ella lo despertara, cosa que no había ocurrido.

—¿Tú dormiste bien?

Estaría mintiendo si dijera que no, aunque en ese momento la espalda le dolía un poco y sentía las piernas un tanto entumecidas. Lo único relevante ahí, al menos para Neji, era que Tenten había logrado conciliar su sueño, y de hecho, él también lo había conseguido aunque no en la comodidad de su cama.

DEBE DE SER AMOR. 『NEJITEN』Where stories live. Discover now